Pobre calificación al país en ránkings internacionales sobre negocios, corrupción y ambiente

Coincidió con la gira por Nueva York de la candidata presidencial oficialista la difusión de indicadores que dejan mal al país para atraer capitales. La imagen se comparece con la caída de la inversión extranjera directa que registró el Banco Central,

27 septiembre, 2007

Muy mal le ha ido a la imagen de la Argentina en el exterior luego de conocerse los tres últimos ránkings que tratan sobre facilidades para hacer negocios, corrupción y cuidado del medioambiente, en cuya elaboración participan el Banco Mundial, Transparency International y el Foro Económico Mundial, respectivamente.

Los indicadores estuvieron acompañados por las cifras del último trimestre de la inversión extranjera directa en el país (fuente Banco Central), que para el sector privado no financiero fue de us$ 509 millones contra us$ 1.534 millones que registrara en el mismo período, un año antes.

Otro dato interno elocuente confirma la sensación exterior que detectan las encuestas internacionales: entre enero y junio de este año, las inversiones extranjeras directas cayeron de us$ 2.915 millones que tenían en 2006 a us$ 1.143 millones, mientras las financieras resultaron en ese lapso 21 % mayores que el año anterior, duplicando prácticamente a las “productivas”: totalizaron us$ 5.483 millones.

El reporte “Haciendo Negocios-2008”, entregado por el Banco Mundial antes del almuerzo del Council of the Americas en Nueva York, en el que participó la candidata presidencial Cristina Kirchner, la Argentina figura en el puesto 109 en un total de 178 países analizados.

Según publicó el matutino La Nación, el ránking se centra en cantidad y calidad de las regulaciones vigente en cada país, como las trabas existentes para abrir o cerrar un negocio -y los tiempos que toman esos pasos-, la protección de los inversores y hasta el pago de los impuestos.

La Argentina –prosigue- quedó así por encima de Belarús (110), Nepal (111), India (120) y Brasil (122), pero por debajo de Rusia (106), Bangladesh (107) y Nigeria (108). Pero, además, involucionó en su competitividad con respecto a años anteriores y otras naciones.

El régimen regulatorio es un ejemplo, comentó la coautora del informe, Sylvia Solf, a La Nación: “En la Argentina no ha pasado nada sustancial en los últimos años. Así se arriesga a quedarse detrás de otros países emergentes que sí evolucionan, como Vietnam”. En América latina, Colombia fue el país que más mejoró el clima para hacer negocios entre abril de 2006 y abril de este año, el período que abarca el último informe. “Pero en términos más amplios, en la región no ha pasado nada. Abarca los países que han introducido menos reformas a nivel global”, planteó la funcionaria.

En contraste con lo sucedido en Brasil y Chile, Argentina se caracterizó también por el permanente aumento de la remesa de utilidades por parte de las compañías extranjeras, que ya giran el equivalente a 2 puntos del PIB.

En tal sentido, Solf explicó a La Nación que en el país “el sistema fiscal se destaca, pero por imponer una tasa tan alta que si abonase todo lo previsto se pagaría más que el beneficio esperado de retorno por una empresa”. La Argentina figura entre los “peores” países por sus costos de despido, aunque mejora de manera sustancial en “el acceso al crédito” y el acceso a la información sobre dichos créditos. Pero podría reducir de 31 a 11 días el plazo para registrar un nuevo emprendimiento.

Corrupción

Tampoco le ha ido bien al país en el informe 2007 de Transparency International, que evalúa a los países en una escala ascendente de los menos hasta los más corruptos, gracias a encuestas realizadas entre hombres de negocios y especialistas en 180 países: Argentina marcha en el puesto 105, mientras que Chile está en el 22, debajo de Francia, Bélgica y Estados Unidos. Comparte la posición con Bolivia, Albania, Burkina Faso y Egipto.

Establecido según el grado de corrupción existente entre los funcionarios públicos y políticos, el Indice de Percepción de la Corrupción (IPC) va de 10 para un Estado considerado como “limpio” a 0 para un Estado considerado “corrupto”.

El informe otorgó a Argentina 2,9, Chile 7 puntos, España y Uruguay 6,7, Costa Rica 5,0, Cuba 4,2, Salvador 4,0, Colombia 3,8, Brasil, México y Perú 3,5, Bolivia 2,9, Nicaragua 2,6, Paraguay 2,4, Ecuador 2,1, Venezuela 2,0 y Haití 1,6.

