Reestructuración funcional del gabinete y reemplazo total de ministros, el cambio que se traería la candidata Cristina Kirchner

La senadora encarna un estilo de gobierno diferente, que requeriría de un economista para las relaciones exteriores y un político que atienda el frente institucional interno. Suenan varios nombres para un recambio total.

4 julio, 2007

Ya empezaron a arreciar las versiones en el círculo del poder sobre los posibles acompañantes de Cristina Kirchner, en el caso de que gane la elección de octubre.

Además de la danza de nombres que le atribuyen entre los allegados, se mencionan reformas al perfil del gobierno que reproduzcan la organización que la senadora impuso en la Cámara Alta para tener los temas que más le interesan bajo control y poder ausentarse del recinto la mayor parte del año.
El estilo de gestión que imprimiría en la Casa Rosada estaría afirmado en una fuerte presencia para el manejo de la hacienda y otra que atienda las relaciones políticas, una carencia significativa en los cuatro años que lleva Néstor Kirchner al frente del gobierno. El coordinador del gabinete seguiría siendo el jefe dentro de la actual figura, pero no está claro que Alberto Fernández renueve su participación en el puesto.

Se habla de un cambio en la ley de ministerios que permita aplicar un plan como el que imaginan alrededor de Cristina.

Las coincidencias en los nombres que se ventilan señalan como favoritos a integrar su equipo a Mario Blejer, Martín Redrado, Mercedes Marcó del Pont, Beatriz Nofal, Miguel Angel Pichetto, Carlos Kunkel, la titular del Banco Nación Gabriela Ciganotto, Sergio Massa y Daniel Cameron, entre los más mencionados.

Las características de cada uno, combinadas con las de la primera dama, dibujan un esquema e funcionamiento que alterne la atención interna de los problemas cotidianos con la “cancillería”, tanto en la vida institucional local cuanto en los foros internacionales.

Itinerante

Al revés que Néstor, a Cristina le fascina viajar y fotografiarse con personalidades del mundo. Se armó de un cuidado glamour, que adorna con una preparación intelectual que supera el término medio de la familia y los allegados directos.

Esta particularidad es valorada en el círculo íntimo para encarar la etapa de rescatar a Argentina del aislamiento internacional en que cayó luego del default y el canje compulsivo de la deuda.

Kirchner está convencido de que el próximo período se dividirá en una primera etapa de meseta, que dará aire al gobierno para caminar el mundo y dialogar con las instituciones nacionales, y una segunda fase, que será más convulsiva sólo si afloja el viento de cola que empuja a la economía desde el exterior.

Cristina tendrá que recomponer las relaciones, en contraste con la intolerancia y los desplantes que caracterizaron a su esposo en lo que llaman “la salida del infierno”.

En la comisión que preside, para tener una idea de cómo se maneja, no hay reuniones cuando ella no está y para los temas que tiene que sacar a flote trae el proyecto, lo pone sobre la mesa y convoca a todos los sectores a expresar su opinión. Los escucha, debate cuando lo cree oportuno y por último manda a aprobar la iniciativa original. Es muy raro que acepte cambiar una coma.
El fiel acompañamiento a este estilo que encarnó el senador Pichetto desde la presidencia del bloque es el que pretende reproducir en la Casa Rosada, por qué no con el mismo rionegrino.

Pichetto habla con todos, es muy diplomático y obediente. Y jamás saca los pies del plato. No tiene la presencia y humildad de un reconocido negociador como Tróccoli ni la sutileza de zurcidor invisible de un Bauzá, pero es perseverante y alineado.

Embajadores económicos

El otro puntal para restañar heridas en la comunidad financiera internacional es Mario Blejer, quien cuenta con sólidos contactos en la banca extranjera y predicamento en el establishment local. A tal punto que suele ser invitado seguido por la Asociación de Empresarios Argentinos a dar charlas. Uno de sus más entusiastas promotores es Eduardo Elztain, del banco Hipotecario. También tiene anclaje en la colectividad judía y entre sus amigos se cuenta Héctor Timerman, por ahora cónsul en Nueva York y ¿futuro canciller?

Blejer no quiere ocupar un cargo que abarque toda la política económica y lo ponga a lidiar diariamente con los gremialistas obreros y patronales.
¿Ministro de Finanzas? Podría ser un traje a medida. ¿Quién sería el de Hacienda, cama adentro? ¿Y quién, dentro de esta llave, se ocuparía de la producción, escindida de la Energía? ¿Cameron sería en ese caso ministro de Energía?

Redrado compite dentro del espacio de Blejer en su inclinación a las relaciones económicas internacionales. De movida tiene garantizado el lugar en el Banco Central, aún cuando se reforme su carta orgánica. Pero es él quien ambiciona escalar en la política estatal.

Los miembros del actual gabinete con destino legislativo son Daniel Filmus, Felisa Miceli y muy posiblemente Julio de Vido. Alicia Kirchner irá a competir por la gobernación de Santa Cruz y Ginés González García ya está en el parlamento porteño el 10 de diciembre.

Carlos Tomada aspira a una embajada. Y Aníbal Fernández suena como reemplazante de León Arslanian en el Ministerio de Seguridad bonaerense de Daniel Scioli.

