Entrenarse para lo imprevisible

En esta primera década del siglo, la proyección creciente de las bifurcaciones y la profundidad de las rupturas económicas han consolidado la inestabilidad como un estado permanente de los sistemas económicos (más allá de las escalas y las regiones), en el cual los períodos de estabilidad aparecen como momentos transitorios de descanso.

12 agosto, 2011

<p>Esta din&aacute;mica invierte el sentido convencional de los acontecimientos. Hemos sido educados para vivir en contextos estables y seguimos siendo formados para ser eficaces en espacios conocidos. Pero el paisaje actual es sumamente diferente.<br /><br />Por ejemplo: los medios comenzaban a mostrar indicadores econ&oacute;micos en lenta recuperaci&oacute;n de la debacle financiera de 2008, cuando la situaci&oacute;n de Grecia irrumpi&oacute; en el panorama econ&oacute;mico mundial abriendo una nueva brecha de incertidumbre. Espa&ntilde;a y Portugal ampliaron las se&ntilde;ales de inestabilidad del paisaje renovando interrogantes sobre el estado de las finanzas europeas.<br /><br />El contexto se mueve de manera vertiginosa, cambia las condiciones de vida de los proyectos, desaf&iacute;a los modelos de negocios y transforma las perspectivas de las empresas. Estamos frente a un nuevo paisaje competitivo, con reglas vol&aacute;tiles, sin mayores garant&iacute;as de resoluci&oacute;n y sin garantes que lideren una nueva din&aacute;mica de procesos econ&oacute;micos. <br /><br />Lo m&aacute;s significativo de esta situaci&oacute;n es que la inestabilidad del contexto lleva a las empresas a tomar decisiones. Los equipos directivos se enfrentan a algunos desaf&iacute;os: &iquest;c&oacute;mo moverse en esta nueva d&eacute;cada para sostener una posici&oacute;n competitiva?; &iquest;c&oacute;mo leer las situaciones del contexto para anticipar movimientos frente a acontecimientos in&eacute;ditos?; &iquest;c&oacute;mo dise&ntilde;ar alternativas de desarrollo en la inestabilidad estructural de la econom&iacute;a?; &iquest;c&oacute;mo pensar a largo plazo con un margen de previsibilidad tan estrecho?; &iquest;alcanza con sostener la rentabilidad del presente para mantener la participaci&oacute;n en el futuro?<br /><br />No es posible desarrollar un posicionamiento estrat&eacute;gico siguiendo los indicadores econ&oacute;micos de los peri&oacute;dicos; porque la &uacute;nica certeza que nos brindan es que ma&ntilde;ana ser&aacute;n distintos. Los indicadores econ&oacute;micos son s&oacute;lo se&ntilde;ales coyunturales de un entramado de variables mucho m&aacute;s complejo de actores, condicionantes y situaciones probables que definen las condiciones de vida de los negocios; y que en muchos aspectos no es posible controlar ni determinar con las herramientas habituales de gesti&oacute;n.<br />&nbsp;</p> <p><strong>Nueva din&aacute;mica de competitividad</strong><br /><br />La competitividad es el resultado de un juego de posiciones y movimientos que una empresa debe realizar para mantener el protagonismo en la din&aacute;mica del contexto actual. Este protagonismo no tiene que ver con la fuerza, el tama&ntilde;o o el poder material, sino con su capacidad de interacci&oacute;n con los acontecimientos. Por lo tanto, &ldquo;ser competitivos&rdquo; no es una propiedad que depende exclusivamente de las caracter&iacute;sticas propias de una empresa (&ldquo;de lo que es&rdquo; o &ldquo;de lo que tiene&rdquo;); sino que depende de su capacidad de respuesta frente a la din&aacute;mica de distintos actores y a las situaciones que &eacute;stos generan.<br />En este marco, hay tres factores que son claves para sostener este juego de interacci&oacute;n bajo las condiciones de inestabilidad estructural de los procesos econ&oacute;micos: entender el juego del contexto, hacer jugadas estrat&eacute;gicas y gestionar los movimientos corporativos. <br /><strong><br /></strong></p>

