“Los historiadores no somos profetas”

En marzo de 2001, cuando tenía 75 años, Félix Luna que ocupaba y ocupa sin discusión el sitial del historiador más popular del país, respondió a una entrevista de Mercado. El creador de la revista Todo es Historia aseguraba que en los últimos años los argentinos han aprendido a convivir.

20 mayo, 2010

<p>Respecto de la posibilidad de vislumbrar el futuro, se mostraba esc&eacute;ptico: &quot;Ser&iacute;a pedirles demasiado a los historiadores&quot;.</p>
<p><b><i>-&iquest;C&oacute;mo era ser historiador 30 a&ntilde;os atr&aacute;s, y c&oacute;mo es serlo ahora?</i></b></p>
<p><i>-</i>La base es la misma: la investigaci&oacute;n y la publicaci&oacute;n. Es posible que ahora, con la forma en que algunos hemos venido haciendo historia y con los 34 a&ntilde;os de existencia de la revista <i>Todo es Historia</i>, se haya modificado un poco el inter&eacute;s y el gusto del p&uacute;blico. Ahora ciertos historiadores, aunque no todos, son escritores conocidos: se los invita, se hacen conferencias, participan en mesas redondas, cosas que eran inimaginables hace 30 a&ntilde;os. Hoy la figura del historiador es mucho m&aacute;s popular.</p>
<p><b>-</b><b><i>&iquest;La revalorizaci&oacute;n de la historia se corresponde con el retorno de la democracia?</i></b></p>
<p><i>-</i>Bueno, ya antes, me parece, empez&oacute; esa revalorizaci&oacute;n. Porque precisamente han ocurrido cosas tan espantosas, y a la vez tan sorprendentes, que la gente ha querido buscar un poco en la historia la clave de lo que nos est&aacute; pasando. Con lo cual se revaloriza uno de sus papeles m&aacute;s importantes, que es explicar de d&oacute;nde venimos, por qu&eacute; somos como somos, por qu&eacute; nos pasa lo que nos pasa. No digo que estas preguntas tengan todas las respuestas en la historia, ni que todas las respuestas sean acertadas. Pero de todas maneras es un yacimiento al cual hay que acudir cada vez que uno quiere responder a ciertos interrogantes sobre el pa&iacute;s y sobre su destino.</p>
<p><b>-</b><b><i>Suele hablarse de la historia como herramienta necesaria para vislumbrar el futuro y para no cometer los mismos errores. En los &uacute;ltimos 30 a&ntilde;os, &iquest;cu&aacute;les fueron las expectativas que se fueron cayendo?</i></b></p>
<p><i>-</i>No soy muy creyente en esto de que la historia sirve para vislumbrar el futuro. Me parece que es pedirle demasiado al historiador, pedirle que se convierta casi en profeta; en consecuencia no podr&iacute;a decirle qu&eacute; expectativas se han ca&iacute;do, pero puedo decirle algunas que se han revitalizado: la fe en la democracia, por ejemplo. Esa es una consecuencia muy directa de la experiencia colectiva que demuestra que un gobierno militar que no representa a la opini&oacute;n p&uacute;blica siempre fracasa. Y que la democracia, con todas sus corruptelas, es un marco indispensable para cualquier emprendimiento trascendente. Eso es una verdad que no puede desconocerse y que fue mostrada por la historia. Lo mismo sucedi&oacute; con la violencia: aqu&iacute; tuvo vigencia como instrumento pol&iacute;tico para alcanzar el poder, y ha sido desestimada por la opini&oacute;n p&uacute;blica a la luz de una experiencia hist&oacute;rica.</p>
<p><b>-</b><b><i>La pregunta part&iacute;a de la observaci&oacute;n de un continuo desencanto. </i></b></p>
<p><i>-</i>En algunos aspectos s&iacute; y en otros no. Por ejemplo, los argentinos vivimos en una convivencia mucho m&aacute;s profunda y estable que la que se podr&iacute;a haber establecido hace 40 o 50 a&ntilde;os. En tiempos de Juan Per&oacute;n, la diferencia peronismo-antiperonismo era tremenda, tajante, brutal, insalvable. Hoy no, hoy se convive.</p>
<p><b>-</b><b><i>&iquest;Por qu&eacute; cree que en los &uacute;ltimos a&ntilde;os se publicaron tantas novelas hist&oacute;ricas?</i></b></p>
<p><i>-</i>Por lo pronto es un g&eacute;nero relativamente nuevo, aunque en el pa&iacute;s ya hubo: desde <i>La novia del hereje</i>, de Vicente Fidel L&oacute;pez, hasta las novelas de Manuel G&aacute;lvez. Pero lo que revelan ahora es el inter&eacute;s del p&uacute;blico por la historia. Es probable que los lectores crean que este tipo de libros los acercan a la historia de una manera m&aacute;s amena. Este tipo de novelas a veces es buena, y a veces es menos buena: todo est&aacute; en la seriedad con que pueda tratarse el tema. No me molestan, salvo cuando tuercen la historia misma.</p>
