Liderazgo y gestualidad

Según resultados que arrojan experimentos de Larissa Tiedens, profesora de la Universidad de Standford, los gestos y el lenguaje corporal cumplen una función crucial en el liderazgo. Tiedens defiende las organizaciones con estructura jerarquizada.

24 noviembre, 2007

El lenguaje corporal es a veces más claro que las palabras como medio de
comunicación. Mientras a un gorila, por ejemplo, le basta con golpearse
el pecho para expresar que es el macho dominante, a un ser humano puede bastarle
con fruncir el entrecejo.

Según Tiedens, las personas interactúan constantemente en forma
no verbal. Por lo tanto, , en el campo específico de la empresa, la profesora
de la escuela de negocios de Stanford, se dedicó a investigar la relación
entre lenguaje corporal y liderazgo. Su premisa: se puede mejorar el liderazgo
analizando los gestos.

En un artículo que publica en la Standford Business Magazine,
la investigadora dice que “la gente nota y resiente la intimidación
verbal, pero no advierte con la misma claridad la influencia que puede tener
un gesto, o un movimiento del cuerpo. Para ayudar a advertir esa influencia
y explicar su teoría de lo que sucede en los grupos humanos, recurre
al ejemplo de los animales – especialmente primates — y al uso que hacen
del lenguaje corporal para dominar a los demás.

Dice allí que el profesor Frans de Waal ya demostró la tendencia
en algunas sociedades animales a crear jerarquías, donde siempre hay
un sujeto dominante y otro dominado. Tiedens realizó su experimento para
saber si en el ser humano también se repite esta estructura de poder.
Entre los resultados de ese experimento apareció que ambas se sentían
mejor manejándose dentro de una estructura jerárquica que en una
donde actuaban a igual nivel.

Del experimento extrae varias virtudes de la estructura jerárquica dentro
de la empresa, aunque ésta sea en estos tiempos vista como antidemocrática.

“Las jerarquías definen las funciones, las responsabilidades y
la división del trabajo, además de aumentar la eficiencia”,
comenta. Sostiene asimismo que, en situaciones que requieren una cooperación,
más que una competición, los cometidos de cada persona en la organización
se cumplen más rápidamente cuando hay jerarquías. El único
inconveniente que le encuentra es que podría ser negativa para la creatividad.

Las empresas tecnológicas, especialmente las que empezaron en Silicon
Valley
se jactaron de su estructura horizontal que daba voz y voto a todos
los trabajadores, pero poco a poco fueron apareciendo espontáneamente
estructuras jerárquicas informales.

Es en esas estructuras informales donde aparece el lenguaje corporal que ayuda
a crear los líderes naturales. Eso pasó en las “startup
y terminaron con jerarquías que no siempre fueron beneficiosas porque
no surgieron de un pensamiento racional.

Hay muchos ejemplos de comportamientos dominantes que incluyen posiciones físicas
que hacen aparecer a alguien por encima de los demás o más grande.
Una de ellas, sentarse sobre una mesa mientras otra persona lo hace en una silla
o poner los brazos sobre las caderas. Algunas expresiones faciales también
pueden ser percibidas como dominantes, especialmente las que denotan enojo..

También hay comportamiento sumisos que se expresan corporalmente. Por
ejemplo, arquear las cejas y separar los labios muestra expectación…
pero también sumisión. Los brazos cruzados se pueden interpretar
como signo de sumisión porque en esa posición la persona parece
más pequeña o como si se estuviera protegiendo de algo.

La comunicación no verbal y la dominación tienen también
sus implicaciones de género. Tiedens sostiene que los movimientos dominantes
son típicamente masculinos, mientras que los gestos sumisos son más
frecuentes en las mujeres, puesto que “las mujeres son socializadas en
este tipo de comportamientos”, explica.

Para comprender mejor cómo hombres y mujeres usan la dominación,
Tiedens se interesó por otros estudios realizados sobre el tema, como
el realizado por Laurie Rudman de la Universidad de Rutgers, que concluyó
que cuando una mujer usa un discurso agresivo tiene menos posibilidades de encontrar
un trabajo. Este efecto se neutraliza cuando en su discurso la mujer dice que
“se preocupa por la gente”.

