Entre USA y UK, ¿fin de la relación privilegiada?

Cuando los militares argentinos invadieron las Malvinas en 1982 confiaban en la neutralidad de EE.UU –por la buena relación que tenían- y en que no tomarían partido por Gran Bretaña. Grave error, como a poco se demostró.

26 abril, 2016

La anglo-esfera de influencia a través del Atlántico Norte viene desde lejos, pero se consolidó durante la Segunda Guerra Mundial con una alianza sólida que terminó con el poder nazi en Alemania, y que luego durante la llamada Guerra Fría, continuó con intensidad. Estados Unidos contenía a la Unión Soviética en todo el frente europeo, mientras los ingleses se ocupaban del Mar del Norte y del Báltico. Ambos socios fueron los pilares de la OTAN (la Organización del Atlántico Norte).

Tan eterna parecía esta hermandad que muchos británicos perdieron de vista los profundos cambios del escenario geopolítico en los últimos años.

Todo el Reino Unido está en discusión permanente acerca de Brexit, como se denomina a la salida del país de la Unión Europea. Es un tema de enorme trascendencia para el futuro del país. Muchos británicos piensan que les iría mejor solos que como parte de un continente con una economía estancada y asediada por millares de refugiados del Cercano Oriente y del norte de Ãfrica.

Total, dicen los partidarios de la secesión – que tienen posibilidades de ganar el referéndum de junio próximo- siempre queda la relación privilegiada con Estados Unidos.

 

Por eso el balde de agua fría que recibieron durante la reciente visita de Barack Obama los ha puesto a la defensiva y, posiblemente, a perder intención de voto.

Obama fue muy claro en dos aspectos.

El primero: a Washington le interesa una cuerdo comercial internacional (el Tratado Transatlántico) con la toda la Europa, cuanto más grande mejor.

El segundo: el eje de la política exterior estadounidense se ha trasladado al Pacífico, nueva sede de poder económico y político. Allí, junto con todos sus aliados con orillas sobre ese océano, la tarea es contener a China, que sigue acumulando poder.

Como lo dijo durante la visita, con singular brutalidad, si Gran Bretaña deja Europa, “quedará al final de la cola” cuando se trate de firmar un acuerdo comercial con Estados Unidos.

Si Hillary Clinton reemplaza a Obama en la Casa Blanca, está claro que esta posición no se moverá un centímetro. Del mismo modo, y por las mismas razones, está cambiando la relación de Australia y Canadá con Gran Bretaña, aunque ambos sean miembros del Commonwealth.

 

 

 

 

 

 

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