“Los países al final de la clasificación deben tomar en serio estos resultados y actuar ya para fortalecer la responsabilidad de sus instituciones públicas”, advirtió la presentadora del informe en Londres, Huguette Labelle, presidenta de TI.

Indicó que el dinero de la corrupción proviene frecuentemente de sociedades multinacionales basadas en los países ricos, por lo cual subrayó que los países “limpios” tienen “la obligación de ayudar a los otros”.

Los países menos corruptos son encabezados por Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda con un puntaje casi perfecto: 9,4. La nómina de los 10 primeros incluye también a Suecia, Singapur, Islandia, Holanda, Suiza y Canadá.

El informe de la organización no gubernamental confirma que muchos de los países más pobres del mundo son también los más perjudicados por el problema de la corrupción. Cerca de 40% de los países con un índice menor de 3 -donde se considera que la corrupción afecta a todos los sectores- son clasificados como “pobres” por el Banco Mundial.

Transparencia Internacional había señalado que las compañías multinacionales e instituciones financieras que utilizan el soborno y toleran la riqueza ganada ilegalmente están ayudando a impulsar la corrupción en los países más pobres.

Apuntó contra los países más ricos, muchas veces también responsables de los hechos de corrupción en los países pobres. “Con frecuencia el dinero de los sobornos procede de multinacionales con sede en los países más ricos del mundo. Ya no puede ser aceptable para estas empresas considerar los sobornos en los mercados de exportación como una estrategia empresarial legítima”, reseñó la institución desde Berlín.

Otro párrafo del informe señala que “los países más pobres son los que más sufren bajo el yugo de la corrupción, y en última instancia es su responsabilidad encarar el problema. Los puntajes bajos en el IPC indican que las instituciones públicas están expuestas a graves peligros. El primer punto en la agenda es mejorar la transparencia en la gestión financiera, desde la recaudación de fondos hasta los gastos, así como fortalecer la vigilancia y poner fin a la impunidad de funcionarios corruptos.

Según el ranking, la Argentina no sólo está entre los países más corruptos a nivel mundial sino también de América latina, con apenas 2,9 puntos sobre 10 en cuanto a su calidad institucional. Eso motivó a que la corrupción en Argentina sea calificada como “desenfrenada”, de acuerdo a los parámetros del organismo.

La directora regional para América del organismo, Pfeiffer Silke, destacó que se percibe en el mundo que en la Argentina “existe un alto nivel de informalidad en la gestión pública, que hay una baja institucionalidad, y las organizaciones de control son muy débiles”.

La representante sostuvo que “hay mucha concentración de poder en el Ejecutivo y mucho riesgo de que la función pública no se controle. Se pierden muchos fondos y recursos; hay muy poca transparencia y que de ahí se genera mucho riesgo de corrupción”.

Déficit ambiental

Uruguay es el único país no europeo ubicado en la nómina de los 10 primeros países “más verdes” y de mayor cuidado del medio ambiente, según la clasificación extraída de la combinación del Indicador de Desarrollo Humano, estructurado por las Naciones Unidas, y el Indice 2005 de desarrollo sostenible, elaborado por las universidades norteamericanas de Yale y Columbia, y por el Foro Económico Mundial.

La clasificación por países fue realizada a partir de criterios medioambientales, como la calidad del aire, del agua, de la biodiversidad o la emisión de gases con efecto invernadero, pero también a criterios sociales como el producto interno bruto, la educación, el desempleo y la esperanza de vida.

La lista la encabezan Finlandia, Islandia y Noruega, toma como estudio la realidad de 141 naciones.

O sea que el país mejor ubicado en ese ránking y el latinoamericano mejor ponderado han sido demandados por los ambientalistas ante la Corte Internacional de La Haya frente a la instalación de una planta pastera a orillas del río Uruguay, en la margen oriental, siendo que Argentina figura en el escalón número 27.

La repercusión interna de este informe terminó siendo el despido del asesor de Asuntos Ambientales del Ministerio de Relaciones Exteriores, Raúl Estrada Oyuela, por comentar al respecto que la Argentina carece de políticas ambientales.