El lenguaje corporal es a veces más claro que las palabras como medio de
comunicación. Mientras a un gorila, por ejemplo, le basta con golpearse
el pecho para expresar que es el macho dominante, a un ser humano puede bastarle
con fruncir el entrecejo.

Según Tiedens, las personas interactúan constantemente en forma
no verbal. Por lo tanto, , en el campo específico de la empresa, la profesora
de la escuela de negocios de Stanford, se dedicó a investigar la relación
entre lenguaje corporal y liderazgo. Su premisa: se puede mejorar el liderazgo
analizando los gestos.

En un artículo que publica en la Standford Business Magazine,
la investigadora dice que “la gente nota y resiente la intimidación
verbal, pero no advierte con la misma claridad la influencia que puede tener
un gesto, o un movimiento del cuerpo. Para ayudar a advertir esa influencia
y explicar su teoría de lo que sucede en los grupos humanos, recurre
al ejemplo de los animales – especialmente primates — y al uso que hacen
del lenguaje corporal para dominar a los demás.

Dice allí que el profesor Frans de Waal ya demostró la tendencia
en algunas sociedades animales a crear jerarquías, donde siempre hay
un sujeto dominante y otro dominado. Tiedens realizó su experimento para
saber si en el ser humano también se repite esta estructura de poder.
Entre los resultados de ese experimento apareció que ambas se sentían
mejor manejándose dentro de una estructura jerárquica que en una
donde actuaban a igual nivel.

Del experimento extrae varias virtudes de la estructura jerárquica dentro
de la empresa, aunque ésta sea en estos tiempos vista como antidemocrática.

“Las jerarquías definen las funciones, las responsabilidades y
la división del trabajo, además de aumentar la eficiencia”,
comenta. Sostiene asimismo que, en situaciones que requieren una cooperación,
más que una competición, los cometidos de cada persona en la organización
se cumplen más rápidamente cuando hay jerarquías. El único
inconveniente que le encuentra es que podría ser negativa para la creatividad.

Las empresas tecnológicas, especialmente las que empezaron en Silicon
Valley
se jactaron de su estructura horizontal que daba voz y voto a todos
los trabajadores, pero poco a poco fueron apareciendo espontáneamente
estructuras jerárquicas informales.

Es en esas estructuras informales donde aparece el lenguaje corporal que ayuda
a crear los líderes naturales. Eso pasó en las “startup
y terminaron con jerarquías que no siempre fueron beneficiosas porque
no surgieron de un pensamiento racional.

Hay muchos ejemplos de comportamientos dominantes que incluyen posiciones físicas
que hacen aparecer a alguien por encima de los demás o más grande.
Una de ellas, sentarse sobre una mesa mientras otra persona lo hace en una silla
o poner los brazos sobre las caderas. Algunas expresiones faciales también
pueden ser percibidas como dominantes, especialmente las que denotan enojo..

También hay comportamiento sumisos que se expresan corporalmente. Por
ejemplo, arquear las cejas y separar los labios muestra expectación…
pero también sumisión. Los brazos cruzados se pueden interpretar
como signo de sumisión porque en esa posición la persona parece
más pequeña o como si se estuviera protegiendo de algo.

La comunicación no verbal y la dominación tienen también
sus implicaciones de género. Tiedens sostiene que los movimientos dominantes
son típicamente masculinos, mientras que los gestos sumisos son más
frecuentes en las mujeres, puesto que “las mujeres son socializadas en
este tipo de comportamientos”, explica.

Para comprender mejor cómo hombres y mujeres usan la dominación,
Tiedens se interesó por otros estudios realizados sobre el tema, como
el realizado por Laurie Rudman de la Universidad de Rutgers, que concluyó
que cuando una mujer usa un discurso agresivo tiene menos posibilidades de encontrar
un trabajo. Este efecto se neutraliza cuando en su discurso la mujer dice que
“se preocupa por la gente”.

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