Dark Pools: un mercado más complejo que la Bolsa

 Es también más oscuro porque no está sometido a regulaciones ni auditado por los organismos conocidos. Que es ajeno a la regulación tradicional y no está auditado por organismos como la SEC.

30 junio, 2014

En inglés los llaman “dark pools” porque son muchos, anónimos y oscuros. Contrariamente a los reclamos de transparencia en las operaciones financieras que aumentaron desde la gran crisis financiera que explotó hace seis años, en estas “piscinas oscuras”, como su nombre lo indica, la transparencia no existe. Actualmente más de la tercera parte de las transacciones que implican compra-venta de acciones en Estados Unidos y Europa se realizan fuera del ámbito de las bolsas de valores. Esa actividad ha pasado ahora a los “dark Pools” que son lugares de transacciones privados dirigidos por bancos y otras instituciones financieras que contactan a compradores y vendedores en forma directa.

 

Se trata de mercados que crecen a toda velocidad; de 3% del volumen de la bolsa de Nueva York en 2007 saltaron a 15% en la actualidad. Se trata de un mercado paralelo al tradicional donde los más poderosos operan a espaldas de los organismos reguladores.

 

Detrás de estos mercados hay nombres como Credit Suisse, Citigroup, Morgan Stanley y toda la banca de inversión, así como diversas “manos fuertes” como son los fondos de inversión y similares. Los bancos participantes insisten en que estas piscinas oscuras son esenciales para la operación eficiente del sistema financiero moderno. Permiten a los inversionistas institucionales transar grandes bloques de acciones de manera discreta sin afectar los precios de manera preventiva . El problema, dice el Financial Times, es que no todos pueden participar, mucho menos ver los precios. De ahí el fallo del fiscal general de Nueva York, Eric Schneiderman, contra el banco Barclays. Alega que la entidad cometió fraude contra sus propios clientes institucionales prometiendo protegerlos de la posible conducta predatoria de los operadores pero que luego no les informó que el operador más grande en su propia dark pool – el Barclays LX —  era una operadora de alta frecuencia.

Una solución lógica sería prohibir directamente la actividad de las piscinas oscuras. Pero los reguladores temen  que eso debilitaría la liquidez. El mayor énfasis, entonces, se ha puesto en obligar a los bancos a ajustar sus estándares y divulgar más información sobre la actividad. 

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