El diplomático había dicho que la Argentina “tiene problemas con el agua, el suelo, la forestación, la exploración minera y otras industrias” que repercuten en el medio ambiente. “Todo esto es motivo de preocupación porque se va agravando”, comentó y aseguró que habló con franqueza cuando dijo que la Argentina carecía de política ambiental.

Muy mal le ha ido a la imagen de la Argentina en el exterior luego de conocerse los tres últimos ránkings que tratan sobre facilidades para hacer negocios, corrupción y cuidado del medioambiente, en cuya elaboración participan el Banco Mundial, Transparency International y el Foro Económico Mundial, respectivamente.

Los indicadores estuvieron acompañados por las cifras del último trimestre de la inversión extranjera directa en el país (fuente Banco Central), que para el sector privado no financiero fue de us$ 509 millones contra us$ 1.534 millones que registrara en el mismo período, un año antes.

Otro dato interno elocuente confirma la sensación exterior que detectan las encuestas internacionales: entre enero y junio de este año, las inversiones extranjeras directas cayeron de us$ 2.915 millones que tenían en 2006 a us$ 1.143 millones, mientras las financieras resultaron en ese lapso 21 % mayores que el año anterior, duplicando prácticamente a las “productivas”: totalizaron us$ 5.483 millones.

El reporte “Haciendo Negocios-2008”, entregado por el Banco Mundial antes del almuerzo del Council of the Americas en Nueva York, en el que participó la candidata presidencial Cristina Kirchner, la Argentina figura en el puesto 109 en un total de 178 países analizados.

Según publicó el matutino La Nación, el ránking se centra en cantidad y calidad de las regulaciones vigente en cada país, como las trabas existentes para abrir o cerrar un negocio -y los tiempos que toman esos pasos-, la protección de los inversores y hasta el pago de los impuestos.

La Argentina –prosigue- quedó así por encima de Belarús (110), Nepal (111), India (120) y Brasil (122), pero por debajo de Rusia (106), Bangladesh (107) y Nigeria (108). Pero, además, involucionó en su competitividad con respecto a años anteriores y otras naciones.

El régimen regulatorio es un ejemplo, comentó la coautora del informe, Sylvia Solf, a La Nación: “En la Argentina no ha pasado nada sustancial en los últimos años. Así se arriesga a quedarse detrás de otros países emergentes que sí evolucionan, como Vietnam”. En América latina, Colombia fue el país que más mejoró el clima para hacer negocios entre abril de 2006 y abril de este año, el período que abarca el último informe. “Pero en términos más amplios, en la región no ha pasado nada. Abarca los países que han introducido menos reformas a nivel global”, planteó la funcionaria.

En contraste con lo sucedido en Brasil y Chile, Argentina se caracterizó también por el permanente aumento de la remesa de utilidades por parte de las compañías extranjeras, que ya giran el equivalente a 2 puntos del PIB.

En tal sentido, Solf explicó a La Nación que en el país “el sistema fiscal se destaca, pero por imponer una tasa tan alta que si abonase todo lo previsto se pagaría más que el beneficio esperado de retorno por una empresa”. La Argentina figura entre los “peores” países por sus costos de despido, aunque mejora de manera sustancial en “el acceso al crédito” y el acceso a la información sobre dichos créditos. Pero podría reducir de 31 a 11 días el plazo para registrar un nuevo emprendimiento.

Corrupción

Tampoco le ha ido bien al país en el informe 2007 de Transparency International, que evalúa a los países en una escala ascendente de los menos hasta los más corruptos, gracias a encuestas realizadas entre hombres de negocios y especialistas en 180 países: Argentina marcha en el puesto 105, mientras que Chile está en el 22, debajo de Francia, Bélgica y Estados Unidos. Comparte la posición con Bolivia, Albania, Burkina Faso y Egipto.

Establecido según el grado de corrupción existente entre los funcionarios públicos y políticos, el Indice de Percepción de la Corrupción (IPC) va de 10 para un Estado considerado como “limpio” a 0 para un Estado considerado “corrupto”.

El informe otorgó a Argentina 2,9, Chile 7 puntos, España y Uruguay 6,7, Costa Rica 5,0, Cuba 4,2, Salvador 4,0, Colombia 3,8, Brasil, México y Perú 3,5, Bolivia 2,9, Nicaragua 2,6, Paraguay 2,4, Ecuador 2,1, Venezuela 2,0 y Haití 1,6.

