Una potencia anglo-americana

El célebre historiador Paul Johnson lanza, en este artículo, una idea revolucionaria y provocadora: que Gran Bretaña y otras naciones de habla inglesa, como Canadá, Australia y Nueva Zelanda, se unan a Estados Unidos para formar una poderosa confederación y neutralizar la creciente influencia de Europa. Hace un año, el magnate de la prensa canadiense Conrad Black inició el debate, al sugerir que Gran Bretaña podría incorporarse al Nafta. La Zona Norteamericana de Libre Comercio sería rebautizada como Zona de Libre Comercio del Atlántico Norte, sin cambiar la sigla. El debate causó cierto revuelo, sobre todo tras la revelación de documentos secretos que indicaban que, en 1967, el presidente Lyndon B. Johnson y el primer ministro Harold Wilson analizaron seriamente la posibilidad de unir ambos países. "Ante una nueva superpotencia de habla inglesa, lo que Europa continental haga o deje de hacer tendría mucha menos importancia. Si fuese necesario, el estado anglo-americano podría manejar todas las emergencia globales por sí mismo. El mundo tendría una policía global efectiva, por fin. Y hablaría inglés", argumenta el polémico Johnson.

17 noviembre, 2012

Contenido exclusivo para usuarios registrados.

Para continuar leyendo esta nota, Ud. debe ser suscriptor.

Suscríbase a Revista Mercado

Conocé todos nuestros planes.

Suscribirme ahora

Si Ud. ya es suscriptor, ingrese con su usuario y contraseña.

Compartir: