Warren Buffett lanza una rebelión general contra los ejecutivos

“Durante los últimos cinco años -sostuvo Buffett ante la asamblea
ordinaria de Berkshire Hathaway, el fondo que maneja-, los altos ejecutivos se
han aumentado estipendios en un porcentaje superior al de casi todo el siglo XX”.
A criterio del megafinancista, “al management no le importan gran cosa los
intereses de accionistas, personal y otros grupos. En general, se concentra en
sus propias remuneraciones, no en la suerte de las empresas. Así se ve
hoy en aerolíneas con graves problemas y ejecutivos sobrerremunerados”.

Buffett y dos revistas de negocios –Fortune, Business Week– coinciden
en que “mientras la Securities & Exchange Commission y su nuevo
presidente, William Donaldson, sean tan tolerantes, la mejor forma de castigar
a los ejecutivos rapaces es vía rebeliones entre los accionistas”.
Esto es curioso porque, en tanto el multimillonario predicó lo mismo
durante años, hasta no hace mucho el semanario neoyorquino rendía
culto a la “nueva economía”, los CEO estelares y sus apóstoles
en Wall Street.

Cabe admitir, empero, que “BW” fue la primera -hace un año-
en cuestionar el modelo de negocios imperante en Estados Unidos, a raíz
de la interminable cadena de fraudes contables y escándalos de todo tipo.
En ese momento, Fortune miraba al costado. La superpotencia “afronta
una crisis económica real, mientras la negligencia de los accionistas
y la lenidad de los reguladores -afirmó Buffett- les permite a los ejecutivos
un constante aumento de remuneraciones. Durante el año y medio que va
de octubre de 2001 a marzo último, su ritmo fue acelerándose”.

Según el financista y las publicaciones mencionadas, la diferencia es
que -después de estallar Enron- se apela a formas indirectas de remuneración.
“Pero el trasfondo es el mismo: las cúpulas ganan más, aunque
los balances empeoren y las compañías entren en convocatoria.
Algo similar ocurre con espectaculares megafusiones que, luego, dan malos resultados
en ingresos y utilidades”.

Al revés de Jean-Marie Messier (ex CEO de Vivendi), Steve Case (ex de
AOL Time Warner) o Bernard Ebbers (ex de WorldCom), Buffett gana muy poco en
relación con el balance de su firma. Berkshire Hathaway obtuvo casi US$
6.000 millones de utilidades en 2002, pero Buffett cobró sólo
US$ 500.000 en total. En el extremo opuesto, Steve Jobs (Apple Computer) percibió
por sus desvelos del año pasado un paquete de US$ 78 millones, pese a
que el papel de la firma -y el patrimonio de sus accionistas- cayera 34,6%.
Muy cerca aparece David Cote (Honeywell), cuya empresa retrocedió 27,3%
en la bolsa durante 2002, lo cual no fue óbice para que el CEO cobrase
US$ 68.500.000.

Ninguno de los dos estuvo envuelto en irregularidades o escándalos,
pero “ellos y tantos más no cuidaron bien los intereses del accionista.
No obstante, percibieron en 2002 -estima Buffett- más de 4.500 veces
el sueldo que le pagan al presidente de la república, cuyas responsabilidades
son incomparablemente superiores”.

“Durante los últimos cinco años -sostuvo Buffett ante la asamblea
ordinaria de Berkshire Hathaway, el fondo que maneja-, los altos ejecutivos se
han aumentado estipendios en un porcentaje superior al de casi todo el siglo XX”.
A criterio del megafinancista, “al management no le importan gran cosa los
intereses de accionistas, personal y otros grupos. En general, se concentra en
sus propias remuneraciones, no en la suerte de las empresas. Así se ve
hoy en aerolíneas con graves problemas y ejecutivos sobrerremunerados”.

Buffett y dos revistas de negocios –Fortune, Business Week– coinciden
en que “mientras la Securities & Exchange Commission y su nuevo
presidente, William Donaldson, sean tan tolerantes, la mejor forma de castigar
a los ejecutivos rapaces es vía rebeliones entre los accionistas”.
Esto es curioso porque, en tanto el multimillonario predicó lo mismo
durante años, hasta no hace mucho el semanario neoyorquino rendía
culto a la “nueva economía”, los CEO estelares y sus apóstoles
en Wall Street.

Cabe admitir, empero, que “BW” fue la primera -hace un año-
en cuestionar el modelo de negocios imperante en Estados Unidos, a raíz
de la interminable cadena de fraudes contables y escándalos de todo tipo.
En ese momento, Fortune miraba al costado. La superpotencia “afronta
una crisis económica real, mientras la negligencia de los accionistas
y la lenidad de los reguladores -afirmó Buffett- les permite a los ejecutivos
un constante aumento de remuneraciones. Durante el año y medio que va
de octubre de 2001 a marzo último, su ritmo fue acelerándose”.

Según el financista y las publicaciones mencionadas, la diferencia es
que -después de estallar Enron- se apela a formas indirectas de remuneración.
“Pero el trasfondo es el mismo: las cúpulas ganan más, aunque
los balances empeoren y las compañías entren en convocatoria.
Algo similar ocurre con espectaculares megafusiones que, luego, dan malos resultados
en ingresos y utilidades”.

Al revés de Jean-Marie Messier (ex CEO de Vivendi), Steve Case (ex de
AOL Time Warner) o Bernard Ebbers (ex de WorldCom), Buffett gana muy poco en
relación con el balance de su firma. Berkshire Hathaway obtuvo casi US$
6.000 millones de utilidades en 2002, pero Buffett cobró sólo
US$ 500.000 en total. En el extremo opuesto, Steve Jobs (Apple Computer) percibió
por sus desvelos del año pasado un paquete de US$ 78 millones, pese a
que el papel de la firma -y el patrimonio de sus accionistas- cayera 34,6%.
Muy cerca aparece David Cote (Honeywell), cuya empresa retrocedió 27,3%
en la bolsa durante 2002, lo cual no fue óbice para que el CEO cobrase
US$ 68.500.000.

Ninguno de los dos estuvo envuelto en irregularidades o escándalos,
pero “ellos y tantos más no cuidaron bien los intereses del accionista.
No obstante, percibieron en 2002 -estima Buffett- más de 4.500 veces
el sueldo que le pagan al presidente de la república, cuyas responsabilidades
son incomparablemente superiores”.