En busca de la felicidad

En el pasado, abordar la realidad de los mercados era mucho más simple: identificar los gustos de consumidores y sus estilos de vida se acotaba a la realidad de marcos de referencia más definidos, decisiones más previsibles y extendidas en el tiempo. Hoy, con escenarios menos estables ¿Cómo encontrar definiciones y certezas?

13 diciembre, 2010

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Por Mariela Mociulsky*</p>
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<p>La necesidad de encontrar directrices se conjuga con la diversidad y la multiplicidad de opciones que tenemos a disposici&oacute;n &iquest;c&oacute;mo resolver esta tensi&oacute;n?<br />
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<strong><em>Egobalance:</em> bienestar por dentro y por fuera&nbsp;</strong><br />
Entre las preguntas centrales del consumidor de hoy se encuentra el c&oacute;mo vivir mejor y fundamentalmente, c&oacute;mo ser m&aacute;s felices. La megatendencia &ldquo;<em>egobalance</em>&rdquo; se relaciona con esta necesidad y con las diferentes respuestas que el consumidor encuentra y balancea procurando esa deseada armon&iacute;a. <br />
La constante y creciente presi&oacute;n del contexto, la competitividad, el estr&eacute;s, la fatiga ante las m&uacute;ltiples posibilidades de elecci&oacute;n y la saturaci&oacute;n de est&iacute;mulos e informaci&oacute;n producen un gran agotamiento f&iacute;sico y mental.&nbsp;Este conflicto profundo puede resumirse en la pregunta clave: &ldquo;&iquest;C&oacute;mo hay que ser para tener una buena vida?&rdquo;. La b&uacute;squeda de <em>egobalance</em> agrupa distintos valores, actitudes y pr&aacute;cticas que actualmente se realizan procurando lograr un estado individual que permitir&aacute; tener &ldquo;una buena vida&rdquo;.</p>
<p><strong>&ldquo;Bien estar&rdquo;</strong><br />
Originalmente, la b&uacute;squeda del bienestar en la especie humana se relacionaba con conseguir una estabilidad que permitiera la subsistencia. Obtener ese bienestar se vinculaba con poder satisfacer con &eacute;xito las necesidades b&aacute;sicas (comida, sue&ntilde;o, abrigo, sexualidad), es decir, lo que podr&iacute;amos denominar un car&aacute;cter &ldquo;biol&oacute;gico&rdquo; del bienestar. <br />
La evoluci&oacute;n cultural, social y econ&oacute;mica de las sociedades dispar&oacute; asimismo un cambio de esa idea de bienestar, cada &eacute;poca reclam&oacute; como propias nuevas filosof&iacute;as, discursos, objetos y entornos para satisfacer su concepto de bienestar. <br />
Ya en 1948 la Organizaci&oacute;n Mundial de la Salud defin&iacute;a la salud como: &ldquo;un estado completo de bienestar f&iacute;sico, mental y social y no meramente la ausencia de enfermedad&rdquo;. Es decir, no se trata de estar saludable &uacute;nicamente, se busca estar bien como decisi&oacute;n de mejorar la calidad de vida propia. No se trata de un objetivo de vida sino de una manera de vivir.<br />
Hoy, la transformaci&oacute;n en el significado de bienestar es notable. La primera correcci&oacute;n que nos debemos es etimol&oacute;gica: la idea de &ldquo;bienestar&rdquo; aparece actualmente muy ligada al &ldquo;ser&rdquo; en un sentido m&aacute;s perenne, m&aacute;s duradero que la contingencia mera del estar, como pasaje ef&iacute;mero y transitorio. Se trata de un &ldquo;bien ser&rdquo;, que se expresa a trav&eacute;s de conductas y actitudes orientadas hacia una mejor vida y que ilustra la preocupaci&oacute;n creciente por lograr el equilibrio frente a las m&uacute;ltiples demandas de la vida cotidiana.<br />
Mientras el ritmo de la vida social se acelera al comp&aacute;s de fen&oacute;menos como las comunicaciones inmediatas, las responsabilidades <em>multitasking</em> (m&uacute;ltiples tareas simult&aacute;neas) y la <em>time-compression </em>(m&aacute;s de una actividad en el tiempo de una), existen numerosos y crecientes esfuerzos individuales por alejarse o resistir ese ritmo.</p>
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Mariela Mociulsky</p>
<p><strong>Placer inteligente </strong><br />
En la actual concepci&oacute;n del bienestar existe una idea extendida de que lograr estar bien es un esfuerzo m&aacute;s integral, que se consigue desde el trinomio cuerpo-mente-esp&iacute;ritu. <br />
Eso ha multiplicado el inter&eacute;s social en esta d&eacute;cada por la buena alimentaci&oacute;n por ejemplo, las actividades de distracci&oacute;n y concentraci&oacute;n que combinan cuerpo y mente, la prevenci&oacute;n sobre la salud, la sensorialidad y la espiritualidad. Asimismo, existe una fuerte tendencia a promover la b&uacute;squeda de nuevas recetas para alcanzar la felicidad mediante el autoconocimiento, el optimismo, la vitalidad y la importancia de cultivar los c&iacute;rculos cercanos y los afectos.<br />
Esto se traduce en la reivindicaci&oacute;n de la pausa, de disfrutar de las peque&ntilde;as cosas, de regresar a lo simple y frugal, de retomar el contacto con la naturaleza: dormir la siesta, consumir productos naturales, valorar la informaci&oacute;n de un producto por su origen y forma de fabricaci&oacute;n, detenerse a reflexionar, construir v&iacute;nculos duraderos, apreciar la belleza, la sencillez, la pureza son algunos de los rasgos y manifestaciones caracter&iacute;sticas de este sentido de bienestar.<br />
Esta idea de <em>Wellbeing</em> (estar bien) como fen&oacute;meno social potencia estas vivencias desde su car&aacute;cter individual, cada cual puede encontrar su propia &ldquo;receta de la felicidad&rdquo;.&nbsp;<br />
Un nuevo concepto de &ldquo;placer inteligente&rdquo;&nbsp;hace que ciertos derechos &ldquo;a estar bien&rdquo; sean vividos como conquistas personales: desligarse de la esclavitud de la velocidad o comprar cosas por el placer de disfrutarlas es una suerte de hedonismo racional y cotidiano que (s&oacute;lo) algunos tienen la posibilidad de experimentar, como un gesto de cuidado, una respuesta personal frente al entorno hostil. <br />
Aqu&iacute;&nbsp;tambi&eacute;n entra en juego la posibilidad que brinda el fen&oacute;meno de la &ldquo;<em>premiumnizaci&oacute;n</em>&rdquo;: la &ldquo;democratizaci&oacute;n&rdquo; de lo exclusivo y del lujo tambi&eacute;n alcanzan los &aacute;mbitos de este nuevo bienestar. Se trata de consumir servicios y productos de alta gama, desde las modalidades <em>gourmet</em> o artesanales hacia lo m&aacute;s exclusivo o de mayor calidad, gener&aacute;ndose as&iacute; un espacio de distinci&oacute;n tambi&eacute;n en el consumo, que es funcional a esta idea de bienestar <em>customizable</em>. <br />
Otras claves del nuevo bienestar, menos habituales pero muy valoradas, son las relacionadas con &ldquo;la huida y la transformaci&oacute;n&rdquo;: huir de lo cotidiano para volver transformado. Desde all&iacute; emergen propuestas novedosas como el turismo tem&aacute;tico, el turismo extremo o el turismo sensorial (&ldquo;volver a la naturaleza para encontrarse a s&iacute; mismo&rdquo; o para &ldquo;volver renovado&rdquo;); tambi&eacute;n de pr&aacute;cticas de pensamiento o entrenamiento de or&iacute;genes lejanos, como un modo de explorar placeres y culturas ajenas y enriquecedoras. &nbsp;</p>
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<p><strong>Felicidad: oportunidades para las marcas</strong><br />
