Mal augurio social para el año electoral que viene

La sensación que campea en la encuesta anual de CCR es que se viene una crisis en 2015, ante una insatisfactoria gestión gubernamental y ausencia de la oposición para afrontarla. Cada uno dependerá de su tijera.

1 agosto, 2014

El año próximo figura como “electoral” en el calendario político, pero tres de cada cuatro argentinos juzgan entre muy y bastante probable que nuestro país atraviese una crisis relacionada con la seguridad y la estabilidad.

 

Una de las conclusiones que se extraen de Pulso Social, elaborado todos los años por la consultora CCR, es que 77% de la gente cree entre muy y bastante probable que se desate una crisis en el país en 2015, y la percepción crece en los entrevistados del interior y para los adultos de 31 a 40 años, principalmente en el NSE alto.

 

Menos apocalípticos en la escala serían los de la franja de edad entre 51 a 70, el sexo masculino y los habitantes del área metropolitana de Buenos Aires.

 

Tal preocupación, según detecta CCR, genera una incertidumbre que limita el espacio interno para el placer y potencia la irritabilidad. Resumido en palabras del nivel socioeconómico medio, “uno no tiene tiempo para disfrutar porque está preocupado por el mañana”.

 

Elestudio del consumidor que realiza CCR desde el 2002, ante la necesidad de indagar el estado de ánimo poscrisis y seguir su evolución, apela a encuestas online efectuadas entre el 11 y 30 de abril, sobre 700 casos repartidos por mitades entre el área metropolitana de Buenos Aires y el interior, de los cuales 6% pertenecen a ABC1, 17% a C2, 31% a C3 y 46% a D1/D2. Los focus groups se armaron con hombres y mujeres de 18 a 45 años, de a 8 por grupo, que en total eran 10, y 2 horas por cada uno.

 

Ruptura, inestabilidad y desorden son las consecuencias temidas, lo mismo que el acrecentamiento de la inseguridad y el delito, donde se profundiza el desacuerdo entre el gobierno y la oposición.

 

El contexto en el que explotan estas variables está signado por la falta de crecimiento. Básicamente, la crisis de valores por falta de soluciones se expresa en mayor medida en la economía a partir de la incertidumbre sobre su marcha.

 

En lo político, es cada vez más notoria la carencia de representantes mientras en el plano social se siguen perdiendo valores, lo mismo la merma de los recursos que agudiza la crisis energética, situación que tiene a maltraer a los más jóvenes.

 

Sin embargo, la presunción de que se avecina una crisis a corto plazo varía de acuerdo al perfil: desde lo emocional, principalmente, al conectar con la crisis económica del 2001, a lo reactivo, pasando por la evaluación racional constante y comparativa, advierte el estudio cuali-cuantitativo, que se nutre también de información de auditoría, análisis de agenda de medios, de comunicación publicitaria, tendencias globales, etc, Pulso Social, en el módulo reservado al Humor Social.

 

Economía

 

Más de la mitad percibe de forma negativa la situación económica del país, que empeoró en un año 7 puntos y ya venía en tobogán desde 2011. El vector de la prospectiva apunta para más aún hacia abajo en esa proporción. A medida que pasa el tiempo, la visión optimista ha ido cediendo.

 

La percepción negativa sobre la situación económica actual del país (mala o muy mala) es mayor entre las mujeres, los adultos de 31 a 40 años y los de NSE Alto.

Sin embargo, la comparación económica personal es favorable respecto de la que se tiene para el país: menos de la mitad la ven regular y un cuarto declaran su mirada positiva.

 

También cambió respecto del año pasado: se incrementa la negativa y disminuye la positiva. Y son menos optimistas a futuro.

 

Con relación al año anterior, 18% la ven mejor y 50% mala y de cara al futuro, 21% mejor / 35% mala.

 

La mitad de entrevistados declara que su situación económica actual es regular, y de cada 4 que es mala o muy mala.

