Infraestructura, clave para las ciudades del futuro

En las próximas décadas las obras básicas deberán responder a las crecientes demandas de urbanización por efecto de migraciones y la presión por la escasez de recursos además de consideraciones ambientales. Además, la confluencia de varios factores transformará a la industria de la construcción al punto de que ya no será más como la conocemos ahora.

7 agosto, 2017

El agua va a ser un producto primario cada vez más más valioso en las próximas décadas: cambiará la forma en que se la consuma, se la administre y defina. El crecimiento de la población y la urbanización, la mala administración del recurso y el cambio climático, todo eso junto está ejerciendo cada vez más presión sobre los recursos hídricos.
Según una investigación de BMI sobre cambio de percepción del agua, en el futuro se tomarán una serie de medidas.

Más inversión en administración

Proceso íntimamente relacionado con el desarrollo de ciudades inteligentes e incluirá mediciones, tratamiento y mayor eficiencia en el consumo.También será fundamental optimizar el uso del agua en la industria, la agricultura y la minería. 
Los avances tecnológicos para mejorar la distribución y la eficiencia del agua van a ser esenciales en esas actividades, por ejemplo, la irrigación o la desalinización alimentadas por energía solar. Se incrementará la presión política para reducir el consumo de agua en las industrias y promover, por ejemplo, procesos secos para la minería. La desalinización del agua se difundirá por el mundo. Proyectos de este tipo, de muy alto costo, se desarrollarán globalmente creando oportunidades para compañías con tecnología de desalinización.
China ya está expandiendo su capacidad de desalinización con proyectos multimillonarios; sin embargo, el mayor desafío será para los mercados emergentes pobres, que probablemente deberán recurrir a sociedades público privadas para financiar esos proyectos en el sector hídrico. 
El precio del agua también deberá subir para cubrir la inversión requerida y la mayor demanda. El agua suele ser considerada un derecho público y como resultado es de bajo costo y está muy regulada, pero a medida que crezca la demanda y se reduzca la oferta, comenzará a verse como un producto primario A medida que aumenta la escasez, aumentarán también las disputas políticas sobre agua. Ya hay choques entre Etiopía, Sudán y Egipto sobre derechos acuíferos en la cuenca del Nilo que preludian lo que se viene. Los puntos clave incluyen Asia Central, en particular entre Uzbekistán, Kyrgyzstán y Tajikistán, el Delta Mekong y el Amazonas. Irán ya sufre crisis de agua por mal manejo de sus recursos y muchos países en el Ãfrica subsahariana dependen de la importación de agua para satisfacer la demanda.

Megaproyectos para adaptación al clima

Varios de los más grandes y costosos proyectos de infraestructura a desarrollarse en las próximas décadas tendrán como objetivo la adaptación al clima, para prevenir inundaciones, por ejemplo. El mayor desafío será financiar y desarrollar proyectos de este tipo en mercados emergentes donde, por su alto costo, serán prohibitivos.Hay muchas ciudades en mercados emergentes que corren riesgos. Allí hay millones de personas y millones de activos en peligro por posibles desastres climáticos. Con seguridad, según el estudio, las ciudades más contaminadas serán los objetivos de estos megaproyectos. 
Un ejemplo de esto es el Green Climate Fund, un fondo con sede en Naciones Unidas cuyo fin es ayudar a los países en desarrollo a prepararse para el cambio climático y que ya tiene prometidos desde noviembre 2014, US$ 9.300 millones por una serie de mercados desarrollados que incluyen Japón, Estados Unidos y Gran Bretaña.

Construcción sustentable

El desarrollo de edificios residenciales y no residenciales será realizado cada vez más con miras a la sustentabilidad. La integración de tecnología para hacer los edificios más inteligentes, más ecológicos y más eficientes en cuanto a consumo de energía será la norma en las próximas décadas. El número de edificios certificados con la calificación LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) aumentó notablemente y los grandes desarrollos en áreas urbanas de mercados desarrollados se están diseñando con esas metas en mente. 
Los mercados emergentes serán la próxima etapa en esta tendencia. El costo adicional asociado a la construcción verde es prohibitivo en muchos mercados; sin embargo paulatinamente se irá haciendo más viable a medida que se difunda su aplicación. Habrá incentivos impositivos y regulaciones para motivar la construcción verde. 
Según un informe del Green Building Council de Estados Unidos y Booz & Co, el gasto en construcción verde en Estados Unidos se estima que aumentará 15,1% interanual entre 2015 y 2018 para llegar a US$ 224.000 millones. Si bien Estados Unidos es el líder global en términos de construcción verde de edificios LEED por metro cuadrado, el estudio calcula que habrá gran crecimiento en Oriente Medio y Asia en las próximas décadas, donde hay en proyecto una gran cantidad de desarrollos inmobiliarios planificados a causa de la gran exposición de las zonas a desastres provocados por el cambio climático. 
Las soluciones habitacionales urbanas tendrán gran demanda para 2050. Si bien una de las grandes consideraciones será la construcción de edificios ecológicos, la presión será cada vez más grande por aumentar la urbanización debido al crecimiento de la población urbana. Esos temas impactarán en la planificacion urbanística y promoverán avances y nuevos modelos habitacionales. En áreas urbanas la tendencia a las micro viviendas será cada vez más marcada. 
En mercados emergentes, esto se verá, en gran medida, apoyado por planes habitacionales subsidiados por los Gobiernos y los grandes desarrollos estatales llevarán la delantera en viviendas compactas y ecológicas. En los mercados desarrollados, crecerá la presión por regulaciones a medida que crezca la demanda de espacio. Especialmente en los mercados desarrollados la vivienda sustentable será cada vez más popular, se exigirá siempre menos contaminación porque el problema del cambio climático será más grave para las poblaciones, pero también para reducir los costos operativos de la vivienda.

