Postergar decisiones, ¿una buena idea?

En su libro, “Waiting: The Art and Science of Delay”, el profesor Frank Partnoy extiende el concepto de procrastinación más allá del trabajo y dice que tomarse su tiempo para la toma de decisiones no es tan malo, después de todo.

24 agosto, 2012

<p>Poder administrar la procrastinaci&oacute;n es una de las tareas m&aacute;s dif&iacute;ciles, en el trabajo y en cualquier orden de la vida. Postergar el momento de la decisi&oacute;n o de la acci&oacute;n &ndash;por unos minutos o por varios meses- puede traer problemas. Est&aacute; actitud est&aacute; relacionada con la t&iacute;pica personalidad controladora, que quiere analizar en extremo cada aspecto de las cosas antes de zambullirse a una aventura. La idea es que ese &ldquo;tiempo de m&aacute;s&rdquo; ayuda a juntar m&aacute;s informaci&oacute;n y, por lo tanto, tomar mejores decisiones.</p>
<p>Forbes entrevist&oacute; a Frank Partnoy, autor de &ldquo;Waiting: The Art and Science of Delay&rdquo;. Partnoy lleg&oacute; a una conclusi&oacute;n que, aunque parece l&oacute;gica, a nadie se le hab&iacute;a ocurrido antes: aquellas personas procrastinadoras en el trabajo, tambi&eacute;n tienden a hacerlo en otras &aacute;reas de sus vidas. A esto se le suma un dato m&aacute;s: son tambi&eacute;n las m&aacute;s felices.</p>
<p>Argumenta que la tecnolog&iacute;a ha aumentado la velocidad para la toma de decisiones y esto genera, muchas veces, angustia. Aquellos que postergan son m&aacute;s felices y, a veces, m&aacute;s efectivos en sus &aacute;reas de trabajo y fuera de ellas. Esto es cierto en diferentes profesiones: desde jugadores de tenis profesionales hasta ejecutivos bien pagos.</p>
<p>Sin embargo, Partnoy advierte que esta actitud ante la vida debe ser bien administrada. A veces, cuando no hay mucho tiempo para responder y es absolutamente urgente tomar una decisi&oacute;n, procrastinar no es el mejor camino. La clave es entender que en la mayor&iacute;a de las ocasiones no hay tiempos perfectos para responder adecuadamente sino que se puede reaccionar a diferente velocidad y seguir haci&eacute;ndolo bien.</p>
<p>Las innovaciones cient&iacute;ficas y tecnol&oacute;gicas, por ejemplo, no aparecen de un d&iacute;a para otro sino que son a&ntilde;os y a&ntilde;os de investigaci&oacute;n y desarrollo puestos al servicio de un producto revolucionario. La mayor&iacute;a de los relatos fundacionales de las grandes marcas, como Apple o Microsoft, hacen creer que sus imperios se formaron en cuesti&oacute;n de d&iacute;as. Nunca sucede as&iacute; sino que los emprendedores, especialmente aquellos que viven en el mundo competitivo de Silicon Valley, se toman su tiempo para dise&ntilde;ar el futuro. Se puede ser competitivo sin tener que moverse a la velocidad de la luz.</p>
<p>La famosa frase de Leonard Bernstein puede resultar parad&oacute;jica– &ldquo;Para lograr grandes cosas se necesita un plan y poco tiempo&rdquo;&mdash;pero lo cierto es que las personas que hacen todo r&aacute;pido a &uacute;ltimo momento, generalmente se toman mucho tiempo antes para pensar y juntar informaci&oacute;n sobre el problema y la forma de solucionarlo.</p>
<p>En palabras de Partnoy: &ldquo;Postergar cosas es un acto humano en el que deber&iacute;amos incurrir seguido. Hay m&aacute;s posibilidades de que tengamos una idea brillante mientras nos tomamos un rato de descanso saboreando una segunda taza de caf&eacute; , que tomando una sola a las apuradas&rdquo;. Ahora, a postergar decisiones sin culpa.</p>
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