 

La percepción negativa (mala o muy mala) crece en los entrevistados de NSE Alto y comparativamente se sienten peor en el Interior que en el área metropolitana de Buenos Aires.

 

Apenas un 7% opina que el país está muy mal y, sin embargo, ellos se ven muy bien: son de NSE medio y del interior, más mujeres y mayores de 40.

 

Se fundamentan en que aumentaron sus ingresos o trabajan mucho, tienen un trabajo estable, cuidan los gastos. Muchos ganan en moneda extranjera. Y aducen que les va bien por una buena administración del dinero, por el tipo de trabajo y que hay varios ingresos en el hogar.

  

En la agenda que reflejan los medios destacan como preocupaciones la inseguridad, la devaluación y el paro docente.

 

Los jóvenes y el NSE bajo focaliza en drogas y narcotráfico.

 

En cuanto a la economía, resaltan la inflación, los salarios desactualizados, la quita de subsidios, el impuesto a las ganancias, la inestabilidad e incertidumbre. En el aspecto social, la educación, la violencia y la intolerancia y en lo personal, los hechos delictivos.

 

Asocian la inseguridad con la injusticia (corrupción, inequidad, impunidad), y la instalan como lo más preocupante seguida de lejos por temas económicos. La primera mención reúne 45%, la inflación 15, economía 8, educación 4, corrupción en política 5%, desocupación 5.

 

La economía se instala como una preocupación desplazando a la corrupción e ingresa al podio junto con la inseguridad y la inflación.

 

Política de Estado, inflación, ingresos y egresos, producción de bienes y servicios; economía en general; situación económica del país, políticas económicas y rumbo del país impactan en la economía hogareña.

 

Las dudas se remiten a cómo lograr el equilibrio entre el poder adquisitivo del salarios, su fijación en las paritarias, conjugada con la inflación/incremento de precios/ impuesto a las ganancias/quita de subsidios.

 

Los entrevistados arriesgan, en promedio, una inflación cercana al 50% para fin de año, basándose en los valores del pasado 2013

 

La percepción de inflación creciente y sostenida en el tiempo se profundiza en los NSE más bajos

 

La educación se explicita entre las preocupaciones, pero focalizada en el conflicto docente: se confronta el derecho a reclamar con el de los afectados por los reclamos. En este caso, la defensa del derecho de los trabajadores afecta los derechos individuales.

 

Aunque se pretende tener una mirada integradora y «justa», la evaluación está anclada en el perfil

 

En cuanto al empleo, ante un escenario de incertidumbre, conservarlo se percibe como una ganancia.

 

El estado de alerta que rige en el mundo laboral obedece a las bajas remuneraciones, acotada oferta de puestos. Minoritariamente a subsidios que se perciben como encubrimiento de desempleo e incremento de pobreza.

 

Las cuitas por desocupación y el desempleo provienen del NSE bajo y el interior del país (13% cada uno).

        

Gestión

 

La evaluación de la gestión de gobierno no aporta perspectivas de solución para lo que se viene. Continúa la imagen negativa para Cristina Kirchner y Daniel Scioli, mientras que Mauricio Macri ha mejorado

 

La Presidenta polariza entre un 79% que la tiene por muy mala y mala y el 10% que la juzga buena y muy buena. Los extremos del gobernador de la provincia de Buenos Aires, a su vez, son 77% negativa y 6% positiva, mientras que el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reparte entre 55% negativa y 16% positiva.

 

En lo que fue de 2013 a 2014, Cristina aumentó 3 puntos el mal concepto, sobre todo por la opinión de los jóvenes de 20 a 30 años y el NSE alto. A Scioli le sucedió algo parecido pero agregando los de 31-40, con lo cual subió 10 la mala performance, traccionado fundamentalmente por los respondentes del Gran Buenos Aires. Macri, en cambio, recuperó 10 puntos gracias a la opinión porteña, pero con la contra de los jóvenes de 20 a 30 y los adultos de 31 a 40 años.