Tecnologías en evolución

El estudio anticipa que los métodos de construcción evolucionarán considerablemente en las próximas décadas a medida que los avances tecnológicos se vayan integrando. La automatización será una tendencia clave en la industria tanto en materiales como en procesos de construcción. La impresión en 3D tendrá gran impacto en el sector construcción, especialmente en materiales y diseño. 
Los desarrollos ya se están viendo en viviendas y los avances de la tecnología se irán integrando a las tendencias habitacionales mencionadas antes. En los Países Bajos se está construyendo un puente con acero hecho con impresión 3D. La robótica y la automatización se usarán cada vez más en el proceso de construcción. Los desarrollos están teniendo lugar en áreas que actualmente están a cargo de obreros humanos, en particular hay una serie de robots que colocan ladrillos que está en las primeras etapas de desarrollo.

Energía distribuida

Para las próximas décadas también se calcula la expansión sostenida de Distributed Energy Solutions (DES), a medida que el sistema de red centralizada se vaya fragmentando debido a la mayor adopción de capacidad de generación fuera de red y en pequeña escala. Entre los agentes de cambio están las energías renovables baratas ?que incluyen pantallas solares de techo? la posibilidad de almacenar energía en baterías y la creciente demanda de patrones más flexibles de consumo energético. 
Para 2050 los servicios públicos que sigan operando un modelo de negocios basado en generación tradicional de energía centralizada tendrán grandes dificultades y pérdida de ganancias. El mercado de la energía será ferozmente competitivo. 
Ãntimamente relacionado con esto está la proliferación de Internet de las Cosas (IoT). Fuera del sector energético, la IoT se convertirá en algo central para los equipos en la construcción y el sector maquinaria donde la recolección de datos y las eficiencias resultantes son cada vez más una exigencia de los usuarios. 
La infraestructura del transporte incorporará más tecnología avanzada al diseño y operación. Esto alterará el paisaje de los actores en infraestructura porque se les sumarán las empresas de tecnología. El transporte será visto no como un conjunto de activos duros sino como un servicio con tecnología que se provee a los consumidores para mejorar la eficiencia y la integración de las redes, especialmente en áreas urbanas. Eso demandará una gran porción de la inversión. 
Disponer de información e integrarla será una meta clave para quienes planifican la movilización de los ciudadanos y buscan la forma más eficiente de llevarlos de un lugar a otro. La meta será brindar a la gente toda la información necesaria para decidir la manera más eficiente de viajar, permitiendo mejor flujo de movimiento, menos embotellamientos y más productividad. 
Fundamental será la recopilación de información usando tecnología GPS y apps para integrar mejor las opciones de transporte y brindar a los usuarios la información necesaria. Otro tema a considerar será el pago de estos servicios. Habrá más redes de transporte que adopten tecnología de comunicación para pagos, como el Apple Pay, que permite a los pasajeros usar todo tipo de transporte, colectivo, tren, subte, con un solo método de pago.

Todo confluye en la Ciudad Inteligente

Todos estos temas tratados más arriba confluirán para formar una Ciudad Inteligente, que como iniciativa combinada forma otra de las grandes megatendencias. 
Actualmente la definición de una Ciudad Inteligente es muy laxa, varía según el mercado sea desarrollado o emergente y hasta dentro de los mismos países. En suma, es la idea de una ciudad conectada y que cubre todas las áreas desde transporte, servicio públicosy vivienda, gobierno y educación, salud y tecnología. 
Las Ciudades Inteligentes orientarán gran parte de la inversión en infraestructura urbana y plantearán la importancia de la planificación de la ciudad y la vigilancia del gobierno, especialmente en mercados emergentes. Allí, la escala del trabajo para desarrollar ciudades inteligentes es inmensa pero igualmente brinda una oportunidad para saltar etapas. Crear redes energéticas desde cero es una gran oportunidad para integrar nuevas tecnologías inteligentes. India anunció en 2014 un plan de crear 100 ciudades inteligentes. Esto muestra la escala de inversión y planificación necesarias para desarrollar Ciudades Inteligentes. Para lograr esas metas serán necesarias muchas mejoras y enormes sumas de capital. Seguramente el apoyo del sector privado será crucial para ir adelante.

Ciudad inteligente en India

Los requisitos indispensables son: provisión adecuada de agua potable. Provisión segura de energía eléctrica. Provisión universal de obras sanitarias, vivienda, especialmente para los pobres. Sólida conectividad y digitalización. Gobernanza, especialmente gobierno electrónico y participación ciudadana. Ambiente sustentable, seguridad de los ciudadanos, especialmente mujeres, niños y ancianos. Salud y educación. La creciente conectividad de la infraestructura mediante las iniciativas que introducen las ciudades inteligentes significará más exposición en materia de ciber seguridad. Los activos de infraestructura estratégica van a ser prioridad uno para la protección contra el cibercrimen. Esto, a su vez, supondrá grandes costos a los operadores de infraestructura. 
Si en los papeles el plan de India de convertir a 100 centros urbanos en ciudades inteligentes parece muy ambicioso, en la realidad lo es todavía más porque hay una serie de obstáculos en el camino de la iniciativa.
A principios de este año, el Gobierno sacó una lista de 20 centros a ser transformados en ciudades inteligentes. Invertirá US$ 7.500 millones en esos centros, la primera fase de un gran plan para llegar a las 100 en todo el país. 
Según un informe realizado por la consultora Deloitte, hace falta invertir más de US$ 150.000 millones para hacer realidad el proyecto en los próximos años y el sector privado deberá ser un importante contribuyente. Casi US$ 120.000 millones deberán provenir del sector privado.

 

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