La prudencia retorna al centro de la escena
La tecnología y la innovación habían matado, decían los profetas, al gran enemigo del progreso continuo: el ciclo económico. El imprudente tren del progreso constante e inexorable chocó al poco tiempo con la muralla infranqueable de la realidad, dejando en el acto cuantiosas ausencias definitivas, dramáticas heridas abiertas. Los profetas de la nueva economía perdieron su influencia con asombrosa velocidad siendo reemplazados por abogados y expertos en convocatoria de acreedores. Por más encierro dogmático que se postule, el crecimiento económico no es ineludible. Tampoco la forma en que se produce es estable. Por Gonzalo Berra
17 noviembre, 2012
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