El duhaldismo opera ante la justicia bonaerense

Si bajasen a Scioli de la competencia por la gobernación, Cristina no podría ser candidata presidencial

2 julio, 2007

Duhalde ha encarado diligencias judiciales para que impidan a Scioli presentarse
como candidato a la gobernación por no cumplir con los requisitos constitucionales
de nacimiento y residencia en el territorio. Otro frente de acción apunta
a la justicia electoral para que cese la intervención en el PJ y puedan
darle batalla dentro de la estructura partidaria a los Kirchner, quien los ignora
e insiste en ir a la presidencial con Cristina por el Frente para la Victoria.

El ex presidente Eduardo Duhalde impulsa sendos fallos judiciales para desarticular
la estrategia de Néstor Kirchner de presentar a Daniel Scioli como candidato
a gobernador bonaerense y apalancar votos de esa determinante jurisdicción
a la postulación nacional de su esposa Cristina.

La presión directa de la línea justicialista que sobrevivió
a la transversalidad kirchnerista en la provincia de Buenos Aires alcanza a
los tribunales de María Servini de Cubría y el electoral platense,
con el propósito de: dar lugar a la impugnación a Scioli como
aspirante a la gobernación por no haber nacido ni haber residido en el
territorio, como exige la Constitución provincial, y activar la normalización
del partido Justicialista, espacio en el que los duhaldistas, unidos a figuras
dispersas del peronismo, como Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saa y Ramón
Puerta, se junten para enfrentar a los devenidos en kirchneristas.

Hilda Chiche Duhalde lo anticipó la semana pasada en el programa de Nelson
Castro por TN: no aceptan la candidatura de Scioli, a quien de todos modos reivindican
como dirigente del peronismo sin por ello aceptar que se fuerce la Constitución
para que pueda encabezar la lista del Frente para la Victoria.
La advertencia no trascendió demasiado porque la lanzó justo en
el entretiempo del partido entre Argentina y Estados Unidos por la copa América
y la prensa al día siguiente la omitió o no le dio identidad.
Duhalde se está moviendo para evitar que Cristina sea la candidata oficialista,
lo cual llevaría a una ruptura partidaria aún mayor que la actual.
Pero sin la presunta prenda de unidad en el principal distrito electoral del
país, que es Scioli, difícilmente podría prosperar el intento
de la Casa Rosada de imponerla.

De la Sota, el equilibrista

José Manuel de la Sota hace equilibrio entre las posturas del establishment
peronista y la precaria alianza que mantiene con Kirchner, a punto tal que digirió
en silencio la imposición presidencial para que Héctor Pichi Campana
acompañe en la fórmula para la gobernación cordobesa al
delfín de Las Tejas, Juan Carlos Schiaretti.
La mediación con Scioli para sondear si estaba dispuesto a retirar su
candidatura a gobernador e ir a la presidencial por el justicialismo, luego
del triunfo de Mauricio Macri en el balotaje porteño, pudo haber sido
una prueba de fuego a la lealtad del motonauta impulsada por el matrimonio Kirchner,
una misión oficiosa del peronismo en respuesta al avasallamiento del
primer mandatario a la tradición partidaria, o ambas cosas a la vez.
De la Sota es un consumado jugador “de toda la cancha”.

Ramón Puerta es otro de los eslabones de esta cadena que empieza a rearmarse
luego de haber sido barrida por el poder hegemónico de Kirchner, hasta
antes de los traspiés en Misiones, primero, y en la Ciudad de Buenos
Aires y Tierra del Fuego, luego.

