Los errores más comunes al bautizar una marca

¿Cuánto vale un buen nombre para una marca? Mucho más de lo que parece. Por eso es crucial no cometer estos errores al darle un nombre a tu marca. Por Matías Castro. 

24 septiembre, 2015

Las rosas olerían a rosa aunque no se llamen así. Pero, ¿regalaría alguien “apestosas” en San Valentín para cortejar al ser amado? Este principio es el que guía la búsqueda de una buena imagen corporativa. Posiblemente el nombre de una marca sea el más distintivo, y primario, atributo de una marca. Por eso es de crucial importancia elegir un buen nombre para nuestra marca.

 

Si enfrentamos alguna dificultad en cómo los consumidores entienden nuestra marca, como puede ser la falta de uniformidad, un logotipo demasiado añejo, una publicidad sin sentido o una transmisión ineficaz de los valores empresariales de la corporación, puede ser momento de revisar nuestro DNI empresarial. Esto puede ayudar a empresas que buscan reintentarse como a empresas que recién emergen. Ayudarlas a posicionarse o a transmitir sus valores, por dar dos ejemplos.

 

¿Cuáles son los errores más comunes? En primer lugar algunos nombres no comunican nada. Es importante que haga alusión al giro o servicios que se ofrecen, pues será mucho más sencillo distinguirla y asociarla con las necesidades del consumidor. Si se nombra con una palabra o frase corta puede provocar que sea posicionada en el top of mind, lo que acelera el crecimiento de la compañía; de igual modo debe ser sencillo y fácil de entender. Además lo vuelve atractivo. En resumen: no hay que elegir nombres difíciles de recordar. ¿Es, entonces, un apellido junto con un indicador del tipo de bien o servicio provisto una buena idea? No necesariamente, como se ve en el uso de siglas. Por lo general, las siglas se vinculan a asociaciones y muchas veces no se entienden, lo que dificulta que sea recordado. Lo mismo pasa con los apellidos, pues no son únicos e invitan a confundir empresas que no tienen nada que ver entre sí. También aplica que sea complicado de escribir, puesto que obstaculiza su búsqueda. Si el consumidor no sabe como se pronuncia o deletrea no dará con ella si no la conoce; en cambio, si el nombre es amigable no habrá problemas para que se reconocida. La moraleja es no escoger nombres difíciles de pronunciar.

 

Tampoco es recomendable intentar un plagio solapado. Si se parece mucho al nombre de otra compañía, también puede confundirse; asimismo pierde credibilidad, ya que podría hacerse notar como marca “patito”, o en su defecto carecería de identidad propia. Buscar identidad propia y sencilla, pero fácil de recordar y que remita a algo.

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