Frente de tormenta

“Cómo apaciguar el conflicto social sin morir en el intento”. Nubes tormentosas en el horizonte: piqueteros, descontento social, reacciones a Ley de reforma Laboral, la movilización anunciada por Moyano.

11 mayo, 2000

Con el rostro de Hugo Moyano, como un dios Eolo dispuesto a soplar con todas las ganas sus vientos de huracán, los trabajadores de la industria pesquera, los piqueteros que cortan rutas en el noroeste y las dudas sobre la gestión legislativa del Plan Trabajar, arman el frente de tormenta que enfrentará el gobierno. Y que amenaza corporizarse a nivel nacional si el dirigente camionero logra su objetivo de movilizar a “todas las banderas” para protestar contra los efectos de las políticas impuestas por los mandantes del Fondo Monetario Internacional.

Con cierto ingenio, un matutino se refería hoy a la temática del desempleo – referida al Plan Trabajar – con esta frase: “Cómo apaciguar el conflicto social y no sucumbir en el intento”. Buena síntesis.

A la mesa del Presidente llegaban informes de inteligencia no demasiado optimistas. La amenaza de los piqueteros salteños de enfrentar a la Gendarmería y a la policía con la violencia, la presunta explotación del descontento social por incontrolables grupos ideológicos radicalizados de la izquierda, la presión creciente de los industriales nacionales y no sólo de las PyMES, unidos estos elementos a la acción del sindicalismo rebelde, constituyen un panorama que preocupa

En esferas oficiales se maneja la peligrosa teoría de encarar la batalla en etapas: política, económica y social.

Es el momento de reflexionar, recordando a la vieja estrategia de Juan Carlos Onganía de dividir la acción en etapas con tiempos propios – en su caso, económico, social y político – si realmente tiene validez. O si, como una buena orquesta sinfónica, todos los grupos instrumentales deben tocar a la vez, armónicamente, bajo la autoridad de una batuta talentosa.

Para ello, más que políticos hacen falta estrategas que fijen objetivos y sepan manejar una ecuación en la que pueda preverse el ingreso de variables que obliguen a modificar las tácticas sin que se pierda la visión de la meta.

¿Los tiene la Alianza; más aún, los tiene el país? De la respuesta depende el futuro.

Sergio Ceron

Con el rostro de Hugo Moyano, como un dios Eolo dispuesto a soplar con todas las ganas sus vientos de huracán, los trabajadores de la industria pesquera, los piqueteros que cortan rutas en el noroeste y las dudas sobre la gestión legislativa del Plan Trabajar, arman el frente de tormenta que enfrentará el gobierno. Y que amenaza corporizarse a nivel nacional si el dirigente camionero logra su objetivo de movilizar a “todas las banderas” para protestar contra los efectos de las políticas impuestas por los mandantes del Fondo Monetario Internacional.

Con cierto ingenio, un matutino se refería hoy a la temática del desempleo – referida al Plan Trabajar – con esta frase: “Cómo apaciguar el conflicto social y no sucumbir en el intento”. Buena síntesis.

A la mesa del Presidente llegaban informes de inteligencia no demasiado optimistas. La amenaza de los piqueteros salteños de enfrentar a la Gendarmería y a la policía con la violencia, la presunta explotación del descontento social por incontrolables grupos ideológicos radicalizados de la izquierda, la presión creciente de los industriales nacionales y no sólo de las PyMES, unidos estos elementos a la acción del sindicalismo rebelde, constituyen un panorama que preocupa

En esferas oficiales se maneja la peligrosa teoría de encarar la batalla en etapas: política, económica y social.

Es el momento de reflexionar, recordando a la vieja estrategia de Juan Carlos Onganía de dividir la acción en etapas con tiempos propios – en su caso, económico, social y político – si realmente tiene validez. O si, como una buena orquesta sinfónica, todos los grupos instrumentales deben tocar a la vez, armónicamente, bajo la autoridad de una batuta talentosa.

Para ello, más que políticos hacen falta estrategas que fijen objetivos y sepan manejar una ecuación en la que pueda preverse el ingreso de variables que obliguen a modificar las tácticas sin que se pierda la visión de la meta.

¿Los tiene la Alianza; más aún, los tiene el país? De la respuesta depende el futuro.

Sergio Ceron

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