<p><strong>Entender el juego del contexto</strong> tiene que ver con la identificaci&oacute;n de los patrones repetitivos que se dan en determinados sistemas econ&oacute;micos. Convencionalmente, &ldquo;entender&rdquo; se relaciona con &ldquo;predecir&rdquo; los acontecimientos de un sistema o las decisiones de determinados actores. <br /><br />Pero esta posici&oacute;n cl&aacute;sica de lectura tiene muchas limitaciones frente a las caracter&iacute;sticas actuales de los sistemas econ&oacute;micos, pol&iacute;ticos y sociales. Aun en condiciones de inestabilidad todo sistema tiene patrones repetitivos que definen su comportamiento. Entender el juego del contexto implica, para una empresa, aprender a leer esos patrones de movimiento que le permitir&aacute;n definir posiciones en un tablero de condicionantes (econ&oacute;micos, pol&iacute;ticos, financieros, sociales, ambientales, etc.).</p><p><strong>Hacer jugadas estrat&eacute;gicas</strong> tiene que ver con el sentido fundamental de la estrategia que es &ldquo;realizar una apuesta&rdquo; al contexto. Cuando una empresa define una unidad de negocios, est&aacute; definiendo movimientos en ese entramado de condicionamientos. Esto implica una apuesta de desarrollo y crecimiento que, adem&aacute;s de competir con las estrategias de otras empresas, compite con un contexto que no brinda certezas de estabilidad en el tiempo. <br /><br />Las jugadas estrat&eacute;gicas, son las que mantienen las posibilidades de movimiento de una empresa para ampliar sus perspectivas de desarrollo. En muchos casos, las jugadas estrat&eacute;gicas de las empresas se limitan a repetir recetas que resultaron eficaces en el pasado o a copiar modelos que resultaron efectivos en otras empresas. El riesgo de estas jugadas aisladas es que la empresa se mira a s&iacute; misma sin considerar las caracter&iacute;sticas del juego que le toca jugar y esto disminuye su capacidad de respuesta.</p> <p><strong>Gestionar los movimientos corporativos </strong>tiene relaci&oacute;n con mantener la din&aacute;mica de los procesos internos y la fortaleza de la cultura corporativa para vivir en movimiento. Las empresas tienen mucha dificultad para &ldquo;vivir en movimiento&rdquo; porque el abordaje cl&aacute;sico es el intento de control de los fen&oacute;menos emergentes para tratar de acomodarlos a sus modelos corporativos. Pero esta posici&oacute;n no s&oacute;lo es obsoleta, sino que adem&aacute;s es ingenua. <br /><br />Las empresas deben mantener la gesti&oacute;n de las contingencias m&aacute;s all&aacute; del control y las certezas. No se puede sostener por la fuerza la ingenuidad de la estabilidad porque lleva al sistema a vivir presionado con una enorme carga de s&iacute;ntomas (financieros, productivos, psicol&oacute;gicos y culturales). Por lo tanto, gestionar los movimientos corporativos tiene que ver con recrear las condiciones de vida de los proyectos y redefinir los procesos internos para mantener la sinton&iacute;a con los movimientos del contexto.</p> <p><strong>Enfrentarse a nuevos paisajes</strong><br /><br />El mundo se est&aacute; moviendo con una l&oacute;gica que resulta dif&iacute;cil de anticipar, con certezas que llevan a las empresas a navegar en procesos complejos de destinos inciertos. En este marco, la estrategia corporativa implica la gesti&oacute;n de posiciones frente a la din&aacute;mica de otros jugadores que redefinen permanentemente las condiciones de permanencia y desarrollo de las actividades corporativas.<br /><br />La complejidad del contexto no es resultado del proceso de globalizaci&oacute;n o del desarrollo tecnol&oacute;gico. La complejidad de los sistemas econ&oacute;micos actuales se puede definir por tres factores: diversidad de actores y variables presentes; alto nivel de interacci&oacute;n bajo determinadas reglas o condicionantes de interacci&oacute;n; y situaciones in&eacute;ditas que surgen de esa interacci&oacute;n entre los actores heterog&eacute;neos en interacci&oacute;n permanente. </p><p><br />&nbsp;</p>

