Mercosur: problemas con los vinos
Brasil también le pone trabas. Las bodegas locales deberán obtener una autorización previa, que pondría en riesgo las ventas. Esto se suma a la puja en autos, pollos, azúcar, calzado y arroz.
Una medida brasileña, lanzada en silencio el viernes pasado pero que trascendió ayer, colocó una barrera a la importación de vinos.
Esto afecta a las bodegas argentinas, que se estaban posicionando muy bien en el mercado brasileño, además de abrir otro frente de tormentas en una relación entre los dos países que ya viene desgastada por varios conflictos comerciales.
La resolución, del Ministerio de Agricultura del Brasil, exige –a partir de ahora– una autorización previa de esa cartera para importar vinos desde cualquier parte del mundo, incluido el Mercosur, que es lo grave del caso porque el bloque prohíbe este tipo de restricciones.
En realidad, esto viene a sumar una nueva traba a las que ya existían y responde a esa clase de imposiciones de los gobiernos que apuntan a complicar el ingreso de productos extranjeros y provocar, en los hechos, un cierre de mercado.
La decisión adoptada ahora por el gobierno brasileño tiene un contenido “peligroso” a los ojos de los expertos.
No solo es una mala noticia para las bodegas argentinas, ya que les suma un trámite burocrático más, sino que pone en tela de juicio las reglas de juego del Mercosur.
En la red burocrática abierta ayer por Brasil caen también los vinos chilenos, con lo cual Brasil podría sin quererlo conquistar dos enemistades en forma simultánea: la de Argentina y la de Chile.
Entre los bodegueros argentinos, hay quienes albergan alguna esperanza: “Esta medida podría afectar más a los europeos”.
Sin embargo, admiten que hay una razón del Brasil para cerrar su mercado vitivinícola: “Ahora se viene fin de año que es el período de mayor demanda de vinos.
Probablemente, buscan evitar que aumenten las importaciones, y con eso limar una balanza comercial que viene deficitaria”.
Una medida brasileña, lanzada en silencio el viernes pasado pero que trascendió ayer, colocó una barrera a la importación de vinos.
Esto afecta a las bodegas argentinas, que se estaban posicionando muy bien en el mercado brasileño, además de abrir otro frente de tormentas en una relación entre los dos países que ya viene desgastada por varios conflictos comerciales.
La resolución, del Ministerio de Agricultura del Brasil, exige –a partir de ahora– una autorización previa de esa cartera para importar vinos desde cualquier parte del mundo, incluido el Mercosur, que es lo grave del caso porque el bloque prohíbe este tipo de restricciones.
En realidad, esto viene a sumar una nueva traba a las que ya existían y responde a esa clase de imposiciones de los gobiernos que apuntan a complicar el ingreso de productos extranjeros y provocar, en los hechos, un cierre de mercado.
La decisión adoptada ahora por el gobierno brasileño tiene un contenido “peligroso” a los ojos de los expertos.
No solo es una mala noticia para las bodegas argentinas, ya que les suma un trámite burocrático más, sino que pone en tela de juicio las reglas de juego del Mercosur.
En la red burocrática abierta ayer por Brasil caen también los vinos chilenos, con lo cual Brasil podría sin quererlo conquistar dos enemistades en forma simultánea: la de Argentina y la de Chile.
Entre los bodegueros argentinos, hay quienes albergan alguna esperanza: “Esta medida podría afectar más a los europeos”.
Sin embargo, admiten que hay una razón del Brasil para cerrar su mercado vitivinícola: “Ahora se viene fin de año que es el período de mayor demanda de vinos.
Probablemente, buscan evitar que aumenten las importaciones, y con eso limar una balanza comercial que viene deficitaria”.
