5 consejos para mejorar tus entrevistas laborales

Una experiencia por la que muchos pasan no necesariamente tiene que ser un suplicio. Existen algunas estrategias básicas a la hora de enfrentar una entrevista de trabajo. 

28 agosto, 2015

Las entrevistas laborales pueden ser una pesadilla. Algunas empresas usan métodos muy poco ortodoxos para reclutar personal. Hace algunos años Google usaban una técnica muy extraña. Se trataba de un método para probar la creatividad de sus postulantes con preguntas al estilo ¿cuántas pelotas de tennis entran en una camioneta?. La empresa terminó desechando ésta técnica por ineficiente y no servir para probar realmente la capacidad creativa de una persona y ahora usan preguntas como ¿cuál cree que será la mejor oportunidad de negocios para la empresa en los próximos cinco años?. De cualquiera manera, nunca se puede estar muy preparado para una entrevista. Por eso compartimos éstos consejos.

 

Aliarse con la tecnología

La tecnología es una gran compañera a la hora de buscar trabajo. De hecho, redes sociales como LinkedIn tienen como meta justamente facilitar ésta tarea. Pero si es curioso y creativo se le puede sacar incluso más jugo. Primero, siempre es recomendable usar algún motor de búsqueda para tener información sobre la empresa. Todo tipo de información, como balances, comunicados de prensa, noticias, etcétera. Incluso la más pequeña startup tiene un blog. No es lo mismo responder a una pregunta sobre por qué se quiere trabajar en la empresa en cuestión citando casos de ejemplo con nombre y apellido o jugadas éxitosas en la historia de la empresa que simplemente decir “me gusta como trabajan”. Hablando de información, es importante estar actualizado. Por eso servicios como Google Alerts son buenos amigos. Sólo hace falta escribir algunos términos clave, como marketing, startup o el nombre de la empresa, para recibir alertas con noticias. Por supuesto que las empresas también hacen uso de las tecnologías 2.0, por eso cuidar nuestro perfil online no es un tema menor. ¿Qué pasaría si nos enteramos que esa selfie de la fiesta del sábado pasado nos costó un puesto? Para evitar esto existen herramientas como SocialSweepster que nos ayudan a “limpiar” nuestros perfiles de cosas que no deseamos sean públicas.

 

Practicar las preguntas frecuentes

“Estudié en la universidad X para entrar a la empresa Y y mejorar el aspecto Z” es probablemente el arquetipo más conocido de respuesta a las preguntas iniciales de una entrevista que piden que nos presentemos o dígamo de qué va nuestro CV. Para generar una ventaja diferencial sobre otros aplicantes es una buena idea practicar todas éstas respuestas. Ésto no quiere inventemos, sino que ordenemos y jerarquizemos nuestra información para aprovechar al máximo los pocos minutos que tenemos para decir quiénes somos. Tenemos que demostrar que somos personas, con historias e intereses y no sólo un cúmulo de acciones como “estudié acá”, “trabajé allá” o “hice tal cosa”. Una experiencia de vida breve puede condimentar muy bien un título o especialización. Otro ejemplo es la pregunta por fortalezas y debilidades. Debería ser fácil decir en qué se es bueno, pero no tan sencillo decir en qué fallamos. Por eso es importante tener una introspección y ser sincero. Pero también explicar porque estamos tratando de mejorarlo. “Soy demasiado crítico pero estoy trabajando para que mis observaciones sean constructivas y ayuden a todos a mejorar” es mucho mejor que “soy una persona que dice lo que piensa a todo el mundo”.

 

 

Ordenar el CV

La gran mayoría de los trabajadores de RRHH no dedican más que unos minutos a mirar cada CV. Por eso de suma importancia capitalizar lo más posible esos breves momentos. Poner lo importante primero y ser breve y claro. Como también invertir el orden cronológico de los trabajos que hemos realizado. De nada sirve al lector saber que a los 16 años trabajamos en la empresa familiar tres horas al día mientras estabamos en secundaria. Le interesa saber qué hicimos en el último tiempo y por qué dejamos de hacerlo. Explicar los motivos de la salida del último trabajo ayuda al lector a entender mejor nuestro perfil. Tampoco hay que menospreciar la estética. No es necesario ser diseñador gráfico o un maestro en Photoshop para tener un CV bonito. Se pueden descargar plantillas prefabricadas con un rápido googleo.

 

Pensar en voz alta

Las preguntas analíticas, las que apuntan al raciocinio del postulante, es mejor pensarlas en voz alta. La función de éstas preguntas es bucear por los procesos mentales del aplicante y ver qué tan bien se desenvuelve en tareas cognitivas. Por lo tanto ante las preguntas ¿cómo resolvería tal problema? En lugar de un minuto de silencio es mejor pensar en voz alta: “a ver, yo empezaría por acá porque tal y cuál cosa. Y luego, si pasa eso, haría tal otra por éste y éste motivo”.

 

Preguntar al final

Algunos entrevistadores nos dan la oportunidad de hacer preguntas al final. Una oportunidad perfecta que tiene que ser aprovechada. Por ejemplo, podemos cuestionar al entrevistador sobre nuestro desempeño o si dijimos o hicimos algo que le haga cuestionarse nuestras cualidades para el puesto. Si el entrevistador es honesto, podría pedirnos clarificaciones o despejar dudas. Luego de la entrevista, siempre es conveniente envíar un mail personalizado agradeciendo la oportunidad y marcando diferencia con los otros aplicantes porque posiblemente el entrevistador no recuerde a todos. Ésto es útil incluso si no conseguímos el trabajo para intentar mantener contacto con la empresa.

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