El retorno del proteccionismo

Las presiones contrarias al libre comercio siempre están presentes, o latentes bajo la superficie, y se pueden racionalizar con facilidad. Si hay un solo país que aplica el “compre nacional” ese país se beneficia con su proteccionismo. Pero si todos los países hacen lo mismo, pierden todos. Por el momento, el proteccionismo es más amenaza que realidad.

17 mayo, 2010

<p>(Publicado en abril 2009)</p>
<p>&ldquo;Para que el mundo se recupere de la recesi&oacute;n debe evitar las guerras comerciales, especialmente dada la creciente interdependencia de los intereses econ&oacute;micos de los pa&iacute;ses&rdquo;, dice Stephen J. Kobrin, de Wharton. &ldquo;Es evidente que el proteccionismo exacerb&oacute; la Depresi&oacute;n del 30&rdquo;.</p>
<p>El plan de est&iacute;mulos que el Presidente de Estados Unidos Barack Obama firm&oacute; en febrero conten&iacute;a una cl&aacute;usula que no por esperada dej&oacute; de preocupar a los defensores del comercio libre mundial. Se trata del requisito que los proyectos financiados por el plan compren bienes hechos en Estados Unidos toda vez que sea posible. Si los Gobiernos gastan enormes cantidades de dinero para estimular sus econom&iacute;as, parecer&iacute;a razonable que inviertan en sus respectivas naciones. Despu&eacute;s de todo &ndash;sigue el razonamiento&ndash; &iquest;por qu&eacute; los contribuyentes estadounidenses habr&iacute;an de pagar por acero canadiense cuando las acer&iacute;as nacionales est&aacute;n en problemas?<br />
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Economistas y pol&iacute;ticos de Estados Unidos y Europa temen que esta simple l&oacute;gica est&eacute; incentivando sentimientos proteccionistas en todo el mundo, amenazando principios de libre comercio que son cruciales para cualquier recuperaci&oacute;n econ&oacute;mica global. Este temor viene a sumarse a las preocupaciones sobre la ca&iacute;da del comercio provocada por la contracci&oacute;n de la demanda y los problemas de cr&eacute;dito que gener&oacute; la crisis financiera.<br />
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Si bien por ahora el proteccionismo es m&aacute;s amenaza que realidad, es una amenaza a tomar muy en serio. Seg&uacute;n el profesor de finanzas de la Escuela de Negocios Wharton, &ldquo;todos se acuerdan de la Gran Depresi&oacute;n y de sus enormes aranceles&rdquo;.<br />
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La Organizaci&oacute;n Mundial del Comercio (OMC) est&aacute; tan preocupada por lo que ve como una ola de impulsos proteccionistas que su director general, Pascal Lamy invoc&oacute; en su discurso del 3 de febrero la tristemente famosa Ley Smoot-Hawley de 1930, que elevaba los aranceles sobre m&aacute;s de 20.000 productos que importaba Estados Unidos.<br />
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La ley provoc&oacute; una guerra comercial que agrav&oacute; la Depresi&oacute;n, seg&uacute;n muchos economistas. La advertencia de Lamy dec&iacute;a: &ldquo;Sea con aranceles o con variaciones m&aacute;s actualizadas de la Smoot &amp; Hawley, hoy corremos el riesgo de deslizarnos por la resbaladiza pendiente de las medidas de represalia&rdquo;.<br />
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En Estados Unidos, los diputados en la Casa de Representantes incluyeron fuertes condiciones de &ldquo;compre americano&rdquo; en la ley de est&iacute;mulo a la econom&iacute;a, aunque luego en el Senado se suavizaron bastante. La ley aprobada exige el uso de hierro, acero y bienes manufacturados estadounidenses en proyectos financiados con el plan de est&iacute;mulo. Pero lo m&aacute;s importante es que la versi&oacute;n final de la ley (a diferencia del proyecto que aprob&oacute; la Casa de Representantes) exige que Estados Unidos siga cumpliendo con sus acuerdos de comercio internacional. Eso calm&oacute; a muchos grupos defensores del libre comercio.<br />
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El tema, sin embargo, no est&aacute; terminado. Estados Unidos tiene acuerdos comerciales con Canad&aacute;, M&eacute;xico y pa&iacute;ses europeos, pero China, India y otros pa&iacute;ses en v&iacute;as en desarrollo podr&iacute;an verse perjudicados y adoptar represalias.</p>
<p><strong>&iquest;Qu&eacute; es libre comercio?</strong><br />
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Los principios del libre comercio son sencillos: cada pa&iacute;s hace lo que mejor sabe hacer, alentando la competencia y manteniendo precios lo m&aacute;s bajos posible para todos. El pa&iacute;s con mucho mineral de hierro y poca tierra cultivable hace acero, mientras que el que tiene poco mineral y mucha tierra cultiva trigo. Juntos, producen m&aacute;s hierro y trigo del que producir&iacute;an si ambos intentaran producir las dos cosas, y lo hacen con m&aacute;s eficiencia.<br />
