Gary B. Cohen defiende la revisión muy frecuente de desempeño

En su libro ”Just Ask Leadership: Why Great Managers Always Ask the Right Questions, Gary B. Cohen explica en forma detallada cómo realizar una reunión para evaluar desempeño con el objetivo de lograr que los empleados asuman ellos mismos sus responsabilidades.

5 febrero, 2010

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Para Cohen la revisi&oacute;n de desempe&ntilde;o no deber&iacute;a ser anual sino mensual. Y, m&aacute;s que conversaciones sobre el pasado, deber&iacute;an ser sobre el futuro. <br />
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En el cap&iacute;tulo 2 aclara que esas reuniones para revisar desempe&ntilde;o no deben ser complejas sino simples y que su objetivo principal deber&iacute;a ser lograr que colegas o subordinados asuman la m&aacute;xima responsabilidad por sus acciones. El d&iacute;a antes de la reuni&oacute;n convenida, la persona citada deber&iacute;a traer una lista con los cinco o seis objetivos previamente fijados para su tarea con una breve explicaci&oacute;n de c&oacute;mo va su progreso con cada uno. Durante la reuni&oacute;n del d&iacute;a siguiente, usted eval&uacute;a la informaci&oacute;n y compara desempe&ntilde;o con objetivos. Seg&uacute;n el caso, la reuni&oacute;n puede durar media hora o bastante m&aacute;s. <br />
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A la reuni&oacute;n todo empleado deber&iacute;an llevar papel y l&aacute;piz para tomar nota de todo lo dicho. Una vez finalizado el encuentro, deber&aacute; sacar una fotocopia de la minuta que entregar&aacute; al superior con quien tuvo la reuni&oacute;n de evaluaci&oacute;n. La raz&oacute;n para esto es doble: primero, las notas permiten al entrevistador verificar si se ha comprendido lo hablado; segundo, las notas permiten ver el avance entre una revisi&oacute;n y la siguiente. <br />
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B&aacute;sicamente, el entrevistador deber&aacute; preguntar tres cosas: si el empleado fue m&aacute;s all&aacute; de los objetivos fijados, si se qued&oacute; corto o si dio en el blanco. En el primer caso, c&oacute;mo hizo para superarlos, en el segundo, por qu&eacute; no lo logr&oacute; y en el tercero, si tiene algo para aclarar.</p>
<p>En el caso de no haber logrado los objetivos, preguntar cu&aacute;l fue la &ldquo;verdadera&rdquo; raz&oacute;n. Cuando el empleado la da, hay dos opciones: aceptar la explicaci&oacute;n como verdadera raz&oacute;n o no aceptarla. Si la acepta, se convierte en mentor para ayudar a entender la situaci&oacute;n. <br />
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Pero lo m&aacute;s importante durante todo ese encuentro es no ofrecer soluciones, pues eso debe hacerlo el empleado. Si el entrevistador dice en lugar de preguntar, el empleado nunca va a asumir responsabilidades. Con pociencia se podr&aacute; tener empleados que resuelven sus propios problemas. Esa es la clave para crear sentido de la responsabilidad. <br />
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Cuando, en cambio, es el empleado quien sugiere una soluci&oacute;n, entonces s&iacute; se lo puede asesorar estableciendo un plan de acci&oacute;n, con un un plazo m&aacute;ximo para ser implementado. Y luego fijar otra reuni&oacute;n inmediatamente despu&eacute;s de expirado dicho plazo. <br />
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Para los empleados que repetidamente incumplen sus objetivos, se puede aumentar la presi&oacute;n aumentando la frecuencia de las reuniones evaluadoras. Estas pueden ser cada dos semanas, cada semana, o incluso diarias. Es poco probable, sin embargo, que las reuniones diarias se prolonguen durante mucho tiempo, pues para ese momento, probablemente la salida del empleado ya se haya decidido. <br />
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Lo fundamental es no ponerse inflexible. Las minutas sobre las reuniones har&aacute;n esa tarea. Ser&aacute;n los informes los que saquen a relucir los problemas.</p>
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