De manera que, para atenuar el impacto del contexto y responder a la pregunta &ldquo;&iquest;C&oacute;mo hay que ser para tener una buena vida?&rdquo;, surgen caminos posibles que se observan como tendencias y que son oportunidades concretas para las marcas. Los consumidores se encuentran cada vez m&aacute;s preocupados por poder prevenir (y hasta revertir) estos efectos &ldquo;colaterales&rdquo; del estilo de vida actual. En este sentido, quienes los ayuden pueden transformarse en sus aliados.<br />
&iquest;C&oacute;mo canalizan estas tendencias? Promoviendo discursos, productos y servicios que permitan alcanzar esa nueva vida posible, de re-invenci&oacute;n personal, de placer y de pausa, la importancia de los afectos, nuevas experiencias integrales y sensoriales de consumo y la adhesi&oacute;n a valores profundos como lo bello y simple, lo aut&eacute;ntico, lo artesanal, lo humano y lo sustentable.<br />
Las pr&aacute;cticas difieren de acuerdo al contexto y nivel socioecon&oacute;mico; el objetivo, sin embargo, es lograr ese estado de bienestar integral (cuerpo-mente-esp&iacute;ritu). <br />
&iquest;Qu&eacute; buscamos?:</p>
<p><strong>Equilibrio y armon&iacute;a:</strong> rapidez, multifuncionalidad y eficiencia son paradigmas que rigen la vor&aacute;gine diaria. Sin embargo, la vuelta de campana es una pr&aacute;ctica complementaria que tiene ver con la vuelta a las ra&iacute;ces, apreciar la belleza de lo simple, lo esencial, lo artesanal, lo aut&eacute;ntico, el rescate del pasado, lo netamente humano. La tensi&oacute;n entre dos estilos de vida antag&oacute;nicos (m&aacute;xima productividad-bienestar) se resuelve con la b&uacute;squeda de una &ldquo;una vida m&aacute;s simple&rdquo; para contrarrestar la propia exigencia. Los mensajes medi&aacute;ticos resignifican en ese sentido nuevos paradigmas de belleza y salud. &ldquo;Bello&rdquo; es estar sano, en armon&iacute;a, &ldquo;equilibrado&rdquo; y tambi&eacute;n tener m&aacute;s energ&iacute;a y vitalidad. La belleza es, como dice Dove &ldquo;lo real&rdquo;, Natura &ldquo;bien estar bien&rdquo;, los productos Ser, Actimel o Activia proponen reactivar el ritmo natural del cuerpo con esa promesa de &ldquo;m&aacute;s y mejor rendimiento&rdquo;. Crecen por otra parte los asistentes a actividades que estimulan el bienestar del cuerpo y mente (yoga, pilates, <em>tai chi, reiki</em>, meditaci&oacute;n, etc.), terapias alternativas y espirituales y nuevos sistemas de creencias como un modo de alcanzar el ideal de vida equilibrada, m&aacute;s simple y menos estresante. Otra vertiente de esta tendencia es perseguir el optimismo desde esta &oacute;ptica de la simpleza y no desde las posesiones materiales. La creencia es que la actitud hacia la vida hace la vida que tenemos y no al rev&eacute;s. Se trata de dos dimensiones del bienestar que muchas marcas recuperan en su comunicaci&oacute;n: una m&aacute;s cotidiana y cercana del <em>estar</em> que tiene que ver con la decisi&oacute;n de encontrar y permitirse peque&ntilde;os momentos de disfrute. La exaltaci&oacute;n de la amistad, la an&eacute;cdota, el c&iacute;rculo cercano, las reuniones informales, las comidas son algunos ejemplos de alegr&iacute;as cotidianas reivindicados, por ejemplo, en publicidades de cerveza de las principales marcas. Otra dimensi&oacute;n, m&aacute;s a mediano o largo plazo, est&aacute; ligada al ser: la conexi&oacute;n aut&eacute;ntica con las propias emociones y deseos, la b&uacute;squeda m&aacute;s profunda de un balance interior que oriente las acciones. Cantidad de marcas prometen la felicidad: McDonald&rsquo;s encanta, Lay&rsquo;s pide que compartamos la felicidad, y Coca-Cola directamente es una f&aacute;brica de alegr&iacute;a. Pepsi en tanto, modific&oacute; su logo el a&ntilde;o pasado para asimilarlo a una sonrisa bajo el <em>claim &ldquo;Open Happiness&rdquo;.</em></p>
