Como siempre, Lavagna sigue negociando un acuerdo con el FMI

Más allá de una campaña de opinión, centrada en críticas de Raghuram Rajan (técnico de la entidad) y un colega del FM (François Bourguignon), los tratos entre Argentina y el Fondo continúan normales. Eso preocupa a Nicola Stock.

26 septiembre, 2005

Roberto Lavagna y Rodrigo Rato reanudaron conversaciones sobre un eventual acuerdo entre el país y la entidad. Ahora, allegados al gobierno y al microcentro creen que puede lograrse antes de terminar 2005. Analistas menos ligados al mercado, empero, se preguntan para qué tanto apuro en refinanciar vencimientos con un organismo cuya influencia va en franco declive alrededor del mundo.

Más relevante es otra noticia: los bancos extranjeros que operan en Argentina serán recapitalizados en alrededor de US$ 1.000 millones por sus matrices. Dicho de otro modo, éstas retoman una función que se habían comprometido a desempeñar y varias no cumplieron durante la crisis de 2000/2002: ser prestamistas de última instancia para sus propias filiales. El lamentable caso del Crédit Agricole –silenciado por quienes baten el parche de Suez- fue típico.

Los contactos entre Lavagna y Rato contenían otro ingrediente político: Washington había presentado al FMI un memo reservado, objetando el “tono imprudente” de Rajan al hablar de la economía norteamericana. Por su parte, Paul Wolfowitz –el nuevo jefe del Banco Mundial, cuya misión es achicarlo- le reprochó a Bourguignon “publicar columnas de opinión”. El “mea culpa” genérico de Rato, obviamente, resulta de aquel memo.

Agotados esos recursos, sacaron del congelador a Nicola Stock. El financista con pasaporte suizo, teórico vocero de bancas e inversores italianos, “exigió” a Buenos Aires “solucionar el problemas de los bonistas que no aceptaron el canje”. Eso tras una pálida asamblea semestral ordinaria FMI-BM, donde el tema brilló por su ausencia.

Al gestor de fondos de riesgo le costó explicar por qué sus abogados –que cobran por hora- no inician todavía juicio al gobierno argentino. Probablemente, Stock conozca ya un rumor circulante en el propio Fondo: a instancias de Anne Krueger (vicepresidente que cumple funciones ejecutivas otrora en manos del director gerente), se propondrá un “bono de consolidación” para los auto excluidos, menos redituable que los entregados durante el canje.

Roberto Lavagna y Rodrigo Rato reanudaron conversaciones sobre un eventual acuerdo entre el país y la entidad. Ahora, allegados al gobierno y al microcentro creen que puede lograrse antes de terminar 2005. Analistas menos ligados al mercado, empero, se preguntan para qué tanto apuro en refinanciar vencimientos con un organismo cuya influencia va en franco declive alrededor del mundo.

Más relevante es otra noticia: los bancos extranjeros que operan en Argentina serán recapitalizados en alrededor de US$ 1.000 millones por sus matrices. Dicho de otro modo, éstas retoman una función que se habían comprometido a desempeñar y varias no cumplieron durante la crisis de 2000/2002: ser prestamistas de última instancia para sus propias filiales. El lamentable caso del Crédit Agricole –silenciado por quienes baten el parche de Suez- fue típico.

Los contactos entre Lavagna y Rato contenían otro ingrediente político: Washington había presentado al FMI un memo reservado, objetando el “tono imprudente” de Rajan al hablar de la economía norteamericana. Por su parte, Paul Wolfowitz –el nuevo jefe del Banco Mundial, cuya misión es achicarlo- le reprochó a Bourguignon “publicar columnas de opinión”. El “mea culpa” genérico de Rato, obviamente, resulta de aquel memo.

Agotados esos recursos, sacaron del congelador a Nicola Stock. El financista con pasaporte suizo, teórico vocero de bancas e inversores italianos, “exigió” a Buenos Aires “solucionar el problemas de los bonistas que no aceptaron el canje”. Eso tras una pálida asamblea semestral ordinaria FMI-BM, donde el tema brilló por su ausencia.

Al gestor de fondos de riesgo le costó explicar por qué sus abogados –que cobran por hora- no inician todavía juicio al gobierno argentino. Probablemente, Stock conozca ya un rumor circulante en el propio Fondo: a instancias de Anne Krueger (vicepresidente que cumple funciones ejecutivas otrora en manos del director gerente), se propondrá un “bono de consolidación” para los auto excluidos, menos redituable que los entregados durante el canje.

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