Trump y Xi: ¿quién es el más poderoso?

Gobernantes de superpotencias que eligen recorrer caminos diferentes y  opuestos.

9 noviembre, 2017

Era previsible. El estilo diplomático de Donald Trump podía hacer de las suyas en una extensa y delicada gira por el Asia, visitando a los principales protagonistas actuales del escenario geopolítico mundial. Hubo algunos episodios que merecieron comentarios. Por ejemplo, bajó el tono agresivo contra Corea del Norte y hasta insinuó posibles tratos amistosos con Pyongyang, todo mientras visitaba a su viejo aliado Corea del Sur.

Pero lo sustantivo fue lo que parece ser una acentuación de sus políticas nacionalistas, populistas, proteccionistas, mientras cede terreno frente a China, que acaba de reforzar y explicitar su capitalismo económico con autoritarismo político. Se vio a dos países que, a través de sus líderes avanzan en direcciones opuestas.

Xi Jinping, su anfitrión en Beijing, fue ungido hace pocas semanas como un verdadero emperador (como si resucitara el viejo Imperio del Centro), con gestos elocuentes de reconocimiento a su poder que no se veían desde los tiempos de Mao Tse Tung. Sin que, como era tradición, designara a quien sería su sucesor. Lo que puede significar que piensa terminar con esta práctica y permanecer todavía muchos años más en el poder.

Al ver a los dos mandatarios juntos, la duda para muchos observadores es quién era “el hombre más poderoso del mundo”. Trump llegó con bajas tasas de aprobación en su país, y tras la derrota en las elecciones de Virginia y Nueva Jersey, a manos de los Demócratas.

Xi mantiene el rol asumido desde principio de año: es el campeón del libre comercio y de la globalización (rol antes reservado para los presidentes estadounidenses). El Banco de Inversión de Infraestructura en Asia aportará US$ 1 billón (millón de millones) en conectar Asia y Europa a través de una red de autopistas, caminos, puertos y rutas marítimas.  Así planea exportar su capacidad industrial sobrante y asegurar la provisión de los recursos naturales que necesita su desarrollo.

En cambio Trump margina a las Naciones Unidas, se borró del Tratado Trans Pacífico (diseñado para contener a China) que ahora resucita, más débil, con los otros 11 miembros del acuerdo. Los chinos suscribieron el Tratado de París y respaldan toda iniciativa en defensa de evitar el deterioro del clima y el ambiente. Los estadounidenses tienen el dudoso honor de ser prácticamente el único país que no ha adherido a este acuerdo.

La economía de China puede tener tropezones, pero parece avanzar firme para convertirse en la primera potencia económica del planeta durante este siglo. Entre tanto Trump respalda la extracción de carbón y amenaza a toda empresa que no promete traer más trabajos a casa.

Dos concepciones muy diferentes del mundo y de la época que toca vivir.

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