<p>Estos tres elementos (actores, interacci&oacute;n y situaciones nuevas) son comunes a los sistemas humanos. Lo que sucede, desde algunas d&eacute;cadas, es que la din&aacute;mica y la velocidad de los procesos econ&oacute;micos, sociales y tecnol&oacute;gicos han acrecentado el nivel de inestabilidad del contexto global generando mayor heterogeneidad de actores involucrados, mayor velocidad en la interacci&oacute;n y, como consecuencia de ello, multiplicaci&oacute;n exponencial de situaciones in&eacute;ditas.<br />
Esta multiplicaci&oacute;n de situaciones in&eacute;ditas define el paisaje competitivo de las empresas en tres dimensiones de intervenci&oacute;n, de acuerdo al nivel de previsibilidad. &iquest;Qu&eacute; es lo que debe mirar una empresa para gestionar sus posiciones? <br />
<br />
Una primera dimensi&oacute;n de estabilidad es el territorio donde se pueden identificar m&aacute;s claramente algunos procesos, reconocer protagonistas y variables. Es un espacio de baja complejidad, donde es posible tener mayor predicci&oacute;n de determinados resultados en los movimientos del contexto. <br />
<br />
Una segunda dimensi&oacute;n de tendencias, que es un territorio intermedio entre lo cercano conocido y la imprevisibilidad de algunas situaciones en el tiempo. En este espacio conviven variables conocidas y otras m&aacute;s inestables que, seg&uacute;n como se den las situaciones, pueden generar rupturas y llevar el contexto a cambios profundos o bien quedar bajo una dimensi&oacute;n de estabilidad previsible. <br />
<br />
Una tercera dimensi&oacute;n de rupturas, que es un espacio abierto, altamente complejo, con l&iacute;mites m&aacute;s difusos en cuanto a la din&aacute;mica de variables y su impacto en el tiempo; donde los sectores geogr&aacute;ficos y productivos aparecen muy mezclados en su interacci&oacute;n y, por lo tanto mucho m&aacute;s impredecibles en sus niveles de impacto.<br />
<br />
A medida que un negocio se aleja de la dimensi&oacute;n de estabilidad, aumenta la imprevisibilidad de movimientos y la incertidumbre de los resultados de las intervenciones. Cotidianamente participamos en procesos estables e inestables, en diferentes escalas de sistemas. <br />
<br />
En este sentido, &iquest;qu&eacute; hay que analizar en cada una de estas dimensiones? En principio, es necesario definir los l&iacute;mites de los &aacute;mbitos conocidos, esto se refiere al an&aacute;lisis de la dimensi&oacute;n m&aacute;s estable: &iquest;de qu&eacute; manera participa en el sector de mercado (con un modelo innovador, con procesos convencionales, aportando investigaci&oacute;n y desarrollo, como intermediario o comercializador, etc.)?; &iquest;cu&aacute;l es su nivel de protagonismo (de alta presencia p&uacute;blica, con presencia global, con desarrollo local, con redes de acci&oacute;n conjunta, etc.)?; &iquest;cu&aacute;les son los actores que condicionan la din&aacute;mica del sector (Gobierno, empresas, organizaciones, tanto facilitadores como competidores de su actividad)? y &iquest;cu&aacute;les son las modalidades de interacci&oacute;n que condicionan su actividad (procesos econ&oacute;micos, pol&iacute;ticos, t&eacute;cnicos, culturales, etc.)? <br />
<br />
En segundo lugar, es necesario identificar los procesos actuales que marcan tendencias. Este punto se refiere al an&aacute;lisis de los movimientos que pueden transformar los par&aacute;metros de estabilidad: &iquest;cu&aacute;les son los procesos sociales y econ&oacute;micos actuales que pueden modificar el territorio competitivo en el futuro?; &iquest;cu&aacute;les son los posibles niveles de impacto (positivos y negativos) para la empresa de estas transformaciones?; &iquest;de qu&eacute; manera se puede redefinir posiciones y reorganizar recursos para mantener una participaci&oacute;n competitiva? <br />
<br />
En tercer lugar, es necesario prepararse para situaciones de inflexi&oacute;n que son las rupturas que transforman el contexto y cambian profundamente las condiciones de vida de un sistema econ&oacute;mico. Este es el punto donde es necesario analizar: &iquest;cu&aacute;l es la capacidad de respuesta de la empresa frente a los cambios sin generar s&iacute;ntomas?; &iquest;cu&aacute;n s&oacute;lida es la visi&oacute;n estrat&eacute;gica para atravesar las oscilaciones del presente?; y &iquest;qu&eacute; capacidad tiene la empresa para gestionar estos factores desconocidos del contexto?</p>
