Chequeado, siempre en pos de la evidencia

Es la única organización de verificación del discurso público y chequeo de datos en el país.

15 octubre, 2018

Ha conseguido posicionarse como fuente de consulta valiosa entre quienes desean conocer con precisión de qué se discute, en lugar de elegir una postura de acuerdo a simpatías políticas o ideológicas.

El desafío de hacer justicia con datos en la era de la desinformación. En una sociedad súper polarizada como la Argentina de 2010, donde el Gobierno nacional se encontraba en medio de una fuerte disputa con los principales medios de comunicación, Chequeado apareció como un proyecto de verificación del discurso público de políticos, líderes de opinión, medios y periodistas, con la misión de mejorar la calidad del debate, más basado en los hechos que en las personas.

La creación de Chequeado fue producto de un proyecto ideado por tres fundadores ajenos a la comunicación y la política: un doctor en Física, Julio Aranovich; un economista, José Alberto Bekinschtein; y un doctor en Química, Roberto Lugo, que supieron identificar como consumidores una necesidad.

Las únicas referencias de medios de chequeo en el mundo estaban presentes en Estados Unidos (FactCheck.org, PolitiFact y Fact Checker), Francia (Les Décodeurs y Check News) e Inglaterra (C4 News Fact Check), con democracias fuertes y establecidas y acceso a la información y fuentes disponibles. Chequeado busca garantizar su trabajo en forma independiente y sustentable, bajo un modelo de financiamiento basado en cuatro pilares, que consiste en aportes de donantes individuales, apoyos de empresas, actividades propias y cooperación internacional.

A cargo de la dirección ejecutiva y periodística, Laura Zommer ha sido la responsable de darle vida a Chequeado, el medio de verificación de discurso público en Argentina que está cada vez más presente en los equipos de comunicación de los políticos a la hora de manifestarse en público sobre temas de economía, educación, salud o infraestructura, por citar algunos ejemplos. 

“La misión de Chequeado es súper ambiciosa y es mejorar la calidad del debate público”, dice Zommer. Aunque aclara que hay muchas maneras de mejorar el debate público: “La apuesta es colaborar en el desarrollo de un sistema democrático más robusto, con una deliberación más profunda e interesante, basada en la evidencia, focalizada en los hechos y no tanto en las personas”.

 

–¿Cómo fue el desafío de dar forma a Chequeado, un proyecto sin antecedentes en el país?

–Chequeado nace en un contexto de sociedad muy polarizada, donde se acuñó el concepto de periodismo militante y se planteaba que los hechos tenían menos valor que las convicciones o las ideologías. Por ello, Chequeado surge, en algún sentido, como algo contracultural, que, cuando parece que hay que pararse en tal o cuál vereda, se niega a creer que el periodismo implique pararse de un lado o del otro. Entonces, la apuesta de Chequeado es aportar más datos al debate, evidencia fidedigna y verificada, para enriquecer las discusiones que tienen que ver con las políticas públicas y el devenir del país.

 

–La sensación es que aún con los datos revelados, la sociedad se sigue parando donde quiere pararse.

–Hay algo que la neurociencia llama “sesgo de confirmación” y es que nuestro cerebro tiende a prestarle atención a aquella evidencia que confirma lo que creía previamente y a no abrirse otras. Es una barrera con la que lidiamos en Chequeado y a veces tratamos de burlarla.

 

–¿De qué manera?

–Por ejemplo, en forma de humor, a través del uso de GIF en los chequeos. De esa manera los datos al cerebro llegan en un registro distinto que cuando es presentado por medio de una nota tradicional, en un texto en letra negra y fondo blanco. Esto no significa que siempre logremos modificar los preconceptos, pero sí sabemos que a veces con ciertos recursos podemos llegar mejor con la evidencia de datos.

 

–¿Chequeado suele ser señalado como imparcial? 

–Sí, nos pasa. Pero depende de lo que suceda en un momento en particular nos tildan una semana de oficialistas y a la semana siguiente de opositores. Y en un punto es esperable, e incluso creo que es interesante este lugar de Chequeado. Un lugar más incómodo, más perturbador.

