Una nueva divisa de curso mundial

El Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, es terminante: “el sistema monetario internacional precisa reformas fundamentales. Aun sin ser causa directa de desequilibrios y la inestabilidad económica corriente, por cierto ha sido impotente para afrontarlos”.

23 enero, 2012

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<p>Por ende, se necesita una gama amplia de cambios, &ldquo;empezando con una inmediata expansi&oacute;n de los derechos generales de giro (DGG)&rdquo;, o sea los que puede emitir el FMI. En este plano, &ldquo;el grupo de los 20 ha de tomar la iniciativa&rdquo;. El economista trae a colaci&oacute;n a John Maynard Keynes y su <em>bancor</em> (1944), luego retomada por John Kenneth Gailbraith.<br />
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Pensado como n&uacute;cleo del sistema monetario internacional, los conservadores la torpedearon tras la muerte de Keynes en 1946. &ldquo;En lugar de esa soluci&oacute;n &ndash;apunta Stiglitz&ndash;, tenemos un sistema dominado por tenencias de d&oacute;lares d&eacute;biles. Eso tiene varias desventajas. La primera es crear aprensiones recesivas durante y despu&eacute;s de crisis financieras, porque hace recaer el peso de ajustar desequilibrios de pagos sobre econom&iacute;as deficitarias&rdquo;. <br />
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El segundo inconveniente son las tendencias que se generan, por el uso de una moneda local &ndash;el d&oacute;lar&ndash; en calidad de divisa global. &ldquo;Eso puede agudizar la volatilidad, resultado del creciente d&eacute;ficit corriente en Estados Unidos. Es verdad que estos desequilibrios se necesitan para crear suficiente liquidez mundial, pero tambi&eacute;n multiplican un endeudamiento excesivo, interno y externo. Entonces, si EE.UU. achicase sus rojos demasiado r&aacute;pido, se gestar&iacute;an deficiencias de oferta en la divisa de reserva&rdquo;. <br />
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Las reacciones a la inestabilidad financiera general crear&iacute;an el tercer problema, ligado a pa&iacute;ses en desarrollo que han amasado grandes reservas como &ldquo;autorreaseguro&rdquo; contra futuras crisis en cada balance de pagos. En verdad, esos montos los protegen en lapsos cr&iacute;ticos, pero tambi&eacute;n agravan los desequilibrios globales. <br />
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A fines de los a&ntilde;os 60 &ndash;se&ntilde;ala Stiglitz&ndash;, se estableci&oacute; una divisa mundial limitada, los derechos especiales de giro (DEG), asimismo emitidos por el FMI. La mayor operaci&oacute;n (DEG 250.000 millones) fue sugerida en abril de 2009 por el G-20 y era una respuesta adecuada al colapso del cr&eacute;dito privado, tras la crisis sist&eacute;mica occidental de 2007/9. Ayud&oacute; a aliviar sus efectos negativos en el crecimiento.</p>
<p><strong>M&aacute;s emisiones</strong><br />
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Ahora, del mismo modo, &ldquo;el papel universal de los DEG debiera incrementarse, v&iacute;a m&aacute;s emisiones y mayores funciones en el FMI. Por ejemplo, los derechos podr&iacute;an aplicarse cuando caen los flujos de capital privado o los precios de productos primarios. Igualmente, servir&iacute;an para apuntalar a econom&iacute;as cr&oacute;nicamente deficitarias en caso de emergencias ex&oacute;genas&rdquo;. <br />
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&ldquo;En t&eacute;rminos pr&aacute;cticos, el G-20 &ndash;propone Stiglitz&ndash; debe alentar al FMI a emitir significativos vol&uacute;menes de DEG en el curso del trienio 2011/13 hasta un valor de US$ 390.000 millones anuales. Esto implicar&iacute;a una cantidad de beneficios. Por ejemplo, reducir las aprensiones recesivas permitiendo a los bancos centrales canjear DEG por divisas tan fuertes como el euro o el d&oacute;lar. El recurso podr&aacute; emplearse para financiar importaciones, entre otros&rdquo;. <br />
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Este mayo, novedades acaecidas en la Eurozona ponen el tema monetario al rojo vivo. A principios de junio, Portugal tiene elecciones generales en un clima signado por un rescate de deuda soberana sumamente leonino para la econom&iacute;a lusitana. Para obtener &euro; 78.000 millones e impedir que el pa&iacute;s salga de la Eurozona, se rebajar&aacute;n salarios, jubilaciones y prestaciones sociales, se aumentar&aacute;n precios y se privatizar&aacute;n o malvender&aacute;n activos.<br />
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Pero, tambi&eacute;n en la primera semana de mayo, volvi&oacute; a primer plano otra crisis de deuda soberana, la de Grecia. El virtual agotamiento de un primer rescate (&euro; 110.000 millones) la pone al borde de abandonar el euro, sin m&aacute;s ni m&aacute;s. La comisi&oacute;n europea y el Eurogrupo (ministros financieros de la zona) chocan con el Banco Central Europeo. <br />
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Los primeros quieren concederle a Atenas un auxilio adicional de &euro; 60.000 millones, o sea 28.000 millones en 2012 y 32.000 millones en 2013. &ldquo;Un suicidio&rdquo; lo califican en la junta directiva del BCE. En tanto, gran parte de la dirigencia financiera alemana torna a mentar una partici&oacute;n del euro y algunos expertos de Basilea piensan en el <em>bancor</em>.</p>

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