<p><strong>Posibilidades y alternativas</strong><br />
<br />
Los momentos de turbulencia son una fuente de oportunidades y tambi&eacute;n de amenazas que se entrecruzan en el paisaje de una empresa. Para &ldquo;ver&rdquo; estas oportunidades y &ldquo;dise&ntilde;ar&rdquo; alternativas es necesaria una nueva serie de herramientas conceptuales y metodol&oacute;gicas. La b&uacute;squeda de oportunidades y alternativas en un mundo desconocido es fundamental en un desarrollo competitivo. <br />
<br />
Ser eficiente sobre un mundo conocido no garantiza la permanencia ni la competitividad en el futuro. Hemos pasado de un universo claramente ordenado, con actores reconocidos, reglas de juego convencionales y movimientos previsibles, a un mundo sin mayores puntos de referencia claros que renueva sus acontecimientos con niveles de impacto inciertos. <br />
<br />
Uno de los errores m&aacute;s comunes al enfrentar sistemas inestables es actuar con base en el pasado, proyectando lo conocido en el tiempo, sin considerar demasiado las diferencias estructurales del contexto, la heterogeneidad de los actores y la diversidad de los procesos condicionantes. <br />
<br />
Esta modalidad se puede manifestar en tres dificultades. Dificultades de percepci&oacute;n, cuando una empresa no puede percibir las transformaciones del contexto, no registra alternativas de acci&oacute;n y sigue caminos trazados y conocidos. Las dificultades de decisi&oacute;n, en este caso la empresa puede percibir una situaci&oacute;n de bifurcaci&oacute;n y puede registrar las posibilidades de las hipot&eacute;ticas situaciones futuras, pero no hay una decisi&oacute;n firme de innovar y buscar variantes de desarrollo. Y, finalmente las dificultades de implementaci&oacute;n que ocurren cuando registran las posibilidades futuras frente a un punto de bifurcaci&oacute;n, se toma la decisi&oacute;n de explorar nuevos rumbos; pero no se puede sostener el camino elegido.<br />
<br />
Para no caer en estas dificultades, cuando la empresa se enfrenta a transformaciones en su contexto econ&oacute;mico, es necesario considerar dos elementos de an&aacute;lisis. Primero es necesario identificar la escala de complejidad de las tendencias que aparecen en el paisaje corporativo: analizar si se trata de macro tendencias (econ&oacute;micas, sociales, tecnol&oacute;gicas, pol&iacute;ticas), si se trata de tendencias espec&iacute;ficas de algunos actores (nuevos clientes o consumidores espec&iacute;ficos, proveedores), o si se trata de cambios en el sector econ&oacute;mico que modifican procesos productivos (tecnolog&iacute;a, pol&iacute;ticas, finanzas).<br />
<br />
En segundo lugar, es necesario proyectar el impacto de las tendencias: seg&uacute;n afecten al coraz&oacute;n de la organizaci&oacute;n (la visi&oacute;n corporativa, o su <em>core business</em>); seg&uacute;n tenga influencia sobre el producto o actividad; seg&uacute;n afecte la estructura de relaciones con diferentes sectores o sus procesos de producci&oacute;n.</p>
<p><strong>Arquitectura para vivir en movimiento</strong><br />
<br />
Para ampliar la capacidad de lectura y dise&ntilde;ar posibilidades de desarrollo, frente a un entorno social cambiante, una organizaci&oacute;n debe mantenerse en movimiento. Esto le permite interactuar, aprender y evolucionar constantemente. Las unidades que se resisten a cambiar en un entorno de alta inestabilidad son econ&oacute;micamente destruidas y desaparecen socialmente. <br />
<br />
