Pakistán; ¿cuál es el papel real del ejército?

No sorprende que el parlamento, los partidos políticos y el público hayan condenado las operaciones estadounidenses que eliminaron a Osama bin Laden. Pero el ataque talibán contra los cadetes militares inicia otra historia para las fuerzas armadas.

15 mayo, 2011

<p>En realidad, la reacci&oacute;n pakistan&iacute; por Abbottabad fue apenas anterior al atentado al instituto castrense cerca de Islamabad. Result&oacute; ir&oacute;nico que los terroristas esgrimiesen dos pretextos: vengar a bin Laden (no era talib&aacute;n, ni siquiera afgano) y castigar a Estados Unidos. Justo cuando los legisladores exig&iacute;an replantear los v&iacute;nculos con Washington.<br />
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Algunos dirigentes inclusive suger&iacute;an cortar las rutas de abastecimiento de la Ot&aacute;n a Afganist&aacute;n. Al respecto, una presentaci&oacute;n de doce puntos &ndash;en urdu e ingl&eacute;s- coincidi&oacute; con una palinodia del coronel Shudya Pash&aacute;, jefe del servicio secreto (ISI), en relaci&oacute;n con &ldquo;actos unilaterales que han violado la soberan&iacute;a nacional&rdquo;. Esta sesi&oacute;n parlamentaria fue in&eacute;dita en un pa&iacute;s donde los militares han derrocado tantos primeros ministros y hecho liquidar tantos gobernantes.<br />
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Ahora, ese poderoso aparato se halla en medio de la tormenta. Seg&uacute;n la experiencia desde 1947 &ndash;a&ntilde;o de la independencia- o desde 1971 (escisi&oacute;n de Bangladesh con apoyo de India), la c&uacute;pula militar ha sido una corporaci&oacute;n con claro predominio sobre la sociedad. El ej&eacute;rcito (600.000) tiene contralor financiero&nbsp; en &aacute;reas desde petr&oacute;leo o gas natural hasta granos o bienes ra&iacute;ces. De hecho, su modelo fue copiado, desde 1956, por Gamal Abdel Nasser y su sucesores en Egipto.<br />
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En esas condiciones, perfectamente conocidas por EE.UU. y Gran Breta&ntilde;a, resulta muy dif&iacute;cil creer que el ISI ignoraba el paradero de bin Laden, &ldquo;oculato&rdquo; hace cuatro a&ntilde;os a cincuenta kil&oacute;metros de la capital, en Abbottabad. La elecci&oacute;n de un instituto castrenses no fue casual y buscaba golpear tanto a Washington como a Islamabad.<br />
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Ahora bien, los estrategas de la Organizaci&oacute;n del Tratado Nortl&aacute;ntico deben dar con la forma de limitar el poder omn&iacute;modo y la corrupci&oacute;n de las fuerzas armadas. Pero esto es muy improbable en un estado cuyas administraciones civiles nunca han terminado los cinco a&ntilde;os constitucionales de ejercicio.<br />
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Este contexto explica que el zamarreo p&uacute;blico de los militares sea un hecho tan novedoso y les quite el sue&ntilde;o a los generales. Tambi&eacute;n desvela a la Ot&aacute;n, pues Pakist&aacute;n en &ldquo;la mitad m&aacute;s grande de un conflicto cuyo lado m&aacute;s inestable es Afganist&aacute;n&rdquo;, subraya Ayesha Siddiq&aacute;, autora de Military Inc. (&ldquo;Militares SA&rdquo; ser&iacute;a en castellano).<br />
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