Alianza Gazprom-Lukoil: Rusia emula el modelo saudita

Prosigue la marcha de la empresa estatal más grande del mundo: Gazprom anunció un acuerdo con Lukoil, la mayor petrolera privada. En otras palabras, se busca algo similar a la Arabian American, Aramco, controlada por Riyadh.

20 noviembre, 2006

El convenio implica un emprendimiento conjunto entre el monopolio estatal de gas (natural, metano) y una empresa donde 19% del paquete continúa en manos de ConocoPhillips. Juntas, pero bajo la égida de Gazprom, invertirán en yacimientos de hidrocarburos rusos, venezolanos, vietnamitas, africanos, etc.

Obviamente, la alianza imita la matriz de Aramco, una compañía estatal de lejano origen privado, salvo en un aspecto: no será controlada por un solo clan, los saudíes. No obstante, queda claro que Lukoil –viendo lo que les ocurre a tantas firmas rusas y extranjeras- ha optado por ponerse bajo el manto de Moscú. La decisión fue adoptada personalmente por el magnate Vagit Alyekpyerov, que controla la mayoría accionaria.

Mientras Gazprom apunta al modelo saudita, su presidente ejecutivo, Alyexyéi Míller, ha dicho varias veces que su propósito de fondo es “emular a multinacionales como British Petroleum, Royal Dutch/Shell o Exxon Mobil”. Cabe recordar que Alyekpyetrov es un antiguo burócrata de la inteligencia soviética que, merced a la malventa de activos en tiempos de Borís Yeltsin, creó Lukoil.

Se explica, entonces, que el presidente de la petrolera admita, ahora, que puede integrar una futura “sociedad mixta” Gazprom-Lukoil con 51% del paquete en poder de la primera. Por de pronto, el manejo del nuevo emprendimiento le cabrá a Gazpromñeft, la ex Síbñeft de Roman Abrámovich, quinto conglomerado del país. En su momento, Abrámovich vendió sus tenencias y optó por un dorado exilio en Londres: especulación financiera, clubes de fútbol, etc.

El ex petrolero tenía ambiciones políticas, pero lo sucedido a Míjail Jodorkovski (Yukos) le demostró que era suicida oponerse el proyecto autoritario de Vladyímir Putin, basado en una “resovietización” de resortes económicos. En realidad, Abrámovich le había vendido Síbñeft a Jodorkovaski. Cuando éste cayó en desgracia, se la recompró y, en esta oportunidad, se la ofrece a Gazprom.

Como es obvio, la nueva alianza queda en condiciones ideales para explotar yacimientos cubicados en Rusia misma. Por ejemplo, los de Tyiman-Pyechora (Siberia oriental), isla Sajalin –vecina a Japón- y el Ártico. Poco antes de este acuerdo, abandonaba Gazprom otro millonario, Alyexandr Ryazánov, hasta la semana pasada vicepresidente del monopolio estatal. Como Putin y Míller, Ryazánov provenía del KGB soviético. No por casualidad, otro ex secuaz de Putin en la organización, Valyeriy Gólubyev, pasa a vicepresidir Gazprom.

En cuanto a Gazpromñeft, desde ahora la encabeza Alyexandr Dyubkov, otro ex integrante de la “banda de Leningrado” (KGB), hasta ayer director del puerto de Petersburgo y de la petroquímica Síbur Holdings. Hasta cierto punto, puede decirse que las funciones del clan saudí en Arabia las desempeña, en Rusia, el “clan Putin”, que sigue liquidando opositores.

El convenio con Lukoil se firma esta misma semana, pero el asunto no termina ahí. Otro vice de Míller, Alyexandr Anañenkov, estudia la posibilidad de otro acuerdo, esta vez con Rosñeft, petrolera estatal. Interesa señalar que esta empresa había absorbido un vasto activo virtualmente expropiado a Jodorkovski, Yugansñeftgaz. Sin contar este aporte, Gazprom prevé alcanzar 80 millones de toneladas anuales de crudo hacia 2020, contra los 34 millones actuales (cifra similar al total de Lukoil, de paso).