Desde el punto de vista corporativo, esta situaci&oacute;n lleva a replantear la arquitectura cl&aacute;sica de las organizaciones con un dise&ntilde;o que mantenga dos niveles de complejidad. Estructuras estables: que aseguren una base de sustentabilidad (rentabilidad) y previsibilidad, lo cual significa hacer m&aacute;s de lo mismo de manera m&aacute;s eficiente tratando de agotar las posibilidades del curso de acci&oacute;n que ya adopt&oacute; la organizaci&oacute;n. Y, complementariamente, estructuras din&aacute;micas: que permitan innovaci&oacute;n y competitividad, lo cual significa aventurarse por nuevos espacios de posibilidad, desafiar y cuestionar paradigmas, para lo cual es necesario hacer cosas distintas a las que usualmente se realizan. <br />
<br />
Los momentos de turbulencia ampl&iacute;an las necesidades de exploraci&oacute;n hacia nuevas tendencias y nuevas formas de reorganizaci&oacute;n estructural para enfrentar las rupturas y bifurcaciones del contexto. <br />
<br />
En el marco de una arquitectura complementaria, las empresas pueden gestionar sus movimientos en tres niveles. La diversificaci&oacute;n en la producci&oacute;n: para dise&ntilde;ar nuevos productos para los mismos destinatarios, ampliando la capacidad de valor a partir de nuevos insumos f&iacute;sicos y simb&oacute;licos. La diversificaci&oacute;n en los sectores de mercado: para encontrar nuevos destinatarios para los mismos productos, como mercados alternativos en nuevos clientes o en nuevas escalas de consumo. Y la diversificaci&oacute;n de las estructuras operativas: para articular la sustentabilidad y rentabilidad con estructuras m&oacute;viles que permitan flexibilidad e innovaci&oacute;n. <br />
<br />
Muchas veces enfrentamos momentos de inflexi&oacute;n estrat&eacute;gica en los cuales la prolija secuencia del calendario se abre en muchos estados posibles. En este momento, el presente se transforma en un punto de bifurcaci&oacute;n que se&ntilde;ala una instancia de cambio en la actividad econ&oacute;mica, mercado o sector y marca el l&iacute;mite entre un orden conocido y un nuevo orden desconocido. Hacia el pasado, la historia es conocida, hacia adelante la historia comienza a construirse en las decisiones del presente.</p>
<table width="500" cellspacing="0" cellpadding="0" border="0" bgcolor="#eeecda">
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<p><font color="#dd5d3f"><strong>El presente del futuro</strong></font></p>
<p><img src="../mercado/ro/imagenes/foto_nota_1109_31_2.jpg" alt="" /></p>
<p>&ldquo;El incipiente siglo 21 transita un momento de profundas transformaciones en los procesos econ&oacute;micos que generan una transici&oacute;n turbulenta desde una din&aacute;mica previsible, sustentada en el antiguo modelo industrial hacia una conformaci&oacute;n econ&oacute;mica a&uacute;n desconocida de escenarios imprevisibles&rdquo;. <br />
Eso dec&iacute;a Manucci hace 12 meses, cuando public&oacute; en <em>Mercado</em> otro ensayo donde abordaba la misma serie de cuestiones. Es que Marcelo Manucci, doctor en Ciencias de la Comunicaci&oacute;n, psic&oacute;logo, con posgrados en marketing y comunicaci&oacute;n, es profesor en varias universidades latinoamericanas y de la Argentina, y su libro, <em>La estrategia de los cuatro c&iacute;rculos</em> es uno de los ensayos m&aacute;s innovadores de los a&ntilde;os recientes, ha abierto caminos sobre la gran cuesti&oacute;n de la incertidumbre en la gesti&oacute;n.<br />
Dec&iacute;a entonces:<br />
&ldquo;En este momento hist&oacute;rico actual convergen profundos cambios simult&aacute;neos en diferentes dimensiones. Por eso es dif&iacute;cil encontrar una imagen homog&eacute;nea del futuro en t&eacute;rminos de orden estable y un&iacute;voco. La imagen de la transici&oacute;n inconclusa lleva a afrontar la inestabilidad de convivir con varios &oacute;rdenes posibles, ya no con un orden establecido de movimientos previsibles como si fuese un reloj. Esta fue la ilusi&oacute;n de muchas d&eacute;cadas. En todo caso, el reloj colaps&oacute; y hoy las empresas navegan en procesos complejos de destinos inciertos.<br />