 

La fortaleza de Scioli estuvo en los adultos mayores y la de Macri, en los de mejor posición económica.

 

De la primera mandataria, son apreciados los aspectos sociales de su gestión, en especial las acciones, luego la revalorización de lo nacional y el enfoque en nuestra industria.

 

Por ejemplo, La recuperación de YPF, la soberanía energética y la nacionalización hidrocarburos cuentan con 19% de valoración, con énfasis entre los de 31 a 40 años.

 

Asimismo, los de 51 a 70 (59%) elogian las acciones para promover la justicia, inclusión, igualdad social, ayuda y planes sociales, con preeminencia del NSE bajo. Los de alto nivel ponderan el pago al FMI y la política de reducción de la deuda externa

 

Entre los principales cuestionamientos está la corrupción (19%), sobre todo desde los adultos mayores. Luego viene la personalidad y estilo de conducción (17%), junto a las políticas económicas (16%), donde prevalecen los detractores del área metropolitana.

 

Los encuestados ven en Sergio Massa (20%) a quien mejor expresa a la oposición al gobierno nacional. En seguida viene Mauricio Macri (19%) y mucho más atrás Elisa Carrió y Hermes Binner (5%) o Julio Cobos (4%).

 

Ante la pregunta de a quién votaría, Massa gana 3 puntos a nivel nacional y aparece Scioli segundo, con 17 puntos. Macri queda tercero con 12 y Binner cuarto, un punto más abajo.

 

En la Ciudad de Buenos Aires, el preferido es el jefe de Gobierno, luego viene Scioli 11 puntos más abajo y tercero más lejos Massa.

 

De las respuestas surge que el frente Unen se define como salida no peronista, pero reaviva el temor a que se repitan fracasos de otras alianzas. La gente demanda una plataforma integral que convierta al Unen en una unidad.

 

El advenimiento del papa argentino exaltó la carencia de liderazgos políticos, al poseer Francisco las características de un dirigente ideal: un líder espiritual, con cierto «halo mágico».

 

A su vez, se ponderaron las medidas innovadoras que aplicó en la Iglesia, su carisma, el orgullo nacional “argento”, y el símbolo de unidad y poder que entraña, a diferencia de las figuras políticas.

 

Sólo se le cuestiona que su imagen esté siendo comercializada por parte de terceros.

 

A falta de liderazgos sobresalientes, la empatía adquiere mayor relevancia que la plataforma política en la opinión de los encuestados.

 

Al igual que otros años el ideal se construye sobre una personalidad con los atributos de liderazgo, honestidad y se profundiza el deseo de flexibilidad y conciliación. Los requisitos varían según el perfil y la visión del actual gobierno.

 

En tal sentido, se manifiestan de acuerdo con algunas de las políticas gubernamentales actuales, pero los puntos de desacuerdo se perciben como una muralla, por lo que el identikit de un Presidente ideal sería:

 

  • Planificador, estratega y consultor.
  • Adulto, con experiencia pero flexible, aggiornado. Con gestión.
  • Que continúe y mejore las políticas.
  • Sensible a conflictos sociales graves y ejecutando medidas al respecto.
  • Bajo perfil, sensible, tolerante, ético, confiable, sencillo, honesto, transparente
  • Joven = menor contaminación/ corrupción
  • Que tenga políticas de recambio
  • Coherencia política (alineación entre discurso y medidas)
  • Que conciba la igualdad social pero sin subsidios.

 

En cuanto a la plataforma de gobierno, esperan que resuelva el problema de la inseguridad, que aplique justicia social e igualdad de oportunidades a través de mejor distribución en políticas de salud y educación. Que favorezca la industria nacional para generar más empleo y que tenga una política inmigratoria restrictiva.