 

–¿Cree que ha mejorado la calidad del discurso público en estos ocho años de Chequeado?

–Sería contrafáctico arriesgar una respuesta y no sabría decir cuánto tiene que ver Chequeado. También sería una ingenuidad creer que los líderes van a dejar de mentir a partir de nuestra propuesta. No pasaría en la Argentina ni en ningún lugar del mundo. Pero sí es cierto que de acuerdo a la cultura y a la sociedad, este tipo de prácticas puede aumentar el costo de una mentira. Por otra parte, es bueno saber que muchos líderes políticos tienen muy presente en sus equipos de asesores la importancia de chequear los datos. Saben que un dato mal dado, especialmente en períodos electorales, puede costar mucho. Y algo muy importante que también sucede es que muchas veces dejan de decir los datos equivocados, y algunas pocas veces se retractan en público.

 

Medios, innovación y educación

En su proyecto original Chequeado contó con un plan trienal que tenía previsto un desarrollo de medios, de educación, de internacionalización y de red de afinidad. En la práctica, las áreas se han reformulado, en algunos casos con otros nombres pero sin alterar el modelo fundacional. Chequeado Medios es el sitio web de verificación del discurso público y periodismo de datos y el proyecto principal de Chequeado.

Cuenta con alianzas con otros medios de comunicación y presencia en redes sociales.  Chequeado Innovación fue creada como área en 2015 y concentra los nuevos desarrollos de Chequeado: chequeo colectivo en tiempo real, DatoCHQ, la app DatoDuro, el primer chequeo colectivo global al G–20 y la red de chequeos Chequeador. No obstante, además de las tecnologías, el área de Innovación tiene como desafío la búsqueda de métodos y procesos nuevos o distintos en el modo de exploración.

La pata de Chequeado Educación apunta a brindar mayores herramientas a los profesionales de la comunicación para que en su aporte al debate público trabajen con hechos y datos fidedignos. “En cuanto a la red de afinidad, Chequeado se propone llevar a la práctica un método de chequeo que es dado a conocer, sobre el que cualquiera, si quisiera, puede chequear a Chequeado”, cuenta Zommer. 

La metodología de Chequeado permite a cualquier lector, que cuenta con un dato o información mejor, enviarla y compartirla con Chequeado. Luego, Chequeado tiene 72 horas para corregir la nota, mejorarla y aclarar expresamente que fue corregida. “De movida, Chequeado supone un modelo más conversacional o no necesariamente unidireccional, que enriquece muchísimo la calidad de la información”, afirma su directora ejecutiva.

“La idea de los fundadores de Chequeado fue proponer chequeos, aportar datos, corregir, si fuera necesario. Y supuso desde el arranque algo, que quizá es contraintuitivo por la manera en que se presentan los chequeos, que es una especie de sello de sentencia.  Pero los que conocen la metodología saben que aquella sentencia lo que dice es que a esa conclusión se logró arribar con los mejores datos obtenidos hasta el momento, y es una conclusión a la que cualquiera, no importa dónde esté parado, tiene que llegar de la misma manera, si ambos hicieron bien el trabajo”.

 

–¿Cuántas personas conforman el staff de Chequeado?

–Actualmente somos 15 personas, de las cuales 8 estamos full time y 7, part time. Esto incluye las áreas de redacción, educación, innovación y desarrollo institucional. Además trabajamos con colaboradores, especialmente en proyectos de largo alcance, de 3 o 4 meses, que se llama Chequeado Investigación y que es dirigido desde 2017 por Hugo Alconada Mon.

 

–¿Imagina un staff más numeroso en el futuro? 

–No. No nos imaginamos una redacción mucho más grande de lo que es hoy. Probablemente estemos ya en el número ideal, y es de las organizaciones de chequeos más grandes en el mundo, tanto en términos de equipo como en presupuesto.

 

–¿Es posible realizar el trabajo de chequeo con tal capacidad de recursos?

