Merkel y Sarkozy acordaron un plan ambicioso

Sin duda, el eje Berlín-París está decidido a sacar la Eurozona del pantano. Apelará a dos instrumentos heterodoxos: un “supragobierno” económico y un impuesto a transacciones financieras, derivado del esquema propuesto en 1972 por James Tobin.

17 agosto, 2011

<p>Estas herramientas integran un plan presentado el martes por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. Ambos pa&iacute;ses &ndash;que suman 40% del producto bruto europeo- lograron unificar sus posturas en Par&iacute;s. Desde ahora, ponen en marcha &ldquo;un entendimiento perfecto contra toda forma de especulaci&oacute;n&rdquo;. En particular la que, partiendo de Londres y Nueva York, aprovecha estos d&iacute;as los s&iacute;ntomas de desaceleraci&oacute;n econ&oacute;mica exhibidos por Alemania y Francia.</p>
<p>La iniciativa pol&iacute;ticamente m&aacute;s ambiciosa consiste en establecer un gobierno econ&oacute;mico por encima de los diecisiete estados que conforman la Eurozona. Naturalmente, los ortodoxos se preguntan c&oacute;mo armonizar&aacute; ese esquema con el Banco Central Europeo, la propia comisi&oacute;n de Bruselas y el Eurogrupo.</p>
<p>En rigor, ya exist&iacute;a otro proyecto basado en las ideas de Tobin (Nobel 1981), en manos del Europarlamento. Las dos propuestas contemplan una junta de jefes de estado o gobierno, que se reunir&aacute; dos veces al a&ntilde;o. El presidente del cuerpo durar&aacute; dos a&ntilde;os y medio. La noche del martes, Sarkozy puso una pica en Flandes, candidateando para el cargo al belga Herman van Rompuy, actual cabeza del consejo europeo.</p>
<p>Esta movida aparta del camino a Jean-Claude Trichet (BCE) y a Jos&eacute; Manuel Dur&atilde;o Barroso, presidente de la comi&oacute;n europea (Bruselas). El segundo punto, la tasa Tobin versi&oacute;n 2011, tampoco es nuevo: Sarkozy la incluy&oacute; en la agenda del grupo de los 20, usando sus facultades como presidente temporario de la entidad. Sea como fuere, Alemania y Francia someter&aacute;n en septiembre el nuevo plan a la Uni&oacute;n Europea, con el objeto de ponerlo en marcha en 2012.</p>
<p>Resta otro asunto: introducir en las constituciones de la Uni&oacute;n Europea una &ldquo;regla de oro&rdquo;, vinculada a la obligaci&oacute;n de buscar el equilibrio fiscal. Pero se asemeja demasiado al pacto de Maastricht (1992), que impon&iacute;a un techo de 2 a 3% del PBI a los d&eacute;ficit nacionales. Nunca fue cumplido, salvo por tres o cuatro pa&iacute;ses</p>
<p>Entretanto, la idea original de Tobin (retocada en 1992) era simple: para reducir las fluctuaciones monetarias, cada transacci&oacute;n debiera abonar una modesta sobretasa. Hace casi cuarenta a&ntilde;os, el economista la fijaba en apenas 0,5% ad valorem. Este esquema &ndash;luego adoptado por Joseph Stiglitz, Nobel 2001- respond&iacute;a al &ldquo;golpe de estado&rdquo; del 15 de agosto de 1971, hace justo cuatro decenios. Ese d&iacute;a, Richard Nixon suspendi&oacute; para siempre la convertibilidad oro-d&oacute;lar. La misma que hoy la ultraderecha republicana quiere restaurar.<br />
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