<p><strong>Prevenci&oacute;n:</strong> se estimula una &ldquo;cultura preventiva&rdquo;, es decir, el bienestar del futuro tambi&eacute;n es una tarea del hoy y est&aacute; al alcance de todos los que quieran transitar ese camino, s&oacute;lo es necesario determinaci&oacute;n. Existe una preocupaci&oacute;n creciente por lograr inmunidad a las enfermedades y al envejecimiento a trav&eacute;s de vacunas, vitaminas y componentes de los alimentos (antioxidantes, minerales, oligoelementos, la fibra, etc.). Esta buena alimentaci&oacute;n (consciente) comienza a ser percibida como posible reemplazo de la medicina y prevenci&oacute;n a las enfermedades.</p>
<p><strong>Nuevos h&aacute;bitos alimentarios: </strong>la alimentaci&oacute;n consciente pasa a ocupar un rol protag&oacute;nico en la b&uacute;squeda del propio bienestar; refleja una manera individual (y posible) de cuidarse sin dejar de gratificarse. Surgen mayores exigencias en relaci&oacute;n a la calidad y una valoraci&oacute;n creciente de los alimentos naturales. El barrio porte&ntilde;o de Palermo, por ejemplo, se ha poblado &uacute;ltimamente de restaurantes que proponen men&uacute;s de comida casera bien al estilo &ldquo;hecho en casa&rdquo; o &ldquo;comida de la abuela&rdquo; y tambi&eacute;n proliferan las ferias de alimentos org&aacute;nicos. La curiosidad de un consumidor hiper-informado y pro-susentable en conocer el origen, los componentes y los procesos de elaboraci&oacute;n/conservaci&oacute;n de los alimentos y no s&oacute;lo en la g&oacute;ndola. El Consejo de Salud P&uacute;blica de Nueva York aprob&oacute; en 2008 una norma que obliga a las cadenas de comida r&aacute;pida a detallar claramente las calor&iacute;as de sus men&uacute;s, mientras que en este &uacute;ltimo a&ntilde;o, varias cadenas de la Gran Manzana optaron voluntariamente por incluir la cantidad de calor&iacute;as de sus propuestas gastron&oacute;micas en las cartas. Sin embargo, el ritmo de vida acelerado impone productos empaquetados y alimentos de preparaci&oacute;n r&aacute;pida. &iquest;C&oacute;mo se compatibiliza con la necesidad de conservar energ&iacute;a y sentirse sano? Los<em> fast food </em>por ejemplo, han virado hacia propuestas saludables que no resignen practicidad y puedan alimentarnos bien, incluso en tiempos express, fen&oacute;meno conocido como<em> &ldquo;fast good&rdquo;,</em> r&aacute;pido pero sano. Pero &iquest;qu&eacute; significa alimentarse saludablemente en estos tiempos? En los distintos segmentos etarios el foco de las motivaciones difiere. En los grupos m&aacute;s j&oacute;venes y de mediana edad, la principal preocupaci&oacute;n es la apariencia, el temor a la obesidad y la necesidad del cuidado del peso. En segmentos de mediana edad y mayores, la salud tiende a ser el principal motivador de cambios en los h&aacute;bitos alimentarios. En todos los casos, se expresa una creciente necesidad de equilibrio entre lo saludable y la indulgencia, &ldquo;darse el gusto&rdquo;. La tensi&oacute;n se supera por ejemplo incorporando sabores placenteros a alimentos <em>light</em> o bajos en calor&iacute;as. Barritas de cereal, alfajores choco-arroz, galletitas combinan ingredientes naturales con sabores a chocolate, caramelo y otros deleites para el paladar sano.</p>