La proyecci&oacute;n de las bifurcaciones crecientes de este momento hist&oacute;rico lleva a la inestabilidad a un estado permanente en el cual los per&iacute;odos de estabilidad ser&aacute;n momentos transitorios de descanso. Esta din&aacute;mica invierte el sentido convencional de los acontecimientos para los que fuimos educados y que a&uacute;n hoy constituyen nuestro marco de referencia para todas las proyecciones estrat&eacute;gicas. La velocidad de los cambios y su nivel de ruptura supera la capacidad de las personas y las empresas para entender la din&aacute;mica de estos procesos y para absorber su impacto.<br />
En la actualidad, muchos l&iacute;deres, grupos y organizaciones est&aacute;n viviendo un momento de desconcierto porque su modelo estrat&eacute;gico no alcanza para interpretar e integrar las tendencias y rupturas del contexto actual. Los procesos econ&oacute;micos siempre han sido complejos, no es un fen&oacute;meno exclusivo de este momento hist&oacute;rico. La complejidad no es resultado del proceso de globalizaci&oacute;n o del desarrollo tecnol&oacute;gico o productivo. <br />
Los sistemas complejos se pueden definir por tres factores: diversidad de actores y variables, alto nivel de interacci&oacute;n bajo determinados patrones o reglas de relaci&oacute;n, y situaciones emergentes como procesos in&eacute;ditos que surgen de esa interacci&oacute;n entre los actores. Lo que sucede, desde algunas d&eacute;cadas, es que la din&aacute;mica y la velocidad de los procesos econ&oacute;micos, sociales y tecnol&oacute;gicos han acrecentado el nivel de inestabilidad del contexto global generando mayor heterogeneidad de actores involucrados, mayor velocidad en la interacci&oacute;n y, como consecuencia de ello, multiplicaci&oacute;n exponencial de situaciones in&eacute;ditas. <br />
El mundo conocido es una construcci&oacute;n en la cual no reparamos hasta que entra en crisis. Lo desconocido se encuentra en todo aquello que queda por fuera de esta conformaci&oacute;n de equilibrios ordenados artificialmente y aparece en dos aspectos que marcan nuestra relaci&oacute;n con la realidad. Lo desconocido surge: por un lado, de la complejidad e inestabilidad del contexto (es lo que no existe porque todav&iacute;a no se han dado las convergencias necesarias entre actores y variables para que se produzcan determinadas situaciones); y por otro, de la incertidumbre y el desconcierto de las personas frente a esta din&aacute;mica (son los aspectos del contexto que existen pero que no vemos, porque nuestro mapa de la realidad est&aacute; desactualizado; porque no tenemos una estructura t&eacute;cnica para comprender el contexto; o bien porque estamos cerrados negados a aceptar determinados eventos). La incertidumbre no est&aacute; en el contexto; est&aacute; en la percepci&oacute;n que tiene una persona sobre su entorno&rdquo;.</p>
<p>El art&iacute;culo completo se puede consultar en esta direcci&oacute;n, en el sitio de <em>Mercado</em>.<br />
http://www.mercado.com.ar/archivo_nota_revista.php?id=14&id_edicion=1097</p>
<p><strong>El doble desaf&iacute;o</strong><br />
Hace 24 meses, en agosto de 2008, Manucci se preguntaba: &ldquo;Frente a este paisaje aparecen dos preguntas que plantean necesidades operativas claves. La primera: &iquest;c&oacute;mo transformar la inestabilidad del entorno en factores de desarrollo estrat&eacute;gico para la organizaci&oacute;n?; y la segunda: &iquest;c&oacute;mo definir un nuevo marco de referencia para no quedar atrapados en la vor&aacute;gine de los acontecimientos? Ambas preguntas implican un doble desaf&iacute;o: por un lado, comprender los niveles de interacci&oacute;n e interdependencia global de los acontecimientos y los actores que definen el espacio de intervenci&oacute;n; y por otro lado, gestionar localmente los impactos cotidianos de la inestabilidad en las decisiones trascendentales para no actuar de manera reactiva y compulsiva frente a lo que ocurre&rdquo;.<br />
El ensayo completo se puede consultar en esta direcci&oacute;n:<br />
http://www.mercado.com.ar/archivo_nota_revista.php?id=15&id_edicion=1085</p>
</td>
</tr>
</tbody>
</table>
<p>&nbsp;</p>

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