En su domicilio de la Capital se celebró la reunión con De la
Sota y Scioli. El misionero, que emergió triunfador en la compulsa de
su provincia para reformar la Constitución que enfrentó al kirchnerismo
con los líderes sociales a nivel nacional, ha sido socio de Mauricio
Macri y conserva su amistad. Ambos a su vez tienen relación en los negocios
con Francisco de Narváez, un empresario que se ha ido posicionando ante
la opinión pública para acceder a un lugar importante en cualquier
combinación de las alianzas políticas.
Puerta trata de convencer a Scioli de que coincidan el martes en su departamento
de París con él y con Macri, quien se alojará allí
unos días durante su gira europea de descanso.
La apuesta que lidera el ex titular del Senado y presidente interino por horas
tras la renuncia de Fernando de la Rúa es a unir en una segunda vuelta
a los opositores a Kirchner: Carrió, López Murphy, Lavagna, más
quien represente al peronismo crítico del primer mandatario, que podría
ser él si no lograra que Scioli salga de la postulación provincial
representando al Frente para la Victoria que lleva como candidata presidencial
a Cristina Fernández.

Puertas cree que entre los cuatro, si Scioli no saltase el cerco, podrían
reunir entre 55 y 60 %, suficiente para forzar una segunda vuelta, donde el
frente antikirchnerista congregaría al heterogéneo arco opositor.

Congreso “anti K”

El próximo fin de semana se celebrará un congreso peronista anti
K en San Luis, desde el cual se reclamará la apertura partidaria y se
dejará latente la necesidad de encontrar un candidato peronista “auténtico”.

Duhalde lo negoció con Rodríguez Saá, el pasado viernes;
y aunque aseguró que seguirá los acontecimientos desde lejos,
aportará congresales propios para darle un mayor empuje a la presión.

La idea fuerza es que Kirchner se vea obligado a convocar a la normalización
partidaria y si no forzarlo a través de la justicia. Así tendrá
que convocar, por estipulación de la carta orgánica del PJ, al
congreso partidario para que avale a la consagración de la formula presidencial
del Frente para la Victoria.

Ese paso se dio en el 2001, en plena crisis política, con el resultado
de tres sublemas justicialistas. Nadie piensa, en estos momentos que de los
900 congresales muchos se atrevan a desafiar el poder K, salvo que Scioli fuera
vetado por la justicia para ser candidato bonaerense.

Duhalde ha encarado diligencias judiciales para que impidan a Scioli presentarse
como candidato a la gobernación por no cumplir con los requisitos constitucionales
de nacimiento y residencia en el territorio. Otro frente de acción apunta
a la justicia electoral para que cese la intervención en el PJ y puedan
darle batalla dentro de la estructura partidaria a los Kirchner, quien los ignora
e insiste en ir a la presidencial con Cristina por el Frente para la Victoria.

El ex presidente Eduardo Duhalde impulsa sendos fallos judiciales para desarticular
la estrategia de Néstor Kirchner de presentar a Daniel Scioli como candidato
a gobernador bonaerense y apalancar votos de esa determinante jurisdicción
a la postulación nacional de su esposa Cristina.

La presión directa de la línea justicialista que sobrevivió
a la transversalidad kirchnerista en la provincia de Buenos Aires alcanza a
los tribunales de María Servini de Cubría y el electoral platense,
con el propósito de: dar lugar a la impugnación a Scioli como
aspirante a la gobernación por no haber nacido ni haber residido en el
territorio, como exige la Constitución provincial, y activar la normalización
del partido Justicialista, espacio en el que los duhaldistas, unidos a figuras
dispersas del peronismo, como Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saa y Ramón
Puerta, se junten para enfrentar a los devenidos en kirchneristas.

Hilda Chiche Duhalde lo anticipó la semana pasada en el programa de Nelson
Castro por TN: no aceptan la candidatura de Scioli, a quien de todos modos reivindican
como dirigente del peronismo sin por ello aceptar que se fuerce la Constitución
para que pueda encabezar la lista del Frente para la Victoria.
La advertencia no trascendió demasiado porque la lanzó justo en
el entretiempo del partido entre Argentina y Estados Unidos por la copa América
y la prensa al día siguiente la omitió o no le dio identidad.
Duhalde se está moviendo para evitar que Cristina sea la candidata oficialista,
lo cual llevaría a una ruptura partidaria aún mayor que la actual.
Pero sin la presunta prenda de unidad en el principal distrito electoral del
país, que es Scioli, difícilmente podría prosperar el intento
de la Casa Rosada de imponerla.

