Barack Obama transmitió una imagen de fragilidad

Lejos aún de las elecciones, el presidente sólo atinó a decir que “Estados Unidos es un país AAA, pese a las calificadoras”. Mientras, Europa occidental quemaba € 198.000 millones con abruptas caídas en Francfort (5%), París (4,7%) o Londres (3,4%)

9 agosto, 2011

<p>Esos n&uacute;meros fueron superados por el Nasdaq (6,9%), el <em>Standard &amp; Poor&rsquo;s 500 </em>(6,6%) y el Dow Jones (5,5%). Se ignora si el pat&eacute;tico mensaje presidencial fue idea propia o de alg&uacute;n asesor. El lenguaje trasunt&oacute; fragilidad. No era apropiado para afrontar a mercados en ebullici&oacute;n ni, muchos menos, al espectro de una &ldquo;recesi&oacute;n parte 2&rdquo;.<br />
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Probablemente la palabra no se oiga hoy durante la reuni&oacute;n del comit&eacute; de pol&iacute;tica monetaria (Reserva Federal). Pero operadores e inversores suponen que de ah&iacute; saldr&aacute; alg&uacute;n tipo de intervenci&oacute;n para enfriar los mercados. Sea cual fuere, deber&aacute; ser m&aacute;s en&eacute;rgico que la mera compra de bonos espa&ntilde;oles e italianos por parte del Banco Central Europeo, cuyos efectos se agotan en s&iacute; mismos.<br />
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Para EE.UU. y la Eurozona, este derrumbe de variables sucede en el peor contexto posible. Cualquier reca&iacute;da en recesi&oacute;n ser&aacute; peor que la de 2007/09. Para empezar, la econom&iacute;a real se halla bastante m&aacute;s vulnerable que en esa oportunidad y casi no ha recobrado fuerzas para crecer, aunque Obama hable de un pa&iacute;s AAA.<br />
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Como se&ntilde;ala el <em>New York Times</em>, &ldquo;la anterior burbuja termin&oacute; ajustando los cinturones, una nueva obligar&aacute; a vender los pantalones. Para colmo, ya se han empleado casi todas las herramientas disponibles y quedan escasas opciones&rdquo;. Con la Eurozona debati&eacute;ndose en su propia crisis, Standard &amp; Poor&rsquo;s al cabo s&oacute;lo sinceraba un estado de cosas.<br />
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Al margen de factores financieros y crediticios, la segunda recesi&oacute;n o el &ldquo;efecto W&rdquo; se montan tambi&eacute;n en la emergencia ocupacional norteamericana. En 2007/10, la poblaci&oacute;n activa creci&oacute; 3%, pero el n&uacute;mero de puestos laborales disponibles cedi&oacute; 5%. Esto se&ntilde;ala que, en el fondo, el empleo sigue retra&iacute;do y esa recesi&oacute;n tal vez no ha terminado.<br />
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Naturalmente, la deuda federal es otro componente cr&iacute;tico. &ldquo;A fin de 2007 &ndash;comenzando la recesi&oacute;n-, representaba 64,4% del producto bruto interno. A mediados de 2011, la cifra equivale al total&rdquo;, afirma un estudio de Deutsche Bank. &ldquo;Esto no suced&iacute;a desde que termin&oacute; la II guerra mundial&rdquo;, confirma la consultor&iacute;a <em>IHS Global Insight</em>. <br />
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En realidad, la situaci&oacute;n recuerda la &ldquo;minidepresi&oacute;n&rdquo; de 1937/9. Con un atenuante: las utilidades del sector privado, mal llamado &ldquo;corporativo&rdquo;, ascendieron 22% en el primer trimestre del a&ntilde;o sobre el &uacute;ltimo de 2007. Pero &iquest;c&oacute;mo hacer que empresarios y banqueros inviertan para tonificar la econom&iacute;a? Dadas las caracter&iacute;sticas sociales de EE.UU., lograrlo ser&iacute;a m&aacute;s arduo que en la Eurozona, cuyos bancos han sido involucrados en los rescates financieros.<br />
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