El convenio implica un emprendimiento conjunto entre el monopolio estatal de gas (natural, metano) y una empresa donde 19% del paquete continúa en manos de ConocoPhillips. Juntas, pero bajo la égida de Gazprom, invertirán en yacimientos de hidrocarburos rusos, venezolanos, vietnamitas, africanos, etc.

Obviamente, la alianza imita la matriz de Aramco, una compañía estatal de lejano origen privado, salvo en un aspecto: no será controlada por un solo clan, los saudíes. No obstante, queda claro que Lukoil –viendo lo que les ocurre a tantas firmas rusas y extranjeras- ha optado por ponerse bajo el manto de Moscú. La decisión fue adoptada personalmente por el magnate Vagit Alyekpyerov, que controla la mayoría accionaria.

Mientras Gazprom apunta al modelo saudita, su presidente ejecutivo, Alyexyéi Míller, ha dicho varias veces que su propósito de fondo es “emular a multinacionales como British Petroleum, Royal Dutch/Shell o Exxon Mobil”. Cabe recordar que Alyekpyetrov es un antiguo burócrata de la inteligencia soviética que, merced a la malventa de activos en tiempos de Borís Yeltsin, creó Lukoil.

Se explica, entonces, que el presidente de la petrolera admita, ahora, que puede integrar una futura “sociedad mixta” Gazprom-Lukoil con 51% del paquete en poder de la primera. Por de pronto, el manejo del nuevo emprendimiento le cabrá a Gazpromñeft, la ex Síbñeft de Roman Abrámovich, quinto conglomerado del país. En su momento, Abrámovich vendió sus tenencias y optó por un dorado exilio en Londres: especulación financiera, clubes de fútbol, etc.

El ex petrolero tenía ambiciones políticas, pero lo sucedido a Míjail Jodorkovski (Yukos) le demostró que era suicida oponerse el proyecto autoritario de Vladyímir Putin, basado en una “resovietización” de resortes económicos. En realidad, Abrámovich le había vendido Síbñeft a Jodorkovaski. Cuando éste cayó en desgracia, se la recompró y, en esta oportunidad, se la ofrece a Gazprom.

Como es obvio, la nueva alianza queda en condiciones ideales para explotar yacimientos cubicados en Rusia misma. Por ejemplo, los de Tyiman-Pyechora (Siberia oriental), isla Sajalin –vecina a Japón- y el Ártico. Poco antes de este acuerdo, abandonaba Gazprom otro millonario, Alyexandr Ryazánov, hasta la semana pasada vicepresidente del monopolio estatal. Como Putin y Míller, Ryazánov provenía del KGB soviético. No por casualidad, otro ex secuaz de Putin en la organización, Valyeriy Gólubyev, pasa a vicepresidir Gazprom.

En cuanto a Gazpromñeft, desde ahora la encabeza Alyexandr Dyubkov, otro ex integrante de la “banda de Leningrado” (KGB), hasta ayer director del puerto de Petersburgo y de la petroquímica Síbur Holdings. Hasta cierto punto, puede decirse que las funciones del clan saudí en Arabia las desempeña, en Rusia, el “clan Putin”, que sigue liquidando opositores.

El convenio con Lukoil se firma esta misma semana, pero el asunto no termina ahí. Otro vice de Míller, Alyexandr Anañenkov, estudia la posibilidad de otro acuerdo, esta vez con Rosñeft, petrolera estatal. Interesa señalar que esta empresa había absorbido un vasto activo virtualmente expropiado a Jodorkovski, Yugansñeftgaz. Sin contar este aporte, Gazprom prevé alcanzar 80 millones de toneladas anuales de crudo hacia 2020, contra los 34 millones actuales (cifra similar al total de Lukoil, de paso).

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