Momento difícil para de la Rúa

Apostó su capital político asumiendo los riesgos. Apuesta para atraer inversiones. Los riesgos: aumento de la recesión y una posición aglutinada.

30 mayo, 2000

Fernando de la Rúa demostró al decidir las medidas de ajuste del gastos fiscal, que su estilo parco y cauteloso de acción no enmascara a un espíritu pusilánime. A menudo sus adversarios lo tildaron de tibio e irresoluto; ayer, con plena conciencia de los riesgos a asumir, no vaciló en enfrentar lo que podría catalogarse como el más difícil momento de su breve mandato presidencial.

Se tomó todo el tiempo necesario para evaluar riesgos y beneficios y colocó sobre la mesa todo su capital sabiendo que ,de inmediato, se abrirían varios frentes políticos y sociales de batalla .

Los observadores formulan algunas reflexiones:
1. La inmediata reacción será el incremento de la tendencia recesiva, al restarse al consumo un número apreciable de asalariados que verán recortados sus ingresos y al reducirse los planteles en diversos organismos dependientes del Estado.

2. Aglutinará la oposición sindical en torno, en principio, a la figura más contestataria : Hugo Moyano. La CGT de Azopardo endurece su posición y tiende lazos de unidad. La CTA de De Gennaro cuenta en sus filas a los gremios de estatales y docentes, de donde la Alianza obtuvo una fuerte base de apoyo electoral.

3. La cordial relación establecida hace pocos días con los gobernadores del Justicialismo comienza a deteriorarse, al menos en las declaraciones.

4. El Partido Justicialista, castigado en las elecciones, comenzará a aglutinarse en la oposición.

5. Se abrieron las primeras fisuras en la coalición de la Alianza. Once diputados se han opuesto explícitamente a las medidas económicas anunciadas ayer. Dos senadores expresaron sus discrepancias.

Raúl Alfonsín es una incógnita. Encerrado en su residencia de la avenida Santa Fe, guarda silencio de radio y evita reiterar sus conceptos peyorativos respecto del Fondo Monetario Internacional. Aunque declinó la invitación de Hugo Moyano de asistir a la manifestación convocada para mañana, para los analistas quedó abierto un canal de comunicación entre ambos. Al mismo tiempo, no es un secreto que dialoga con frecuencia con Eduardo Duhalde.

El gobierno procura que los inversores internacionales perciban a la Argentina como un país barato, estable y, por lo tanto confiable, para traer sus capitales. Esta eventual corriente inversora es la base para la reactivación económica a la que José Luis Machinea, sin aparentes discrepancias con los otros economistas que integran el gabinete, Ricardo López Murphy, Adalberto Rodríguez Giavarini y Juan Llach, juega su prestigio personal.

El Presidente está convencido de que la globalización impone una política cosmopolita, de puertas abiertas y que la autarquía es una utopía anclada en el pasado, sin retorno posible.

También sabe que esta cirugía hasta los huesos, aplicada sin anestesia, es irrepetible. Ha dado un paso sin retorno. Por ello su baza fuerte en este jugada arriesgada es su plan de inversión de US$ 24.000 millones en el corto plazo para producir un shock reactivador. A partir de ahora, todo es cuestión de las variables que se puedan introducir en esta ecuación, una de ellas y no la de menor importancia, es un sabio manejo del timing político.

Fernando de la Rúa demostró al decidir las medidas de ajuste del gastos fiscal, que su estilo parco y cauteloso de acción no enmascara a un espíritu pusilánime. A menudo sus adversarios lo tildaron de tibio e irresoluto; ayer, con plena conciencia de los riesgos a asumir, no vaciló en enfrentar lo que podría catalogarse como el más difícil momento de su breve mandato presidencial.

Se tomó todo el tiempo necesario para evaluar riesgos y beneficios y colocó sobre la mesa todo su capital sabiendo que ,de inmediato, se abrirían varios frentes políticos y sociales de batalla .

Los observadores formulan algunas reflexiones:
1. La inmediata reacción será el incremento de la tendencia recesiva, al restarse al consumo un número apreciable de asalariados que verán recortados sus ingresos y al reducirse los planteles en diversos organismos dependientes del Estado.

2. Aglutinará la oposición sindical en torno, en principio, a la figura más contestataria : Hugo Moyano. La CGT de Azopardo endurece su posición y tiende lazos de unidad. La CTA de De Gennaro cuenta en sus filas a los gremios de estatales y docentes, de donde la Alianza obtuvo una fuerte base de apoyo electoral.

3. La cordial relación establecida hace pocos días con los gobernadores del Justicialismo comienza a deteriorarse, al menos en las declaraciones.

4. El Partido Justicialista, castigado en las elecciones, comenzará a aglutinarse en la oposición.

5. Se abrieron las primeras fisuras en la coalición de la Alianza. Once diputados se han opuesto explícitamente a las medidas económicas anunciadas ayer. Dos senadores expresaron sus discrepancias.

Raúl Alfonsín es una incógnita. Encerrado en su residencia de la avenida Santa Fe, guarda silencio de radio y evita reiterar sus conceptos peyorativos respecto del Fondo Monetario Internacional. Aunque declinó la invitación de Hugo Moyano de asistir a la manifestación convocada para mañana, para los analistas quedó abierto un canal de comunicación entre ambos. Al mismo tiempo, no es un secreto que dialoga con frecuencia con Eduardo Duhalde.

El gobierno procura que los inversores internacionales perciban a la Argentina como un país barato, estable y, por lo tanto confiable, para traer sus capitales. Esta eventual corriente inversora es la base para la reactivación económica a la que José Luis Machinea, sin aparentes discrepancias con los otros economistas que integran el gabinete, Ricardo López Murphy, Adalberto Rodríguez Giavarini y Juan Llach, juega su prestigio personal.

El Presidente está convencido de que la globalización impone una política cosmopolita, de puertas abiertas y que la autarquía es una utopía anclada en el pasado, sin retorno posible.

También sabe que esta cirugía hasta los huesos, aplicada sin anestesia, es irrepetible. Ha dado un paso sin retorno. Por ello su baza fuerte en este jugada arriesgada es su plan de inversión de US$ 24.000 millones en el corto plazo para producir un shock reactivador. A partir de ahora, todo es cuestión de las variables que se puedan introducir en esta ecuación, una de ellas y no la de menor importancia, es un sabio manejo del timing político.

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