Otro caso de balances disfrazados

La SEC investiga si Qwest Communications International pasó ingresos percibidos en enero de 2001 al balance cerrado en diciembre 2000. De probarse,la empresa habría maquillado sus números y sus auditores, Arthur Andersen, “no habrían visto nada”.

15 marzo, 2002

Qwest Communications International pudo haber hecho algo así al contabilizar su negocio de guías telefónicas, según se desprende de balances presentados ante accionistas y la Securities & Exchange Commission (SEC, comisión federal de valores).

El estudio Andersen, sus auditores externos– suponen los investigadores – tiene que haber dado su aprobación, o, en el mejor de los casos, puede no haberse dado cuenta.

Podría tratarse de una versión sustentada por la paranoia que se ha apoderado ahora en Estados Unidos frente a grandes grupos que podrían haber estado inflando ingresos para simular salud financiera y de paso hacer buenos negocios. Como ya lo hicieron Enron y global Crossing.

Lo cierto es que ahora la SEC y el FBI están revisando libros, documentos y registros de la compañía y descubren, entre otras cosas que el CEO Joseph Nacchio y Philip Anchütz, número uno de una de las subsidiarias, vendieron acciones sigilosamente en 2001: el primero por valor de US$ 181 millones y el segundo, por 400 millones. El caso podría derivar en un escándalo similar al que generó el concurso de Global Crossing

La historia completa aparecerá en la próxima edición de la Revista MERCADO, Abril 2002

Qwest Communications International pudo haber hecho algo así al contabilizar su negocio de guías telefónicas, según se desprende de balances presentados ante accionistas y la Securities & Exchange Commission (SEC, comisión federal de valores).

El estudio Andersen, sus auditores externos– suponen los investigadores – tiene que haber dado su aprobación, o, en el mejor de los casos, puede no haberse dado cuenta.

Podría tratarse de una versión sustentada por la paranoia que se ha apoderado ahora en Estados Unidos frente a grandes grupos que podrían haber estado inflando ingresos para simular salud financiera y de paso hacer buenos negocios. Como ya lo hicieron Enron y global Crossing.

Lo cierto es que ahora la SEC y el FBI están revisando libros, documentos y registros de la compañía y descubren, entre otras cosas que el CEO Joseph Nacchio y Philip Anchütz, número uno de una de las subsidiarias, vendieron acciones sigilosamente en 2001: el primero por valor de US$ 181 millones y el segundo, por 400 millones. El caso podría derivar en un escándalo similar al que generó el concurso de Global Crossing

La historia completa aparecerá en la próxima edición de la Revista MERCADO, Abril 2002

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