Cuando vender alcohol no es negocio

Algunas cadenas de comida rápida en Estados Unidos han decidido incluir alcohol en sus menúes para atraer a más clientes. Pero esta inclusión no significa mayores márgenes de ganancias sino nuevos dolores de cabeza.

27 septiembre, 2011

<p>En estos meses duros para la econom&iacute;a norteamericana, algunas compa&ntilde;&iacute;as de comida r&aacute;pida han optado por incluir alcohol en sus men&uacute;es. Pero esta inclusi&oacute;n, que algunos ejecutivos consideraban iba a traer amplias ganancias y atraer nuevos consumidores, les est&aacute; trayendo problemas. <br />
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Los restaurantes &ldquo;r&aacute;pidos&rdquo;, que se especializan en comidas r&aacute;pidas para consumir durante el d&iacute;a, incluyen a grandes cadenas como Starbucks, Sonic and Guy &amp; Gallard, Pret a Manger y Burger King. Todos ellos incluyeron, de alguna manera u otra, especiales con alcohol en los &uacute;ltimos meses. Burger King, por ejemplo, incluy&oacute; el a&ntilde;o pasado la posibilidad de comprar cerveza en sus Whooper Bars, una versi&oacute;n m&aacute;s cara del cl&aacute;sico drive-in. Starbucks hizo lo suyo ampliando su men&uacute; de caf&eacute; para incluir vino en cinco sucursales. <br />
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&iquest;Por qu&eacute;? Porque, seg&uacute;n explican los analistas de restaurantes, el margen de ganancias en la venta de alcohol es muy grande. En estos tiempos duros para la industria gastron&oacute;mica es de esperarse que intenten diferentes estrategias para atraer consumidores. <br />
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Sin embargo, no son pocas las cadenas que admiten que el cambio de men&uacute; ha tra&iacute;do nuevos desaf&iacute;os. Aparentemente, los consumidores no piensan que el cabernet que ofrecen algunos de estos establecimientos vaya bien con sus hamburguesas. La log&iacute;stica para lograr que el alcohol llegue a la mesa tambi&eacute;n es complicada: hay que obtener permisos para vender, re-entrenar a los empleados, desacelerar el r&aacute;pido proceso de venta para mirar las identificaciones y, claro, redise&ntilde;ar las sucursales para incluir un lugar especial para la venta de alcohol. Es que los servicios de comida r&aacute;pida no fueron dise&ntilde;ados para ser bares. <br />
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Otro problema es la edad promedio de los trabajadores de estos establecimientos. La mayor&iacute;a tiene menos de 21, la edad legal para consumir alcohol en Estados Unidos. Si las autoridades que regulan la venta de alcohol perciben alguna irregularidad, las multas podr&iacute;an ser severas. Por eso Sonic, una cadena de comida r&aacute;pida, tuvo que contratar seguridad privada en su local de Florida para mantener lejos a los adolescentes en busca de alcohol. <br />
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&iquest;Vale todo el esfuerzo? Las experiencias hasta ahora no son muy positivas. Los consumidores eligen estos establecimientos por la comida y por el servicio, no por la bebida. Est&aacute;n acostumbrados a eso. El ejemplo de Burger King y sus bares Whooper sirven para ilustrar la situaci&oacute;n de todo el sector: a meses de abrir su sucursal en Times Square, el coraz&oacute;n de Manhattan, todav&iacute;a no pudieron conseguir una licencia para vender alcohol. El negocio del alcohol, entonces, no siempre es negocio.</p>
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