De la Sota, el equilibrista

José Manuel de la Sota hace equilibrio entre las posturas del establishment
peronista y la precaria alianza que mantiene con Kirchner, a punto tal que digirió
en silencio la imposición presidencial para que Héctor Pichi Campana
acompañe en la fórmula para la gobernación cordobesa al
delfín de Las Tejas, Juan Carlos Schiaretti.
La mediación con Scioli para sondear si estaba dispuesto a retirar su
candidatura a gobernador e ir a la presidencial por el justicialismo, luego
del triunfo de Mauricio Macri en el balotaje porteño, pudo haber sido
una prueba de fuego a la lealtad del motonauta impulsada por el matrimonio Kirchner,
una misión oficiosa del peronismo en respuesta al avasallamiento del
primer mandatario a la tradición partidaria, o ambas cosas a la vez.
De la Sota es un consumado jugador “de toda la cancha”.

Ramón Puerta es otro de los eslabones de esta cadena que empieza a rearmarse
luego de haber sido barrida por el poder hegemónico de Kirchner, hasta
antes de los traspiés en Misiones, primero, y en la Ciudad de Buenos
Aires y Tierra del Fuego, luego.

En su domicilio de la Capital se celebró la reunión con De la
Sota y Scioli. El misionero, que emergió triunfador en la compulsa de
su provincia para reformar la Constitución que enfrentó al kirchnerismo
con los líderes sociales a nivel nacional, ha sido socio de Mauricio
Macri y conserva su amistad. Ambos a su vez tienen relación en los negocios
con Francisco de Narváez, un empresario que se ha ido posicionando ante
la opinión pública para acceder a un lugar importante en cualquier
combinación de las alianzas políticas.
Puerta trata de convencer a Scioli de que coincidan el martes en su departamento
de París con él y con Macri, quien se alojará allí
unos días durante su gira europea de descanso.
La apuesta que lidera el ex titular del Senado y presidente interino por horas
tras la renuncia de Fernando de la Rúa es a unir en una segunda vuelta
a los opositores a Kirchner: Carrió, López Murphy, Lavagna, más
quien represente al peronismo crítico del primer mandatario, que podría
ser él si no lograra que Scioli salga de la postulación provincial
representando al Frente para la Victoria que lleva como candidata presidencial
a Cristina Fernández.

Puertas cree que entre los cuatro, si Scioli no saltase el cerco, podrían
reunir entre 55 y 60 %, suficiente para forzar una segunda vuelta, donde el
frente antikirchnerista congregaría al heterogéneo arco opositor.

Congreso “anti K”

El próximo fin de semana se celebrará un congreso peronista anti
K en San Luis, desde el cual se reclamará la apertura partidaria y se
dejará latente la necesidad de encontrar un candidato peronista “auténtico”.

Duhalde lo negoció con Rodríguez Saá, el pasado viernes;
y aunque aseguró que seguirá los acontecimientos desde lejos,
aportará congresales propios para darle un mayor empuje a la presión.

La idea fuerza es que Kirchner se vea obligado a convocar a la normalización
partidaria y si no forzarlo a través de la justicia. Así tendrá
que convocar, por estipulación de la carta orgánica del PJ, al
congreso partidario para que avale a la consagración de la formula presidencial
del Frente para la Victoria.

Ese paso se dio en el 2001, en plena crisis política, con el resultado
de tres sublemas justicialistas. Nadie piensa, en estos momentos que de los
900 congresales muchos se atrevan a desafiar el poder K, salvo que Scioli fuera
vetado por la justicia para ser candidato bonaerense.

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