Mucho ruido y algunas nueces

El año que acaba de concluir no deparó grandes sorpresas en materia económica, a diferencia del escenario político, que fue prolífico en novedades de gran significación. Más allá de los debates que se desarrollaron en torno de la reactivación, de las reformas impositivas, de la necesidad de un ajuste fiscal, de los cambios introducidos en el régimen laboral, del incesante incremento del endeudamiento interno y externo y de las enormes dificultades para reducir, rápidamente, los altos índices de desempleo y de pobreza, las previsiones realizadas sobre finales de 1995 resultaron, en la mayoría de los casos, acertadas. En cambio, aunque la posibilidad del alejamiento de Domingo Cavallo estaba en los cálculos de casi todos los analistas, pocos vaticinaron el estallido de la guerra que en los últimos días del año tuvo como escenario las primeras planas de los diarios y las salas de los tribunales. Así y todo, el hecho más inesperado fue, posiblemente, que el reemplazo de Cavallo no terminara acompañado, como casi todos suponían, por un proceso de fuertes convulsiones en los mercados y por un cambio de tendencia en las principales variables de la economía. Aunque esto aventó los temores iniciales, cabe advertir que al mismo tiempo se observó otro proceso en el cual la imagen del gobierno alcanzó los valores más bajos desde la crisis previa al plan de Convertibilidad.

17 noviembre, 2012

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