Los tres factores que pueden transformar el éxito en fracaso

Lars Kolind sostiene que tamaño, esclerosis o éxito pasado pueden cegar a empresas maduras ante señales de futura decadencia. Muchas de esas compañías, afirma, “precisan reinventarse, más allá de sólo reaccionar más rápido”.

13 marzo, 2009

Recrear una estructura pasada de saz&oacute;n a menudo significa cambiar el modelo mental, la actitud ante clientes, proveedores y personal. En s&iacute;ntesis, adelantarse a los cambios, no quedarse a la zaga. <br />
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Kolind, en &ldquo;<em>The Second Cycle: Winning War Against Bureaucracy</em>&rdquo; (Wharton School Publishing), sostiene que revitalizar organizaciones maduras, p&uacute;blicas o privadas, implica sacar a luz potencial inexplotado. O sea, ser m&aacute;s relevante a ojos del mercado, promover crecimiento y generar mejores oportunidades laborales. Pero todo eso suele no aprovecharse por tres razones:<br />
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<strong>1- </strong>Esas estructuras tienden a creer que ya est&aacute;n haciendo lo mejor posible. Se comportan como si nada cuestionara sus ideas o pr&aacute;cticas fundamentales. Cuanto m&aacute;s exitosas han sido o parecen seguir siendo, m&aacute;s sordas se ponen.<br />
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<strong>2- </strong>Si eventualmente notan que tienen problemas o existen oportunidades de mejora, no act&uacute;an porque carecen de instrumentos para afrontar cambios, en especial si se apartan de lo conocido.<br />
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<strong>3-</strong> Este tipo de compa&ntilde;&iacute;as tiene larga experiencia en mejorar lo existente, pero les falta la capacidad de preguntarse si eso es lo apropiado en las nuevas circunstancias.<br />
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El management suele ser parte del problema, pues est&aacute; tan atado a los &eacute;xitos de la empresa que ha perdido la aptitud de mirar el conjunto desde afuera o tomar distancia. En particular, los ejecutivos superiores deber&iacute;an recordar todo el tiempo que su modelo mental no ha de anquilosarse, sino, por el contrario, orientarse al futuro.<br />
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<strong>En el fondo, es una esclerosis</strong><br />
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Existen entonces tres factores que exponen a las organizaciones maduras a la acci&oacute;n de un virus que las lleva al fracaso: tama&ntilde;o, edad &ndash;esclerosis&ndash; y &eacute;xitos pasados. En el proceso de crecimiento, surgen m&aacute;s y m&aacute;s estamentos gerenciales, m&aacute;s departamentos y m&aacute;s rigideces burocr&aacute;ticas. La rutina se hace norma, no la excepci&oacute;n. Si bien tienen &eacute;xito, esas entidades se tornan autocomplacientes, perezosas y hasta arrogantes. Por fin, olvidan necesidades y requerimientos del p&uacute;blico, fuente real de su prosperidad. Como ejemplo, basta citar a General Motors, Ford y su obsesi&oacute;n con los utilitarios deportivos. <br />
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En general, las empresas pasadas de saz&oacute;n no advierten su mutaci&oacute;n de exitosas a estancadas. No ven que su negocio central pasa de ser innovador a ser mera fuente de caja, que emplean para tomar otras firmas, a fin de consolidarse en lo que ya ven&iacute;an haciendo, o bien recomprar sus propias acciones. <br />
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Esta clase de compa&ntilde;&iacute;as suele ser v&iacute;ctima de sus propias actitudes:<br />
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&bull; Dejan de percibir cambios en los requerimientos del cliente.<br />
&bull; Sus canales de marketing, publicidad y ventas se tornan obsoletos.<br />
&bull; Se aferran a productos y conceptos s&oacute;lo porque encajan en modelos establecidos de negocios. <br />
&bull; Aprovechan su poder para presionar arbitrariamente a proveedores, intermediarios y trabajadores. <br />
&bull; Se centran cada vez m&aacute;s en bonificaciones y otros incentivos al management superior. Por lo mismo, prefieren ganancias de corto plazo y elevar dividendos a los accionistas. <br />
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En muchas empresas, ese proceso ha sido paralelo a la transici&oacute;n entre el ciclo industrial y el tecnol&oacute;gico, cuya plataforma exige una estructura social diferente, asociada al conocimiento. Este &ldquo;segundo ciclo&rdquo; &ndash;sostiene Kolind&ndash; plantea cambios organizacionales lentos, graduales, aunque no tanto como el paso de la primera a la segunda etapa industrial en el siglo XIX o a la tercera en el XX.<br />
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As&iacute; como las firmas industriales no fueron creadas por decreto, ni de arriba hacia abajo, la mutaci&oacute;n en estructuras innovadoras, basadas en el conocimiento &ndash;un proceso que no abarcar&aacute; todas las actividades econ&oacute;micas, claro&ndash;, debe provenir de las bases y de redes asociadas.

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