¿Cómo se despide a alguien?

 Tarde o temprano toda empresa sufre cambios y algunos empleados tienen que dar un paso al costado para beneficio personal y corporativo. Pero no todas la formas de despedir son igualmente beneficiosas.

11 febrero, 2016

 La cabeza de la compañía decide que es hora de dejar de lado a un empleado con bajo desempeño en el equipo o de abrir una vacante para buscar un mejor postulante. Ya está lista toda la documentación y el departamento de Recursos Humanos ya hizo lo suyo. Pero ahora hay que tener la conversación tan temida por muchos. ¿Cuál es la mejor manera de dar la noticia? ¿Quién debería estar en la habitación en ese momento? ¿Qué es lo que se dice y no se dice? Y, ¿cómo se le hace saber al resto del equipo sobre la decisión? Son algunas de las dudas más comunes a la hora de despedir a alguien.

 

No alargar el proceso Despedir a alguien nunca es fácil, incluso si hay motivos de sobra y más aún si se trata de  un empleado que respetamos o queremos. Pero nunca hay que alargar el proceso más de lo necesario. El momento de despedir a alguien tiene que ser resultado de una larga cadena de acontecimientos donde antes agotamos otras posibilidades como conversaciones en privado, aceptar demandas del empleado y exigir las propias. Una vez superadas todas las etapas de negociación y documentación sobre el desempeño del trabajador y tomada la decisión hay que comunicarla lo antes posible. Si se hicieron las cosas bien antes no va a ser una sorpresa para nadie.

 

No quemar los puentes El despido es una experiencia lo suficientemente traumática para ambas partes como para agregarle el condimento de quedar en malos términos con el empleado que se retira. Si se cree genuinamente que el empleado tiene potencial o que se desempeñó bien en sus tareas hay que hacérselo saber. Siempre conviene ofrecer ayuda, en forma de recomendaciones de otros puestos, cartas de recomendación o hacerle saber al empleado que guardamos su contacto para el futuro. Si el ahora ex empleado necesita ayuda para organizar su salida de la empresa hay que dársela, porque al fin y al cabo la persona que se va es alguien que conoce la empresa por dentro y vaya donde vaya va a ser un embajador improvisado de la cultura corporativa que representa la compañía. En resumen, beneficia a ambos.

 

Hablar con el equipo de trabajo Los efectos de la salida de un empleado no sólo afectan a ese empleado sino potencialmente a toda el área de trabajo. Todos sus compañeros saben que se fue y es bueno que conozcan la posición de su jefe al respecto. Que los demás no se queden con la campana del trabajador que se fue solamente. No se trata de dar explicaciones, al fin y al cabo tomar esas decisiones es el trabajo del jefe, pero sí de mostrar seguridad y brindar confianza a los demás respecto a la decisión tomada. Es la mejor forma de evitar rumores innecesarios y de no minar la confianza del equipo de trabajo que podría afectar la productividad y el clima de trabajo.

 

Concentrarse en el futuro El equipo de trabajo y toda la empresa en general necesitan que el jefe sea que guíe el proceso de adaptación hasta que aparezca un reemplazo. La misión del jefe es demostrar que la compañía tiene que seguir funcionando a pesar de la salida de un empleado.

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