“Los países al final de la clasificación deben tomar en serio estos resultados y actuar ya para fortalecer la responsabilidad de sus instituciones públicas”, advirtió la presentadora del informe en Londres, Huguette Labelle, presidenta de TI.

Indicó que el dinero de la corrupción proviene frecuentemente de sociedades multinacionales basadas en los países ricos, por lo cual subrayó que los países “limpios” tienen “la obligación de ayudar a los otros”.

Los países menos corruptos son encabezados por Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda con un puntaje casi perfecto: 9,4. La nómina de los 10 primeros incluye también a Suecia, Singapur, Islandia, Holanda, Suiza y Canadá.

El informe de la organización no gubernamental confirma que muchos de los países más pobres del mundo son también los más perjudicados por el problema de la corrupción. Cerca de 40% de los países con un índice menor de 3 -donde se considera que la corrupción afecta a todos los sectores- son clasificados como “pobres” por el Banco Mundial.

Transparencia Internacional había señalado que las compañías multinacionales e instituciones financieras que utilizan el soborno y toleran la riqueza ganada ilegalmente están ayudando a impulsar la corrupción en los países más pobres.

Apuntó contra los países más ricos, muchas veces también responsables de los hechos de corrupción en los países pobres. “Con frecuencia el dinero de los sobornos procede de multinacionales con sede en los países más ricos del mundo. Ya no puede ser aceptable para estas empresas considerar los sobornos en los mercados de exportación como una estrategia empresarial legítima”, reseñó la institución desde Berlín.

Otro párrafo del informe señala que “los países más pobres son los que más sufren bajo el yugo de la corrupción, y en última instancia es su responsabilidad encarar el problema. Los puntajes bajos en el IPC indican que las instituciones públicas están expuestas a graves peligros. El primer punto en la agenda es mejorar la transparencia en la gestión financiera, desde la recaudación de fondos hasta los gastos, así como fortalecer la vigilancia y poner fin a la impunidad de funcionarios corruptos.

Según el ranking, la Argentina no sólo está entre los países más corruptos a nivel mundial sino también de América latina, con apenas 2,9 puntos sobre 10 en cuanto a su calidad institucional. Eso motivó a que la corrupción en Argentina sea calificada como “desenfrenada”, de acuerdo a los parámetros del organismo.

La directora regional para América del organismo, Pfeiffer Silke, destacó que se percibe en el mundo que en la Argentina “existe un alto nivel de informalidad en la gestión pública, que hay una baja institucionalidad, y las organizaciones de control son muy débiles”.

La representante sostuvo que “hay mucha concentración de poder en el Ejecutivo y mucho riesgo de que la función pública no se controle. Se pierden muchos fondos y recursos; hay muy poca transparencia y que de ahí se genera mucho riesgo de corrupción”.

Déficit ambiental

Uruguay es el único país no europeo ubicado en la nómina de los 10 primeros países “más verdes” y de mayor cuidado del medio ambiente, según la clasificación extraída de la combinación del Indicador de Desarrollo Humano, estructurado por las Naciones Unidas, y el Indice 2005 de desarrollo sostenible, elaborado por las universidades norteamericanas de Yale y Columbia, y por el Foro Económico Mundial.

La clasificación por países fue realizada a partir de criterios medioambientales, como la calidad del aire, del agua, de la biodiversidad o la emisión de gases con efecto invernadero, pero también a criterios sociales como el producto interno bruto, la educación, el desempleo y la esperanza de vida.

La lista la encabezan Finlandia, Islandia y Noruega, toma como estudio la realidad de 141 naciones.

O sea que el país mejor ubicado en ese ránking y el latinoamericano mejor ponderado han sido demandados por los ambientalistas ante la Corte Internacional de La Haya frente a la instalación de una planta pastera a orillas del río Uruguay, en la margen oriental, siendo que Argentina figura en el escalón número 27.

La repercusión interna de este informe terminó siendo el despido del asesor de Asuntos Ambientales del Ministerio de Relaciones Exteriores, Raúl Estrada Oyuela, por comentar al respecto que la Argentina carece de políticas ambientales.

El diplomático había dicho que la Argentina “tiene problemas con el agua, el suelo, la forestación, la exploración minera y otras industrias” que repercuten en el medio ambiente. “Todo esto es motivo de preocupación porque se va agravando”, comentó y aseguró que habló con franqueza cuando dijo que la Argentina carecía de política ambiental.

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