El efecto Meghan sobre las marcas

En EE.UU. y Gran Bretaña las chicas corren a comprarse lo que ella se pone.  

4 diciembre, 2017

Cuando el príncipe Harry y Meghan Markle hicieron su primera aparición pública como pareja formal en un estadio de Toronto en septiembre pasado, la actriz norteamericana llevaba puesto un par de anteojos de sol de la firma inglesa Finlay. Antes de que hubieran pasado 24 horas, la compañía había vendido pares por valor de 20.000 libras esterlinas.

 

Con semejante fenómeno sociológico, difícil de creer en sociedades desarrolladas, hay un grupo de marcas que esperan experimentar ayudas semejantes. Son las marcas de las prendas de vestir con que la joven ha aparecido recientemente y aparecerá en los próximos meses. Las más afortunadas hasta ahora han sido Barbour (pilotos) y Mulberry (carteras).

 

En Estados Unidos las búsquedas online de la clásica chaqueta de algodón encerado Barbour que usó Markle en una de sus apariciones públicas crecieron 72% en las dos semanas siguientes a la publicación de su fotografía.

 

Lo mismo que ocurrió en 2011 cuando quien se casaba era el Príncipe Guillermo, heredero del trono. Todo lo que elegía Kate Middleton para lucir en público recibía el espaldarazo de la fama y las ventas crecían. La ahora duquesa de Cambridge generó en 2015 unos 150 millones de libras esterlinas , según cálculos de Keconrad Jagodzinski, analista del grupo de estrategia de marcas Brand Finance. Según él, Markle igualará sin dificultad esa cifra simplemente saliendo a la calle con determinadas marcas.

 

Sí, ya se ha lanzado a las calles el “efecto Meghan”.

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