–Lo que estamos haciendo es sumar tecnología a nuestros procesos para que nos ayude a realizar todas aquellas tareas que pueden hacerse a través de la tecnología y no con personas. Es por ello que tenemos un Chequeabot, que es un desarrollo propio de Chequeado que identifica frases chequeables entre 30 medios que lee todos los días de manera automática.  Durante 8 meses se le enseñó a Chequeabot cuál sería su trabajo, que empezó a realizar desde febrero de 2017. Chequeabot no chequea ideas, ni promesas a futuro, porque lo chequeable es aquello factible de ser contrastado, y nos aporta muchísima información para nuestras reuniones de redacción semanales. Nos ahorra y agiliza mucho el trabajo.

 

Datos disponibles de inmediato

Hoy Chequeabot se encuentra en una segunda fase de su desarrollo profesional. A la tarea de recolección de frases chequeables, se le ha sumado el trabajo de identificación de la mejor fuente para verificarla. “Hoy todos los datos del Ministerio de Economía están abiertos y Chequeabot ya los tiene. Eso nos permite, por ejemplo en las aperturas de sesiones del Congreso de la Nación o durante los debates en años electorales, trabajar con mayor celeridad en la tarea de chequeo y verificación”. El recurso del tiempo, la velocidad, es un atributo de valor más que importante para las organizaciones de chequeos en todo el mundo. Cuanto más rápido se pueda identificar una frase errónea y contrastarla con la fuente válida, menor será el tiempo en que ese dato (o mentira) sea viralizado por los múltiples canales de comunicación. O al menos, será posible contrarrestar el impacto. Pero en Chequeado ya piensan en una nueva tarea para Chequeabot en un futuro cercano. En base al fast record de todos los chequeos de Chequeado, Laura Zommer imagina convencer, poco a poco, a las universidades para que sus papers cuenten con API, de tal forma que puedan ser accesibles por quien quisiera tomar contacto con la información.  “Hoy Chequeabot es útil para el proceso de chequeo pero nosotros lo imaginamos útil para cualquier tipo de periodismo. Luego, hay un trabajo posterior que tiene que ver con el análisis, que es el dato puesto en contexto, que el Chequeabot no lo puede hacer y lo hacen las personas. Por eso, decimos que el dato disfrazado es incluso más nocivo que el no dato”.

 

Chequeadores del mundo uníos

En junio de 2018 se congregaron en Roma, la capital italiana, en el quinto encuentro anual de chequeadores de todo el mundo, con el objetivo compartir lecciones, experiencias y prácticas entre chequeadores de más de 50 países. La primera reunión fue realizada en Londres en 2014 y allí mismo se repitió un año más tarde. Luego fue el turno de Buenos Aires, en 2016, donde comenzó a escribirse el Código de principios de International Fact Checking Network (IFCN), que consta de cinco puntos centrales. • Trato igualitario a todas las partes (oficialismo, oposición, público, privado, etc); • Trasparencia del financiamiento; • Transparencia de la metodología; • Transparencia de la conformación del staff; • Política de corrección conocida y cumplida. “De los 150 chequeadores en todo el mundo, alrededor de 50 poseen certificación IFCN”, comenta Zommer. Y explica que para ello es necesario pasar por una instancia de auditoría anual, de aproximadamente dos o tres meses, en los que un equipo de expertos valida el cumplimiento de los principios. Chequeado, por su parte, ha pasado con éxito el proceso de certificación IFCN durante los dos años, desde su conformación formal.  En el plano internacional también Facebook está trabajando para eliminar la desinformación en las redes sociales y por ello eligió 24 organizaciones de chequeo, certificadas por IFCN, para que le ayuden a identificar noticias falsas en su propia plataforma. Luego de identificados y chequeados, todos los usuarios de Facebook que interactuaron con dichas noticias, a través de un “me gusta” o un comentario, reciben una información que les advierte que el contenido ha sido detectado como falso por un chequeador independiente. Es decir, que el usuario tiene la posibilidad de tomar conocimiento acerca de la falsedad de la información, a la vez que Facebook tiene la obligación de reducir la visibilidad del contenido. Por último, cuando resulta que un medio presenta faltas reiteradas, la red social no le dejará monetizar.

 

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