La ONU reclama especificar sus responsabilidades en Irak

Fuentes de la ONU en Bagdad afirmaron que en estos momentos el organismo necesita especificar sus responsabilidades y deberes en la reconstrucción de Irak.

4 septiembre, 2003

Mientras, en Washington y Nueva York, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, ha comenzado las consultas para ampliar el papel de la ONU en Irak con una nueva resolución y así poder internacionalizar el difícil proceso de estabilizar y reconstruir Irak.

Según los observadores, la Administración estadounidense se ha visto forzada a tomar esa decisión debido al creciente número de bajas que sufre su Ejército y el elevado coste de la reconstrucción.
Según fuentes diplomáticas europeas en Bagdad, es significativo que EEUU haya decidido dar ese paso a iniciativa propia.

La resolución, que podría ser aprobada en cuestión de semanas, entregaría el control de la misión en Irak a unas fuerzas de la ONU que respondieran ante el Consejo de Seguridad, pero que estarían bajo el mando de generales de EEUU.

De hecho, según las fuentes diplomáticas, lo que por el momento no es realista, dada la complejidad logística de la misión militar de EEUU, es una transferencia de mando.

Para los funcionarios de la ONU en Irak, las clarificaciones se necesitan en relación con su intervención a nivel político, ya que en cuanto a la ayuda humanitaria no requieren un mandato más allá del que ya tienen: satisfacer cualquier necesidad básica de la población.

La intervención de la ONU en Irak se guía por las resoluciones 1.483 y 1.500, en las que se califica de “esencial” la labor de esa organización en la reconstrucción del país, pero sin precisar su relación con las autoridades locales y estadounidenses.
Por el momento, y tras el atentado del pasado 19 de agosto contra la sede de la ONU en Bagdad, en el que murieron 22 personas, entre ellas el enviado de las Naciones Unidas Sergio Vieira de Mello, por lo menos parece haber aumentado la colaboración en asuntos de seguridad.

Ahora el Ejército de EEUU ha aumentado las medidas de seguridad alrededor de inmueble de la ONU y los guardias iraquíes se ocupan de la vigilancia dentro del recinto.

Además, según fuentes diplomáticas, desde el ataque se ha registrado un clima de mayor concordia entre la Autoridad Provisional de la Coalición (APC) dirigida por EEUU y las Naciones Unidas.

La mejora en las relaciones entre la APC y la ONU fue aparente en los discursos pronunciados por los representantes de ambos en el acto en memoria de Vieira de Mello, hace cuatro días, en los que expresaron el mismo mensaje: su determinación a permanecer en el país por el bien de pueblo iraquí y su rechazo a los intentos de intimidación por parte de organizaciones terroristas.

Entretanto, entre la población el factor común es el rechazo a la presencia de tropas extranjeras.

“Los iraquíes rechazamos cualquier intervención internacional en nuestro país, en particular cuando se trata de unas fuerzas de ocupación”, dice Aus Hilal, un microbiólogo de 41 años, a las puertas de la sede de la ONU.

Hilal busca compensación por los daños causados a su vivienda por del Ejército de EEUU durante la guerra.

“En Irak, tenemos expertos en todos los ámbitos de la sociedad y somos la cuna de la civilización”, agrega orgulloso.
“La ONU nos honra con su presencia en Irak como una organización de ayuda humanitaria, pero rechazamos que se convierta en otra fuerza militar extranjera con los estadounidenses como jefes”, afirmó.
Adnan Taha Yasir, de 34 años, un vendedor de periódicos en la plaza de a-Sadun en el centro de Bagdad, apoya sin reservas una mayor intervención de la ONU, dado que “al ser una organización humanitaria, el pueblo sí está dispuesto a colaborar con ellos”.

“Lo más importante es que entiendan que la autoridad en el país tiene que volver a estar en manos de iraquíes”, apostilla.
“Pero EEUU es una fuerza ocupante, y los iraquíes rechazamos tajantemente ser ocupados”, declara.

Mientras, en Washington y Nueva York, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, ha comenzado las consultas para ampliar el papel de la ONU en Irak con una nueva resolución y así poder internacionalizar el difícil proceso de estabilizar y reconstruir Irak.

Según los observadores, la Administración estadounidense se ha visto forzada a tomar esa decisión debido al creciente número de bajas que sufre su Ejército y el elevado coste de la reconstrucción.
Según fuentes diplomáticas europeas en Bagdad, es significativo que EEUU haya decidido dar ese paso a iniciativa propia.

La resolución, que podría ser aprobada en cuestión de semanas, entregaría el control de la misión en Irak a unas fuerzas de la ONU que respondieran ante el Consejo de Seguridad, pero que estarían bajo el mando de generales de EEUU.

De hecho, según las fuentes diplomáticas, lo que por el momento no es realista, dada la complejidad logística de la misión militar de EEUU, es una transferencia de mando.

Para los funcionarios de la ONU en Irak, las clarificaciones se necesitan en relación con su intervención a nivel político, ya que en cuanto a la ayuda humanitaria no requieren un mandato más allá del que ya tienen: satisfacer cualquier necesidad básica de la población.

La intervención de la ONU en Irak se guía por las resoluciones 1.483 y 1.500, en las que se califica de “esencial” la labor de esa organización en la reconstrucción del país, pero sin precisar su relación con las autoridades locales y estadounidenses.
Por el momento, y tras el atentado del pasado 19 de agosto contra la sede de la ONU en Bagdad, en el que murieron 22 personas, entre ellas el enviado de las Naciones Unidas Sergio Vieira de Mello, por lo menos parece haber aumentado la colaboración en asuntos de seguridad.

Ahora el Ejército de EEUU ha aumentado las medidas de seguridad alrededor de inmueble de la ONU y los guardias iraquíes se ocupan de la vigilancia dentro del recinto.

Además, según fuentes diplomáticas, desde el ataque se ha registrado un clima de mayor concordia entre la Autoridad Provisional de la Coalición (APC) dirigida por EEUU y las Naciones Unidas.

La mejora en las relaciones entre la APC y la ONU fue aparente en los discursos pronunciados por los representantes de ambos en el acto en memoria de Vieira de Mello, hace cuatro días, en los que expresaron el mismo mensaje: su determinación a permanecer en el país por el bien de pueblo iraquí y su rechazo a los intentos de intimidación por parte de organizaciones terroristas.

Entretanto, entre la población el factor común es el rechazo a la presencia de tropas extranjeras.

“Los iraquíes rechazamos cualquier intervención internacional en nuestro país, en particular cuando se trata de unas fuerzas de ocupación”, dice Aus Hilal, un microbiólogo de 41 años, a las puertas de la sede de la ONU.

Hilal busca compensación por los daños causados a su vivienda por del Ejército de EEUU durante la guerra.

“En Irak, tenemos expertos en todos los ámbitos de la sociedad y somos la cuna de la civilización”, agrega orgulloso.
“La ONU nos honra con su presencia en Irak como una organización de ayuda humanitaria, pero rechazamos que se convierta en otra fuerza militar extranjera con los estadounidenses como jefes”, afirmó.
Adnan Taha Yasir, de 34 años, un vendedor de periódicos en la plaza de a-Sadun en el centro de Bagdad, apoya sin reservas una mayor intervención de la ONU, dado que “al ser una organización humanitaria, el pueblo sí está dispuesto a colaborar con ellos”.

“Lo más importante es que entiendan que la autoridad en el país tiene que volver a estar en manos de iraquíes”, apostilla.
“Pero EEUU es una fuerza ocupante, y los iraquíes rechazamos tajantemente ser ocupados”, declara.

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