EE.UU.: WikiLeaks vulneró su seguridad
Washington y Londres sostienen que las listas secretas difundidas por Julian Assange eran vitales para ambos países. Especialmente porque los e-mails y cables con datos sobre instalaciones militares pueden ayudar a grupos terroristas.
6 diciembre, 2010
<p>Por cierto, la última tanda de filtraciones provenientes del departamento de Estado (EE.UU.) y la Foreign Office (Gran Bretaña) revelan listas de relevancia estratégica. Cubren en general todo tipo de objetivos militares, cables submarinos y demás puntos claves capaces de dañar a los dos países.<br />
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El grueso de esos documentos, redactados en febrero de 2009, se compone de una lista –compilada en 2008- de infraestructuras y recursos en el exterior. Por ejemplo, se identifican país por país plantas, ferrocarriles, puertos, bases aéreas y otras áreas de interés militar.<br />
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Los archivos se centran en zonas de las cuales Washington y Londres dependen para abastecerse de una gran gama de sustancias tan críticas como vacunas contra el sarampión (Dinamarca), bauxita (Guinea) y gas natural licuado (Levante). Aparecen asimismo ductos submarinos en Japón o China, yacimientos en Irak, Irán y el golfo Pérsico, minas de estaño en Indonesia, etc.<br />
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Las embajadas norteamericanas, en verdad, no pueden incluir ese tipo de instalaciones listas para una guerra. Pero, no obstante, aparece en las listas una cantidad de puntos relativos a defensa, entre ellos tres en Gran Bretaña operadas por BAE Systems, cuarta contratista militar en el mundo. <br />
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Según Philip Crowley, subsecretario de estado, “existen fuertes y válidas razones para mantener en reserva esa clase de datos. En particular cuando involucran infraestructuras críticas y recursos claves para la seguridad de ambos países”. Al menos, en las concepciones geopolíticas convencionales que WikiLeaks tiende a transgredir.<br />
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Por ende, a juicio del alto funcionario, “Assange parece centrar esfuerzos en Estados Unidos y algunos aliados, pero de paso pone en riesgo los intereses de muchos otros países. Su accionar es irresponsable”.<br />
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Sin embargo, Kristin Hrafnsson, vocero del sitio no lo ve así. Por ejemplo, “los propios cables desmienten a Crowley. Pues muchos diplomáticos estadounidenses se han dedicado o se dedican a recoger informes de inteligencia por orden de Hillary Rodham Clinton, mientras Barack Obama mira para otro lado”.<br />
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En términos de seguridad –añade -, “este grupo de cables detalla la importancia estratégica de ciertos activos distribuidos alrededor del globo. Pero no señala locaciones específicas, medidas de seguridad ni vulnerabilidades, si bien queda claro que Washington exigía a sus diplomáticos informar sobre cada caso”.<br />
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Por su parte, el ministerio de relaciones exteriores británica se limitó a un terso, previsible comunicado. “Condenamos claramente -reza- la difusión no autorizada de material secreto. Las filtraciones y su publicación dañan la seguridad de Gran Bretaña. EE.UU. y terceros, amén de vulnerar la indispensable confidencialidad informativa”. Pero WikiLeaks no es un estado, sino sólo un sitio Web.</p>
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