Ahora, la batalla recién empieza para Lagarde

En realidad, la crisis es europea. A la violencia helena se agrega la peor huelga general de los últimos ochenta años afrontada por Gran Bretaña. Portugal, Italia, España, Hungría a Irlanda tratan de impedir el contagio. Pero la clave es Atenas.

30 junio, 2011

<p>La aprobaci&oacute;n parlamentaria al duro programa de austeridad &ndash;casi un plan Brady- impuesto por el Fondo Monetario Internacional, el Eurogrupo y el Banco Central Europeo simplemente agrava los disturbios callejeros en las principales ciudades helenas. Pero los mercados hacen otra lectura: esta econom&iacute;a subdesarrollada pone en jaque la credibilidad de las tres entidades, en particular la que ahora conduce Christine Lagarde.<br />
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Pesan en la balanza, por ejemplo, las &ldquo;evaluaciones de contagio potencial&rdquo; elaboradas cada tanto en el FMI. La &uacute;ltima se detendr&aacute; &ndash;el tercer trimestre del a&ntilde;o- en el efecto griego sobre las mayores econom&iacute;as del &aacute;rea; o sea, Alemania, Francia, Suecia, Gran Breta&ntilde;a, etc. Al mismo tiempo, la nueva directora gerente deber&aacute; arbitrar en otro tipo de disputa: China, Brasil, Rusia e India quieren flexibilidad ante la crisis griega, pero los ortodoxos buscan darle una dura lecci&oacute;n a Atenas.<br />
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Pese a ese diferendo, Barack Obama y el primer ministro Wen Jiabao aceleraron el nombramiento de Lagarde. Ello no obst&oacute; para que Nicolas Sarkozy proclamase &ldquo;el triunfo franc&eacute;s&rdquo;, olvidando que Dominique Strauss-Kahn tambi&eacute;n lo es. El martes, pues, la junta directiva adelant&oacute; una decisi&oacute;n que la crisis griega tornaba inevitable.<br />
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Ese d&iacute;a, los plazos se acortaban y subsist&iacute;an dos acefal&iacute;as. Una, en el FMI, la cubr&iacute;a el vicepresidente John Lipsky, un tecn&oacute;crata. Otra es potencial: el italiano Mario Draghi acaba de ser confirmado para reemplazar al franc&eacute;s Jean-Claude Trichet en el Banco Central Europeo. Pero reci&eacute;n asume el primero de noviembre. Mientras, Trichet pierde poder velozmente y debe aguantar cuatro meses. <br />
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Estas complejas circunstancias pusieron en segundo plano &ndash;no por mucho tiempo- una clave de largo plazo: Lagarde deber&aacute; orquestar una dr&aacute;stica reforma de los estatutos, cuyo borrador dej&oacute; Strauss-Kahn. La directora lo se&ntilde;al&oacute; ante la junta, el 23. El punto central consiste en eliminar el peso excesivo, v&iacute;a veto, de las potencias occidentales en la entidad. Tarde o temprano, eso llevar&aacute; a liquidar el pacto de 1945, que asigna a la hoy Uni&oacute;n Europea el control del FMI y a Estados Unidos el del Banco Mundial.</p>
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