Reflotan garantía china a reservas del BCRA

El gobierno argentino dejó trascender al cabo de la primera gira oficial del nuevo vicepresidente de China, Li Yuanchao, por Argentina y Venezuela que se reflotaría la garantía en yuanes de las reservas del BCRA por 10.000 millones de dólares.

14 mayo, 2013

Mientras el nuevo vicepresidente chino, Li Yuanchao, terminaba en Venezuela la minigira que iniciara en Argentina para replantear, a partir del acercamiento diplomático, los desencuentros comerciales que tuvieron en el continente sólo con ambos países, trascendía en Buenos Aires el reflotamiento de un acuerdo financiero firmado en 2010 que garantizaba, mediante una triangulación con yuanes, las reservas del BCRA ante un eventual faltante de dólares.
La Nación hizo mención en su página web de una conversación que al respecto mantuvieron en el Senado, durante un agasajo brindado al subjefe de Estado chino por su par argentino Amado Boudou. Esa línea de “redescuento” (en la jerga bancaria) alcanzaba a 10.000 millones de dólares y nunca fue utilizada por el gobierno nacional.
En esa oportunidad, la implementación de ese resguardo serviría para apuntalar la confianza en la capacidad del BCRA para afrontar el lanzamiento de los bonos en dólares destinados al canje por billetes sin que se averigüe su origen que la Casa Rosada aspira a convertir en ley.
Pero este sería un plus que deja la visita de Li  a los países con los que China ha tenido las mayores dificultades de intercambio desde que se activó la presencia del gigante asiático en Sudamérica.
Así y todo, China se ha convertido en el tercer socio de la región, por su rol de importador de materias primas de América Latina y el Caribe –petróleo, cobre, hierro, soja- y de exportador de sus manufacturas.
En el período 2005-2010 se duplicaron tanto las importaciones chinas como sus exportaciones a la región: de acuerdo a cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las exportaciones latinoamericanas representan 31% de las exportaciones totales de China, y las materias primas del área representan 27,7% de sus importaciones. 
Pero además del intercambio comercial, en el mismo periodo crecieron exponencialmente las inversiones directas de China y los préstamos de sus bancos a países de la región, que acompañaron la animosidad contra los acreedores occidentales entre los países agrupados en Alba. Entre 2005 y 2011, los préstamos otorgados por los bancos chinos a los países de América Latina y el Caribe sumaron 75.215 millones dólares, de acuerdo con los cálculos del internacionalista estadounidense Kevin Gallagher y su equipo de trabajo del Global Development And Environment Institute (GDAE, por sus siglas en inglés). 
El grueso del dinero fue destinado al desarrollo de infraestructuras en transporte, telecomunicaciones, minería y energía, y a un par de satélites chinos que compraron Bolivia y Venezuela. 
Las deudas más grandes le pertenecen a Venezuela (38.500 millones de dólares), a Brasil (11.731 millones de dólares), a Argentina (10.000 millones de dólares) y a Ecuador (6.034 millones de dólares).
En este balance de las relaciones con América del Sur, los encontronazos con Venezuela y Argentina quedaron en el debe y tal vez ese haya sido el motivo que los guió a elegirlos como los primeros destinos del vicepresidente, según explicó a El País  Ariel Armony, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Miami e investigador de las relaciones chinas con la región.
En ocasiones, China ha dejado de comprar materias primas argentinas, como la soja, a causa de las tarifas y controles impuestos por Buenos Aires. En el caso de Venezuela, tanto a las compañías petroleras chinas como al Gobierno les preocupa el gran nivel de inestabilidad económica y política, y que en el futuro se produzca una demanda de transparencia en los acuerdos bilaterales ya suscritos, en caso de que eventualmente hubiese un cambio de Gobierno. 
“El tema de la seguridad alimentaria es central para China y en ese sentido, Argentina es un país importante. Y el objetivo en Venezuela no es tanto mejorar la relación sino bajar la incertidumbre”, sostiene Armony.
La expectativa de Caracas con esta visita de Li ha sido que China acepte extender su línea de crédito a Venezuela, una petición que fue rechazada en enero de este año. El Gobierno venezolano esperaba, además, la firma de más contratos de inversión; el más importante de ellos, permitiría reflotar la Siderúrgica del Orinoco, una de las joyas de las industrias básicas estatales del sector minero que hoy se encuentra técnicamente quebrada.
En Buenos Aires, Li Yuanchao firmó con Cristina Fernández de Kirchner cuatro nuevos acuerdos: un tratado de extradición, un memorándum para promover el intercambio de productos agrícolas, un protocolo de requisitos sanitarios para la exportación de equinos, y un convenio de la empresa china Huawei para brindar asesoría a una universidad argentina. 
También decidieron apoyarse mutuamente en el reclamo de Argentina sobre la soberanía de las islas Malvinas, y en el principio “una sola China”, según el cual ni Taiwan ni el Tibet ni ninguna otra “provincia rebelde” podrá ser reconocida como Estado independiente.
En la última década, uno de los socios que ha sacado mayor provecho del replanteamiento de la relación con China es Chile, el primer productor mundial de cobre, que destina un tercio de esa producción al gigante asiático. 
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