Cristina propone más retenciones para atenuar recomposición de tarifas

En Brasil, la candidata admitió retoques graduales para evitar inflación. El refuerzo al superávit fiscal aprovechando el aumento de precio de los commodities que exporta el país será el pilar administrativo a implementar después de las elecciones.

5 octubre, 2007

Así como echó mano a parte de los aportes jubilatorios que recibían
las AFJP para pasarla al Estado y cerrar el año con superávit fiscal,
el gobierno tiene decidido elevar las retenciones a las exportaciones de granos,
harinas y aceites para reunir unos $ 4.250 millones y asegurar la meta de 3,16
puntos prevista en el proyecto de presupuesto nacional.

La medida implicaría subir unos 5 puntos para maíz, trigo y girasol,
y 7,5 puntos la soja y derivados, con lo que los valores vigentes en 2008 serían
de 25 % en el caso del trigo y el maíz, 28,5 % el girasol y 35 % para
la soja. Los aceites y harinas irían a 31,5 %.

El sector ya empezó a descontar la definición y anotó
3,2 millones de toneladas de soja para su exportación, antes que se adopte
no bien terminados los comicios.

Una de las definiciones más contundentes que dio la candidata presidencial
Cristina Kirchner en Brasil fue que habrá sólo retoques graduales
en las tarifas para no provocar demandas salariales y de precios que tensionen
los índices de inflación.

De modo que recién después de las elecciones, si es que se mantienen
los Kirchner en la Casa Rosada, cabría esperar el alza comprometida en
las tarifas residenciales de electricidad.

Va de suyo que frente a la decisión de que no haya recomposición
de los niveles que impliquen un tarifazo, habrá de continuar el régimen
de subsidios que se vino aplicando para resarcir a las empresas prestatarias
del servicio.

El incremento que tuvieron los commodities que exporta el país alivió
la presión sobre las autoridades para sincerar tarifas, luego del prolongado
congelamiento al que se atribuye la culpa por la falta de inversiones que provoca
el actual desfasaje entre la oferta y la demanda. Es que la necesidad de neutralizar
el efecto inflacionario de la valoración internacional de los alimentos
atrae un excedente para el fisco que posibilita seguir sosteniendo el sistema
de subsidios repartidos desde el gobierno.

Las cotizaciones de la soja crecieron 25 %, mientras que las de trigo lo hicieron
45 %. El maíz recuperó 5 % lo que había perdido.

El gasto público saltó 50 % este año como consecuencia
de la política oficial expansiva hacia la economía. La mayor parte
de ese incremento se advirtió en los subsidios producto de la crisis
energética.

Destacó que “los subsidios no son para los empresarios”, y
subrayó que con el control de tarifas de servicios públicos “el
único beneficiado es el ciudadano común”.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, dijo al respecto que el control
de las tarifas de servicios públicos “fue una política acertada”,
y advirtió que un eventual aumento provocaría “una inmediata
consecuencia inflacionaria”.

“Me llama la atención, me causan mucha gracia los que se quejan
de inflación y piden que aumenten las tarifas, porque es un mecanismo
de inmediata consecuencia inflacionaria”, dijo Fernández.

En tanto, afirmó que “el control de las tarifas de los servicios
públicos fueron ventaja para los usuarios en todos los órdenes,
y ha sido una política acertada inmediatamente después de la enorme
crisis económica que la Argentina tuvo”.

“Hace cuatro años que no se aumenta el boleto; el subsidio es una
manera de redistribución del ingreso, hacer lo necesario para que el
transporte siga y la gente no tenga que pagar un mayor precio porque el combustible
aumenta y el desgaste de las máquinas”, explicó.

Así como echó mano a parte de los aportes jubilatorios que recibían
las AFJP para pasarla al Estado y cerrar el año con superávit fiscal,
el gobierno tiene decidido elevar las retenciones a las exportaciones de granos,
harinas y aceites para reunir unos $ 4.250 millones y asegurar la meta de 3,16
puntos prevista en el proyecto de presupuesto nacional.

La medida implicaría subir unos 5 puntos para maíz, trigo y girasol,
y 7,5 puntos la soja y derivados, con lo que los valores vigentes en 2008 serían
de 25 % en el caso del trigo y el maíz, 28,5 % el girasol y 35 % para
la soja. Los aceites y harinas irían a 31,5 %.

El sector ya empezó a descontar la definición y anotó
3,2 millones de toneladas de soja para su exportación, antes que se adopte
no bien terminados los comicios.

Una de las definiciones más contundentes que dio la candidata presidencial
Cristina Kirchner en Brasil fue que habrá sólo retoques graduales
en las tarifas para no provocar demandas salariales y de precios que tensionen
los índices de inflación.

De modo que recién después de las elecciones, si es que se mantienen
los Kirchner en la Casa Rosada, cabría esperar el alza comprometida en
las tarifas residenciales de electricidad.

Va de suyo que frente a la decisión de que no haya recomposición
de los niveles que impliquen un tarifazo, habrá de continuar el régimen
de subsidios que se vino aplicando para resarcir a las empresas prestatarias
del servicio.

El incremento que tuvieron los commodities que exporta el país alivió
la presión sobre las autoridades para sincerar tarifas, luego del prolongado
congelamiento al que se atribuye la culpa por la falta de inversiones que provoca
el actual desfasaje entre la oferta y la demanda. Es que la necesidad de neutralizar
el efecto inflacionario de la valoración internacional de los alimentos
atrae un excedente para el fisco que posibilita seguir sosteniendo el sistema
de subsidios repartidos desde el gobierno.

Las cotizaciones de la soja crecieron 25 %, mientras que las de trigo lo hicieron
45 %. El maíz recuperó 5 % lo que había perdido.

El gasto público saltó 50 % este año como consecuencia
de la política oficial expansiva hacia la economía. La mayor parte
de ese incremento se advirtió en los subsidios producto de la crisis
energética.

Destacó que “los subsidios no son para los empresarios”, y
subrayó que con el control de tarifas de servicios públicos “el
único beneficiado es el ciudadano común”.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, dijo al respecto que el control
de las tarifas de servicios públicos “fue una política acertada”,
y advirtió que un eventual aumento provocaría “una inmediata
consecuencia inflacionaria”.

“Me llama la atención, me causan mucha gracia los que se quejan
de inflación y piden que aumenten las tarifas, porque es un mecanismo
de inmediata consecuencia inflacionaria”, dijo Fernández.

En tanto, afirmó que “el control de las tarifas de los servicios
públicos fueron ventaja para los usuarios en todos los órdenes,
y ha sido una política acertada inmediatamente después de la enorme
crisis económica que la Argentina tuvo”.

“Hace cuatro años que no se aumenta el boleto; el subsidio es una
manera de redistribución del ingreso, hacer lo necesario para que el
transporte siga y la gente no tenga que pagar un mayor precio porque el combustible
aumenta y el desgaste de las máquinas”, explicó.

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