Felipe Solá, en cambio, podría cruzar el Riachuelo e instalarse en la Casa Rosada, si se decidiera relevar a Alberto Fernández para que vaya al Senado o si se desdoblara el Palacio de Hacienda, como todo parece indicar, para ocupar la cartera de Producción.

Ya empezaron a arreciar las versiones en el círculo del poder sobre los posibles acompañantes de Cristina Kirchner, en el caso de que gane la elección de octubre.

Además de la danza de nombres que le atribuyen entre los allegados, se mencionan reformas al perfil del gobierno que reproduzcan la organización que la senadora impuso en la Cámara Alta para tener los temas que más le interesan bajo control y poder ausentarse del recinto la mayor parte del año.
El estilo de gestión que imprimiría en la Casa Rosada estaría afirmado en una fuerte presencia para el manejo de la hacienda y otra que atienda las relaciones políticas, una carencia significativa en los cuatro años que lleva Néstor Kirchner al frente del gobierno. El coordinador del gabinete seguiría siendo el jefe dentro de la actual figura, pero no está claro que Alberto Fernández renueve su participación en el puesto.

Se habla de un cambio en la ley de ministerios que permita aplicar un plan como el que imaginan alrededor de Cristina.

Las coincidencias en los nombres que se ventilan señalan como favoritos a integrar su equipo a Mario Blejer, Martín Redrado, Mercedes Marcó del Pont, Beatriz Nofal, Miguel Angel Pichetto, Carlos Kunkel, la titular del Banco Nación Gabriela Ciganotto, Sergio Massa y Daniel Cameron, entre los más mencionados.

Las características de cada uno, combinadas con las de la primera dama, dibujan un esquema e funcionamiento que alterne la atención interna de los problemas cotidianos con la “cancillería”, tanto en la vida institucional local cuanto en los foros internacionales.

Itinerante

Al revés que Néstor, a Cristina le fascina viajar y fotografiarse con personalidades del mundo. Se armó de un cuidado glamour, que adorna con una preparación intelectual que supera el término medio de la familia y los allegados directos.

Esta particularidad es valorada en el círculo íntimo para encarar la etapa de rescatar a Argentina del aislamiento internacional en que cayó luego del default y el canje compulsivo de la deuda.

Kirchner está convencido de que el próximo período se dividirá en una primera etapa de meseta, que dará aire al gobierno para caminar el mundo y dialogar con las instituciones nacionales, y una segunda fase, que será más convulsiva sólo si afloja el viento de cola que empuja a la economía desde el exterior.

Cristina tendrá que recomponer las relaciones, en contraste con la intolerancia y los desplantes que caracterizaron a su esposo en lo que llaman “la salida del infierno”.

En la comisión que preside, para tener una idea de cómo se maneja, no hay reuniones cuando ella no está y para los temas que tiene que sacar a flote trae el proyecto, lo pone sobre la mesa y convoca a todos los sectores a expresar su opinión. Los escucha, debate cuando lo cree oportuno y por último manda a aprobar la iniciativa original. Es muy raro que acepte cambiar una coma.
El fiel acompañamiento a este estilo que encarnó el senador Pichetto desde la presidencia del bloque es el que pretende reproducir en la Casa Rosada, por qué no con el mismo rionegrino.

Pichetto habla con todos, es muy diplomático y obediente. Y jamás saca los pies del plato. No tiene la presencia y humildad de un reconocido negociador como Tróccoli ni la sutileza de zurcidor invisible de un Bauzá, pero es perseverante y alineado.

Embajadores económicos

El otro puntal para restañar heridas en la comunidad financiera internacional es Mario Blejer, quien cuenta con sólidos contactos en la banca extranjera y predicamento en el establishment local. A tal punto que suele ser invitado seguido por la Asociación de Empresarios Argentinos a dar charlas. Uno de sus más entusiastas promotores es Eduardo Elztain, del banco Hipotecario. También tiene anclaje en la colectividad judía y entre sus amigos se cuenta Héctor Timerman, por ahora cónsul en Nueva York y ¿futuro canciller?

Blejer no quiere ocupar un cargo que abarque toda la política económica y lo ponga a lidiar diariamente con los gremialistas obreros y patronales.
¿Ministro de Finanzas? Podría ser un traje a medida. ¿Quién sería el de Hacienda, cama adentro? ¿Y quién, dentro de esta llave, se ocuparía de la producción, escindida de la Energía? ¿Cameron sería en ese caso ministro de Energía?

Redrado compite dentro del espacio de Blejer en su inclinación a las relaciones económicas internacionales. De movida tiene garantizado el lugar en el Banco Central, aún cuando se reforme su carta orgánica. Pero es él quien ambiciona escalar en la política estatal.

Los miembros del actual gabinete con destino legislativo son Daniel Filmus, Felisa Miceli y muy posiblemente Julio de Vido. Alicia Kirchner irá a competir por la gobernación de Santa Cruz y Ginés González García ya está en el parlamento porteño el 10 de diciembre.

Carlos Tomada aspira a una embajada. Y Aníbal Fernández suena como reemplazante de León Arslanian en el Ministerio de Seguridad bonaerense de Daniel Scioli.

Felipe Solá, en cambio, podría cruzar el Riachuelo e instalarse en la Casa Rosada, si se decidiera relevar a Alberto Fernández para que vaya al Senado o si se desdoblara el Palacio de Hacienda, como todo parece indicar, para ocupar la cartera de Producción.

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