¿El fin del maleficio?

El incendio que lo destruyó totalmente en 1939 -a 10 meses de ser inaugurado-, su abandono en los años `70 y `80, y su cambio de propietario en 1997, sólo cuatro años después de haber sido privatizado, son los hitos principales de un destino muy poco afortunado. Hoy, convertido en parte de los activos del financista húngaro-norteamericano George Soros y administrado por el Alvear, aún busca la fórmula que le permita ser, además de una joya arquitectónica, un negocio rentable.

17 noviembre, 2012

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