La iglesia reclamó equidad social

En uno de los tantos mensajes de Pascua, los máximos dirigentes de la Iglesia Católica se manifestaron contra la falta de solidadridad, la injusticia y la pobreza.

15 abril, 2001

(DyN) – Varios representantes de la Iglesia católica criticaron hoy (domingo 15) con dureza las consecuencias del modelo económico, al que acusaron de generar situaciones de exclusión y violencia extrema, y reclamaron una mayor equidad en las relaciones sociales.

En los habituales mensajes de Pascua, los prelados cuestionaron también la falta de “formas concretas de solidaridad” con quienes sufren el “gravísimo” problema de la desocupación y la “injusticia” de la pobreza, y le exigieron a los políticos mayores gestos de “magnanimidad” y nobleza para responder con “urgencia” al sufrimiento de millones de argentinos.

El obispo de Mar del Plata, monseñor José María Arancedo, instó a pensar “en la realidad dolorosa e injusta de la pobreza, la desocupación y la violencia que nos rodea” y advirtió que “no podemos acostumbrarnos a vivir en un mundo de excluidos y sin equidad en la distribución de la riqueza, que compromete el bien de la paz”.

Frente a este cuadro, que autodefinió como de “gran deuda social”, el prelado marplatense exhortó a toda la clase dirigente a asumir con “grandeza moral” las actitudes de nobleza, honestidad y solidaridad que “les permitan deponer intereses personales o sectoriales, para responder con urgencia al sufrimiento de miles de hermanos nuestros que tienen derecho a una vida más digna”.

El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio, aseguró que el “pecado es mal negocio pues el demonio es mal pagador”, y recordó que “los pactos de impunidad siempre son provisorios”.

En la homilía de la misa de vigilia pascual, celebrada anoche en una colmada Catedral Metropolitana, el purpurado porteño convocó a cimentar la fe y la esperanza, a cumplir los Diez Mandamientos y a practicar la caridad cristiana.

También exhortó a mirar hacia los costados para encontrar a “Jesús en el rostro de tantos hermanos nuestros que viven en el margen de la indigencia, de la soledad, de la desesperanza”.

Sin hacer consideraciones puntuales a la coyuntura del país pero apelando a su costumbre de los simbolismos, el Primado habló de una sociedad “enferma” y “sin memoria”, e insistió en su prédica de recurrir a la “gran reserva espiritual” de los argentinos para revertir un presente de “temor y desconcierto”.

(DyN) – Varios representantes de la Iglesia católica criticaron hoy (domingo 15) con dureza las consecuencias del modelo económico, al que acusaron de generar situaciones de exclusión y violencia extrema, y reclamaron una mayor equidad en las relaciones sociales.

En los habituales mensajes de Pascua, los prelados cuestionaron también la falta de “formas concretas de solidaridad” con quienes sufren el “gravísimo” problema de la desocupación y la “injusticia” de la pobreza, y le exigieron a los políticos mayores gestos de “magnanimidad” y nobleza para responder con “urgencia” al sufrimiento de millones de argentinos.

El obispo de Mar del Plata, monseñor José María Arancedo, instó a pensar “en la realidad dolorosa e injusta de la pobreza, la desocupación y la violencia que nos rodea” y advirtió que “no podemos acostumbrarnos a vivir en un mundo de excluidos y sin equidad en la distribución de la riqueza, que compromete el bien de la paz”.

Frente a este cuadro, que autodefinió como de “gran deuda social”, el prelado marplatense exhortó a toda la clase dirigente a asumir con “grandeza moral” las actitudes de nobleza, honestidad y solidaridad que “les permitan deponer intereses personales o sectoriales, para responder con urgencia al sufrimiento de miles de hermanos nuestros que tienen derecho a una vida más digna”.

El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio, aseguró que el “pecado es mal negocio pues el demonio es mal pagador”, y recordó que “los pactos de impunidad siempre son provisorios”.

En la homilía de la misa de vigilia pascual, celebrada anoche en una colmada Catedral Metropolitana, el purpurado porteño convocó a cimentar la fe y la esperanza, a cumplir los Diez Mandamientos y a practicar la caridad cristiana.

También exhortó a mirar hacia los costados para encontrar a “Jesús en el rostro de tantos hermanos nuestros que viven en el margen de la indigencia, de la soledad, de la desesperanza”.

Sin hacer consideraciones puntuales a la coyuntura del país pero apelando a su costumbre de los simbolismos, el Primado habló de una sociedad “enferma” y “sin memoria”, e insistió en su prédica de recurrir a la “gran reserva espiritual” de los argentinos para revertir un presente de “temor y desconcierto”.

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