Ola de calor: empieza a castigar las dos mayores economías

Así como, en el último invierno, bajas temperaturas e inundaciones golpearon la Eurozona y Estados, ahora es un verano anómalo. El negocio asegurador es la primera víctima, pero no la única.

27 julio, 2006

La desorbitada guerra desencadenada por los israelíes pone el problema en segundo plano, pero la serie de anomalías climática que sufre parte del hemisferio norte surte efectos negativos en la economía y la sociedad. Comenzando por más de cien muertes en EE.UU. y la Eurozona, los dos mayores PBI del mundo.

En EE.UU., las pérdidas superaban los US$ 7.000 millones en primera instancia. Los sistemas eléctricos e informáticos se cayeron en vastas áreas de Caliufornia, Nueva York, el noreste atlántico, los llanos del medio oeste y el sur profundo. Transportes, hospitales, grandes empresas y municipios han sufrido las consecuencias.

Sólo en St.Louis, Misuri, 600.000 casas y comercios se quedaron a obscuras durante dos días. En las bolsas de Nueva York y Chicago, por momentos hubo que volver a operar a viva voz.

Al otro lado del Atlántico, las cosas no marchaban mejor. A diferencia de EE.UU., donde la ola parece ir cediendo desde este jueves, en Europa occidental tiene quizás hasta el fin de semana. Holanda va al frente en temperaturas anómalas, seguida de Bélgica, España, Francia, Italia y Polonia. En ciertos casos, el fenómeno ha sido acompañado por sequías. Una forma de justicia poética: la Unión Europea fue corresponsable de que la ronda Dohá se cayera y, ahora, quizá deba importar productos agrícolas para paliar la eventual escasez.

La desorbitada guerra desencadenada por los israelíes pone el problema en segundo plano, pero la serie de anomalías climática que sufre parte del hemisferio norte surte efectos negativos en la economía y la sociedad. Comenzando por más de cien muertes en EE.UU. y la Eurozona, los dos mayores PBI del mundo.

En EE.UU., las pérdidas superaban los US$ 7.000 millones en primera instancia. Los sistemas eléctricos e informáticos se cayeron en vastas áreas de Caliufornia, Nueva York, el noreste atlántico, los llanos del medio oeste y el sur profundo. Transportes, hospitales, grandes empresas y municipios han sufrido las consecuencias.

Sólo en St.Louis, Misuri, 600.000 casas y comercios se quedaron a obscuras durante dos días. En las bolsas de Nueva York y Chicago, por momentos hubo que volver a operar a viva voz.

Al otro lado del Atlántico, las cosas no marchaban mejor. A diferencia de EE.UU., donde la ola parece ir cediendo desde este jueves, en Europa occidental tiene quizás hasta el fin de semana. Holanda va al frente en temperaturas anómalas, seguida de Bélgica, España, Francia, Italia y Polonia. En ciertos casos, el fenómeno ha sido acompañado por sequías. Una forma de justicia poética: la Unión Europea fue corresponsable de que la ronda Dohá se cayera y, ahora, quizá deba importar productos agrícolas para paliar la eventual escasez.

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