<p><b>-</b><b><i>&iquest;Y en qu&eacute; novelas se ve esto de torcer la historia?</i></b></p>
<p><i>-</i>No, eso no lo digo, porque es criticar a colegas; yo creo que el p&uacute;blico en eso se pronuncia y se pronuncia bien.</p>
<p><b>-</b><b><i>&iquest;Qu&eacute; novela hist&oacute;rica le ha gustado?</i></b></p>
<p><i>-</i>El libro de Ana Cabrera sobre Felicitas Guerrero, por ejemplo.</p>
<p><b>-</b><b><i>El libro y la revista, en todo caso la palabra escrita, &iquest;sigue siendo el mejor soporte para la historia?</i></b></p>
<p><i>-</i>Yo creo que s&iacute;. Tambi&eacute;n est&aacute; la palabra dicha, &iquest;no? Pero eso, usted sabe bien, es fugaz. La palabra escrita, el libro, queda, se consulta, se relee, se critica.</p>
<p><b>-</b><b><i>&iquest;C&oacute;mo eval&uacute;a el aporte de los programas sobre historia en televisi&oacute;n y en cable?</i></b></p>
<p><i>-</i>Como en el caso de la novela hist&oacute;rica, hay buenos y hay menos buenos. Yo fui pionero en eso, porque ya a fines de los '70 y principios de los '80 hice por lo menos en tres canales diversos programas de historia, en los que tratamos los temas m&aacute;s diversos. En Canal 11 hicimos un programa excelente sobre Lisandro de la Torre, uno sobre los negros en la Argentina, otro sobre c&oacute;mo se vivi&oacute; en el pa&iacute;s la Guerra Civil Espa&ntilde;ola. Y tuvieron buena aceptaci&oacute;n. Pero a m&iacute; ya me cansa ir a golpear las puertas de los gerentes de los canales para explicarles la posibilidad de hacer este tipo de cosas.</p>
<p><b>-</b><b><i>&iquest;C&oacute;mo evolucion&oacute; la ense&ntilde;anza de la historia en los &uacute;ltimos 30 a&ntilde;os? </i></b></p>
<p><i>-</i>Me parece que a&ntilde;o a a&ntilde;o se incorporan camadas de nuevos profesores, que est&aacute;n familiarizados con otras t&eacute;cnicas, con otra forma de la ense&ntilde;anza de la historia; hay medios t&eacute;cnicos para hacerlo, desde el video hasta las fotograf&iacute;as incluso… Debe ense&ntilde;arse mejor que hace 30 a&ntilde;os. Por lo menos las condiciones est&aacute;n dadas para que sea as&iacute;.</p>
<p><b>-</b><b><i>Es habitual escuchar la queja de que aprender historia es muy aburrido.</i></b></p>
<p><i>-</i>Y s&iacute;, porque a veces los profesores no tienen la pasi&oacute;n de la historia, no saben transmitirla, o a lo mejor no conocen bien los procesos hist&oacute;ricos.</p>
<p><b>-</b><b><i>&iquest;No cree que tiene que ver con el car&aacute;cter de intocables de determinados pr&oacute;ceres y versiones?</i></b></p>
<p><i>-</i>Puede ser. Pero ya ha terminado eso. Ya nadie es intocable. Si la historia se ense&ntilde;a mostrando que los pr&oacute;ceres, como dice usted, eran gente de carne y hueso… Esto lo hemos venido haciendo en la revista hace muchos a&ntilde;os, y no puede ser aburrido. &iquest;C&oacute;mo se puede hacer aburrida la historia? Si es la vida de la gente.</p>
<p><b>-</b><b><i>&iquest;C&oacute;mo se toma las cr&iacute;ticas?</i></b></p>
<p><i>-</i>Con absoluta im-pa-si-bi-li-dad. No me afectan para nada. Me afectaron algunas veces cuando era joven; era m&aacute;s susceptible. Despu&eacute;s me di cuenta de que si uno hace cosas p&uacute;blicas est&aacute; sometido a las cr&iacute;ticas p&uacute;blicas, a las inteligentes y a las est&uacute;pidas, a las bien intencionadas y a las malignas o mezquinas.</p>
<p><b>-</b><b><i>&iquest;Cu&aacute;les ser&aacute;n los rasgos salientes que la historia otorgar&aacute; a esta &eacute;poca, al principio de siglo en la Argentina?</i></b></p>
<p><i>-</i>No s&eacute;, por lo pronto dir&iacute;a que es muy confusa. No s&eacute; si tendr&aacute; rasgos definidos, sino un gran entrecruzamiento. Como dicen los correntinos, un gran <i>emboyer&eacute;</i>, que quiere decir l&iacute;o, embrollo, quilombo.</p>
<p><b>-</b><b><i>&iquest;Siente agobio frente a la inmensidad de la historia?</i></b></p>
<p><i>-</i>No, porque uno tampoco trata de manejar la inmensidad, sino las cosas que le interesan, las cosas parciales. No, no… Yo me siento muy feliz haciendo historia, es mi vocaci&oacute;n, vivo de eso, &iquest;qu&eacute; m&aacute;s puedo pedir?</p>
<p><b>-</b><b><i>&iquest;La historia la escriben los que ganan?</i></b></p>
<p><b><i>-</i></b></p>
<p>S&iacute;. Pero los que pierden dejan suficientes huellas como para que tambi&eacute;n se pueda escribir su historia.</p>

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