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Pero este principio clarito de libro de texto se viene abajo en el mundo real. El mercantilismo, que exhortaba a una naci&oacute;n a exportar m&aacute;s de lo que importaba, fue la pol&iacute;tica econ&oacute;mica dominante entre los pa&iacute;ses europeos del siglo 16 al 18. En general, desde entonces la tendencia hist&oacute;rica se inclin&oacute; m&aacute;s hacia el comercio libre y los mercados actualmente est&aacute;n m&aacute;s abiertos que en cualquier otro momento de la historia moderna.<br />
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El profesor Franklin Allen (de Wharton) asegura que, en el largo plazo, conduce a la eficiencia porque la gente se especializa en las cosas que mejor sabe hacer. De lo contrario, se termina con gente en algunos pa&iacute;ses que no tienen las habilidades adecuadas o los recursos, y hace cosas de manera ineficiente.<br />
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En la actualidad, trabajadores, empleadores y sindicatos &ndash;y los pol&iacute;ticos que los representan&ndash; se ensa&ntilde;an con el libre comercio cuando se pierden empleos frente a competidores extranjeros m&aacute;s baratos. El NAFTA <em>(North American Free Trade Agreement),</em> aprobado en la administraci&oacute;n Clinton, fue acusado por sindicatos de hacer desaparecer millones de puestos de trabajo estadounidenses. Eso s&iacute; puede hacer el libre comercio: hace perder a unos pero ganar a otros, opina Allen.<br />
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Si bien puede decirse que el libre comercio beneficia a la sociedad en general, pocos ciudadanos se paran a pensar en el tema, por eso el apoyo del p&uacute;blico nunca es tan apasionado como la oposici&oacute;n de una minor&iacute;a preocupada por la p&eacute;rdida de empleos. Hasta los que creen en &eacute;l como principio general suelen decir que hay excepciones. Muchos economistas admiten, por ejemplo, que los pa&iacute;ses deber&iacute;an proteger sus industrias de defensa y no depender de proveedores externos.<br />
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El debate sobre si el comercio es realmente libre nunca se acaba, y los pa&iacute;ses permanentemente se acusan unos a otros de embarrar la cancha. A los productores se los puede proteger con aranceles a las importaciones, o con subsidios estatales. Para el purista, el Gobierno estadounidense al ayudar a General Motors, Chrysler y Ford es injusto con las automotrices extranjeras. Pero muchos defensores del libre comercio pueden argumentar este proteccionismo como derivado de una crisis y vender la medida como provisoria.</p>
<p><strong>Intervenci&oacute;n en la moneda</strong><br />
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Pocas cosas ilustran mejor la complejidad de los temas comerciales que la intervenci&oacute;n de los Gobiernos en los mercados monetarios. La intervenci&oacute;n de China se propone mantener el yuan bajo con relaci&oacute;n al d&oacute;lar de Estados Unidos, y de hecho hubo roces entre ambos pa&iacute;ses cuando el secretario del Tesoro Timothy Geithner critic&oacute; hace poco la pol&iacute;tica china.<br />
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Desde una pura perspectiva de libre comercio, la intervenci&oacute;n monetaria es una intromisi&oacute;n desaconsejable, dice Allen. &ldquo;El tema de la manipulaci&oacute;n de la moneda es interesante. Yo no lo considero una cosa tan mala. La volatilidad de las tasas de intercambio es tan alta que es un problema, y la intervenci&oacute;n que hacen los chinos calma los mercados.<br />
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&ldquo;La intervenci&oacute;n china en los mercados de divisas tiene el mismo efecto en el precio relativo de los bienes chinos y estadounidenses que los aranceles, opina Richard Marston. Y esa intervenci&oacute;n ha sido enorme. China acumul&oacute; m&aacute;s de US$ 2 billones de reservas en moneda extranjera, en parte porque el pa&iacute;s no permiti&oacute; que su moneda se apreciara lo suficiente. Pero cuando estamos en una crisis mundial como la de ahora, es mejor no plantear estos temas.<br />
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Jeremy J. Siegel (profesor de finanzas, Wharton) opina que los consumidores estadounidenses &ndash;especialmente los tocados por la recesi&oacute;n&ndash; se benefician con la ausencia de aranceles y otros obst&aacute;culos al comercio libre con China, pues &ldquo;hemos podido importar muchos productos, a bajo costo, que en general ayudaron a nuestro nivel de vida y de consumo&rdquo;.<br />
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Si bien muchos expertos se desvelan por cualquier aumento en medidas proteccionistas, otros se&ntilde;alan que ahora hay otros factores mucho m&aacute;s da&ntilde;inos para el comercio internacional. El m&aacute;s grave, la ca&iacute;da de la actividad comercial. El Banco Mundial prev&eacute; que para finales de este a&ntilde;o el comercio internacional registrar&aacute; su primera ca&iacute;da desde la Segunda Guerra Mundial. Ya hay muchos puertos que dan cr&eacute;dito de esta tendencia.</p>

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