<p><strong>&ldquo;Sensorialidad&rdquo;, sentir el efecto: </strong>maneras de combatir el aburrimiento de la saturaci&oacute;n frente a las m&uacute;ltiples posibilidades de consumo; es confiar en los sentidos como una forma fugaz de bienestar. La conexi&oacute;n a trav&eacute;s de los sentidos tambi&eacute;n representa un modo de bienestar que brinda descanso a la mente &ldquo;pensar menos, sentir m&aacute;s&rdquo; y &ldquo;desconectarse&rdquo; del ritmo diario. Una b&uacute;squeda de momentos de bienestar aunque sean fugaces. Los consumidores buscan sentimientos, emociones en su interacci&oacute;n con las marca, ya que la funcionalidad y los beneficios est&aacute;n dados por sentado. As&iacute;, la emoci&oacute;n se transforma en la nueva ventaja competitiva. La exploraci&oacute;n constante de nuevos materiales son opciones que toman las marcas para llamar la atenci&oacute;n del consumidor. El marketing sensorial por ejemplo, tanto en eventos como en el punto de venta, busca anclar la experiencia del consumidor hacia una recordaci&oacute;n a trav&eacute;s de sus sentidos que los conecte con emociones.</p>
<p><strong>Simplificar la vida cotidiana:</strong> la cotidianidad/ rutina simplificada al m&aacute;ximo tambi&eacute;n es bienestar. Se popularizan nuevas formas de organizaci&oacute;n como el Feng Shui, productos de estilo zen y &ldquo;anti desorden&rdquo; (anti-<em>clutter</em>) donde se busca quitar el peso a los quehaceres de la vida cotidiana mediante propuestas orientadas a brindar orden en la distribuci&oacute;n de los objetos y actividades de la casa. Publicaciones, sitios, productos nos ense&ntilde;an a ordenar la vida, la casa, las prendas, los horarios del d&iacute;a para optimizar nuestro rendimiento.&nbsp;</p>
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<p><strong>Apostar al bienestar</strong><br />
&iquest;Cu&aacute;l es la importancia de conocer esta tendencia para las marcas? En su <em>bestseller</em> del a&ntilde;o 2002, <em>La revoluci&oacute;n del bienestar</em>, el economista Paul Zane Pilzer vaticinaba que la pr&oacute;xima gran revoluci&oacute;n en el mundo de los negocios iba a ser la industria del bienestar, que generaba para ese momento un mercado (s&oacute;lo en Estados Unidos) de US$ 200.000 millones. <br />
&iquest;Por qu&eacute; habla de una industria? Pilzer es cauto al observar no s&oacute;lo el panorama de la industria de salud y los avances en biolog&iacute;a y bioqu&iacute;mica celular, sino al analizar toda una serie de pr&aacute;cticas que van configurando un gran &ldquo;mercado del bienestar&rdquo;.<br />
El gasto en gimnasios, centros de salud, est&eacute;tica, suplementos nutricionales, terapias, vitaminas permit&iacute;a delinear un crecimiento de esa industria de 500% para 2010 y no por consider&aacute;rsela un fen&oacute;meno pasajero. <br />
Pilzer analiza por qu&eacute; entiende que se trata de una verdadera revoluci&oacute;n en los negocios: para &eacute;l, las nuevas pr&aacute;cticas ligadas al <em>Wellbeing</em> son tan revolucionarias como las que en su momento llevaron a cabo los consumidores dando origen a mercados de masas como la industria automotriz o el de las telecomunicaciones.<br />
&iquest;Qu&eacute; promete este contexto? Oportunidades de apuntar hacia nichos de negocios o formas de comunicar productos y servicios que incorporen estos discursos y pr&aacute;cticas emergentes, que sobre todo prometen extenderse en el tiempo. Hablamos en definitiva de generar estrategias y pensar productos con un escenario signado por un nuevo estilo de vida m&aacute;s que una moda pasajera.</p>
<p>(*) Mariela Mociulsky es licenciada en Psicolog&iacute;a (UBA), con estudios de posgrado en IAE (PDD-Programa de Desarrollo Directivo), en Psicolog&iacute;a Social y en Investigaci&oacute;n de Mercado y Opini&oacute;n P&uacute;blica (UBA). Especialista en investigaci&oacute;n de mercado y an&aacute;lisis de tendencias sociales y sus manifestaciones en el consumo. Cuenta con m&aacute;s 18 a&ntilde;os de experiencia aplicada. Es directora socia de Trendsity.</p>

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