Desempleo: surge otra luz roja en la economía norteamericana

La tasa de desempleo subió a 5% en diciembre y sólo se crearon 18.000 puestos. Se trata del menor crecimiento mensual en cuatro años, según el informe difundido por el departamento federal de trabajo.

7 enero, 2008

Algunos analistas, no los gurúes bursátiles, interpretan los números como señal de que Estados Unidos bordea una fase recesiva o una de estancamiento inflacionario. Por supuesto, Wall Street se aferró a esos síntomas y presiona a la Reserva Federal para adelantar la reunión del comité de política monetaria, fijada para el miércoles 31. También se busca que las tasas referenciales se eleven medio punto, no un cuarto.

Por supuesto, el desempleo es un síntoma claramente negativo. Presupone que la economia orilla una recesión o estanflación. La primera equivale a tres trimestres de actividad en descenso y desocupación en ascenso. Por ende, el deterioro laboral indica que los problemas ya no se limitan a bienes raíces o construcción y alcanzan un espectro más amplio. A su vez, afectan la conducta compradora del público, hasta hace poco inconmovible.

Con la campaña electoral en marcha, los demócratas aprovechan las estadísticas laborales para atacar, más que a sus competidores directos, a las políticas de un gobierno republicano en retirada. “Este informe –sostiene Nancy Pelosi, presidente de la cámara baja- confirma lo que todos sabíamos: George W.Bush le ha fallado a la clase media”.

Inversores y especuladores se aferran a un consuelo muy relativo: las cosas van lo bastante mal como para que el banco central opte por reducir los tipos básicos de 4,25/5,25% a 3,75/4,75 anual. En realidad, el emisor había comenzado a reducir tasas en septiembre, para inyectar liquidez a mercados turbulentos. Pero algunos ortodoxos sospechan que la RF podría no hacer nada, pues supone que la inflación sigue avanzando. Aparte, los crudos han tocado ya US$ 100 el barril y una rebaja de interese debilaría aun más un dólar ya tambaleante.

La RF va por el filo de la navaja. Trata de combatir una inflación imaginaria y, al mismo tiempo, se halla ante una contracción económica real. En un esfuerzo para destrabar la crisis de liquidez, ha estado inyectando “call” vía subastas que, este mes, serán dos por US$ 30.000 millones cada una.

En diciembre, entonces, se crearon apenas 18.000 puestos no rurales, 84,3% menos que los 115.000 de noviembre. Eso llevo el ritmo de crecimiento al mínimo desde 2004. Por otra parte, en siete años de gestión, Bush nunca volvió al 4,2% de desempleo legado por William J.Clinton. El mes pasado, a la sazón, el comercio minorista perdió 24.000 puestos, los servicios financieros 7.000 y la construcción 49.000. El dólar barato y el consiguiente aumento de exportaciones no impidieron que la industria perdiese 31.000 puestos laborales.

Algunos analistas, no los gurúes bursátiles, interpretan los números como señal de que Estados Unidos bordea una fase recesiva o una de estancamiento inflacionario. Por supuesto, Wall Street se aferró a esos síntomas y presiona a la Reserva Federal para adelantar la reunión del comité de política monetaria, fijada para el miércoles 31. También se busca que las tasas referenciales se eleven medio punto, no un cuarto.

Por supuesto, el desempleo es un síntoma claramente negativo. Presupone que la economia orilla una recesión o estanflación. La primera equivale a tres trimestres de actividad en descenso y desocupación en ascenso. Por ende, el deterioro laboral indica que los problemas ya no se limitan a bienes raíces o construcción y alcanzan un espectro más amplio. A su vez, afectan la conducta compradora del público, hasta hace poco inconmovible.

Con la campaña electoral en marcha, los demócratas aprovechan las estadísticas laborales para atacar, más que a sus competidores directos, a las políticas de un gobierno republicano en retirada. “Este informe –sostiene Nancy Pelosi, presidente de la cámara baja- confirma lo que todos sabíamos: George W.Bush le ha fallado a la clase media”.

Inversores y especuladores se aferran a un consuelo muy relativo: las cosas van lo bastante mal como para que el banco central opte por reducir los tipos básicos de 4,25/5,25% a 3,75/4,75 anual. En realidad, el emisor había comenzado a reducir tasas en septiembre, para inyectar liquidez a mercados turbulentos. Pero algunos ortodoxos sospechan que la RF podría no hacer nada, pues supone que la inflación sigue avanzando. Aparte, los crudos han tocado ya US$ 100 el barril y una rebaja de interese debilaría aun más un dólar ya tambaleante.

La RF va por el filo de la navaja. Trata de combatir una inflación imaginaria y, al mismo tiempo, se halla ante una contracción económica real. En un esfuerzo para destrabar la crisis de liquidez, ha estado inyectando “call” vía subastas que, este mes, serán dos por US$ 30.000 millones cada una.

En diciembre, entonces, se crearon apenas 18.000 puestos no rurales, 84,3% menos que los 115.000 de noviembre. Eso llevo el ritmo de crecimiento al mínimo desde 2004. Por otra parte, en siete años de gestión, Bush nunca volvió al 4,2% de desempleo legado por William J.Clinton. El mes pasado, a la sazón, el comercio minorista perdió 24.000 puestos, los servicios financieros 7.000 y la construcción 49.000. El dólar barato y el consiguiente aumento de exportaciones no impidieron que la industria perdiese 31.000 puestos laborales.

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