 

Las prioridades han cambiado de un tiempo a esta parte. En 2010 se esperaban planes de inversión para empresas extranjeras, alinearse con los países vecinos (Brasil, Chile), libertad de prensa, incremento de salarios a los docentes, médicos, policías y restructuración policial sin corrupción.

 

Hoy las premisas se desplazaron a controlar la inflación, a defender la ecología con energías alternativas y renovables e impulsar al acceso a la vivienda.

 

Tijera en casa propia

 

Pese al recorte de gastos y la multiplicación de estrategias para “tratar” de sostener el consumo, siete de cada 10 opinan que su poder adquisitivo se ha deteriorado en el último año, situación que se repite en los últimos seis años. Esa percepción se incrementa en los mayores de 51 y de NSE bajo.

 

La progresión indica que en 2008 46% acusaba pérdida, 53% en 2009, 56% en 2011, 67% en 2012, lo mismo en 2013 y 72% en abril de este año.

 

La reacción que manifiesta la gente en la encuesta es planificar el consumo a corto plazo. En principio, evitar compras impulsivas, economizar consumiendo (descuentos o financiaciones), resignar cotidianamente gastos con el objetivo de lograr consumos de placer: “Creo que voy a cuidar la economía todos los días y con eso voy a poder irme de vacaciones”, es la frase en boga.

 

De todos modos, 3 de cada 4 entrevistados declaran que no les sobra nada de dinero, no pueden ahorrar o incluso no les alcanza y estarían endeudándose. El 27% de los entrevistados usuarios de tarjetas de crédito no están pagando el total de sus gastos mensuales. Sólo al 24% le sobró dinero, cuando el año pasado había sido el 30%.

 

Baja el porcentaje de quienes «les quede algo» y se reorganiza su destino: Baja lo destinado a «consumo» y aumenta levemente el «esparcimiento». Se trata de preservar más el valor nominal creciendo las «inversiones» y disminuyendo la «liquidez»

 

El 63% de los adultos mayores (de 51 a 70 años) encara refacciones en el hogar y 30% de NSE alto compra dólares.

 

Mayoritariamente, el proyecto de la casa propia es utópico. Los créditos hipotecarios tienen demasiados requisitos como para poder acceder. Quienes tuvieron la posibilidad de adquirirla, están pagando las cuotas del crédito hipotecario.

 

La dificultad para obtener la casa propia redirigió la inversión hacia la renovación del automóvil, pero en contraposición al año anterior, dejó de ser un refugio para la inversión.

El esfuerzo está centrado en tratar de obtener cotidianamente los mejores beneficios en consumo, siendo la conducta cortoplacista.

 

Por la pérdida de poder adquisitivo campea la incertidumbre respecto del futuro económico y del impacto en el hogar

 

Tarjetas

 

Más del 80% de los entrevistados tiene al menos una tarjeta de crédito, y la utilizan principalmente para financiar grandes gastos y cuando hay cuotas fijas.

 

Financian gastos grandes más de la mitad de hombres jóvenes, de NSE Alto y medio. Y 4 de cada 10 adultos mayores de 50 años aprovechan la tarjeta para comprar en cuotas fijas como un modo de ahorro.

 

Las respuestas fueron:

 

  • Compro con tarjeta de crédito para financiar gastos grandes 50%

 

  • Uso la tarjeta de crédito solo cuando hay cuotas fijas para comprar cosas que hoy no puedo comprar. Como un ahorro a futuro   33%

 

  • Uso la tarjeta solo para cosas excepcionales 32%
  • En los últimos meses dejé de pagar el resumen completo, tuve que financiar algo 27%
  • Compro con tarjeta de crédito para financiar gastos grandes 57% hombres, 58% de 20 a 30; 59% alto y medio NSE

 

  • Uso la tarjeta de crédito solo cuando hay cuotas fijas para comprar cosas que hoy no puedo comprar. Como un ahorro a futuro 42% hombres 38% de 51 a 70 años.
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