Cerveza: cierran un caso de cartelización en Bruselas

Carlsberg y Heineken, dos de las mayores cervecerías mundiales, ya no afrontan fuertes multas ni otras sanciones legales. Los reguladores de la Unión Europea han cerrado un caso por presunta cartelización contra ambas.

20 noviembre, 2002

La compañía danesa y su colega holandesa habían cuestionado
una denuncia originada en órbita de la Comisión Europea, Poder Ejecutivo
de “los quince”. Dado que la justicia viene fallando contra demandas
de esta naturaleza, los analistas estiman que Bruselas empieza a tomar las cosas
con más cautela.

Heineken y Carlsberg se mostraron satisfechas. No obstante, una
portavoz de la firma danesa subrayó: “Fueron dieciocho meses bajo
sospecha, sin saber a qué conclusiones arribaría el expediente”.
Por su parte, la CE se limitó a explicar que había pedido cerrar
las actuaciones “por falta de nuevas evidencias sobre un presunto pacto oligopólico
entre las dos compañías”.

En marzo, el comisionado pro defensa de la competencia les remitió una
“declaración de objeciones”, donde se las acusaba de “las
formas más flagrantes de cartelización”. Esto seguía
a dos años de investigaciones y un informe final donde se afirmaba que
Heineken y Carlsberg habían convenido “no competir cada
una en el mercado natural de la otra. Es decir, Países Bajos y Dinamarca”.

En esta clase de procesos, la CE puede imponer multas de hasta 10% de las ventas
globales de las empresas involucradas. De haber prosperado la demanda, la holandesa
habría debido pagar unos € 916 millones y algo más de 400 millones
la danesa. Pero no es común que Bruselas aplique máximos. Por fin,
se observó que las pruebas databan de 1995 y no le servían a una
investigación iniciada en 2000.

Las leyes de la UE estipulan que no pueden evaluarse datos y evidencias que tengan
ya cinco años de antigüedad al abrirse un caso. La CE hizo allanar
las oficinas en Amsterdam y Copenague, en agosto, buscando pruebas más
frescas, sin encontrarlas.

La compañía danesa y su colega holandesa habían cuestionado
una denuncia originada en órbita de la Comisión Europea, Poder Ejecutivo
de “los quince”. Dado que la justicia viene fallando contra demandas
de esta naturaleza, los analistas estiman que Bruselas empieza a tomar las cosas
con más cautela.

Heineken y Carlsberg se mostraron satisfechas. No obstante, una
portavoz de la firma danesa subrayó: “Fueron dieciocho meses bajo
sospecha, sin saber a qué conclusiones arribaría el expediente”.
Por su parte, la CE se limitó a explicar que había pedido cerrar
las actuaciones “por falta de nuevas evidencias sobre un presunto pacto oligopólico
entre las dos compañías”.

En marzo, el comisionado pro defensa de la competencia les remitió una
“declaración de objeciones”, donde se las acusaba de “las
formas más flagrantes de cartelización”. Esto seguía
a dos años de investigaciones y un informe final donde se afirmaba que
Heineken y Carlsberg habían convenido “no competir cada
una en el mercado natural de la otra. Es decir, Países Bajos y Dinamarca”.

En esta clase de procesos, la CE puede imponer multas de hasta 10% de las ventas
globales de las empresas involucradas. De haber prosperado la demanda, la holandesa
habría debido pagar unos € 916 millones y algo más de 400 millones
la danesa. Pero no es común que Bruselas aplique máximos. Por fin,
se observó que las pruebas databan de 1995 y no le servían a una
investigación iniciada en 2000.

Las leyes de la UE estipulan que no pueden evaluarse datos y evidencias que tengan
ya cinco años de antigüedad al abrirse un caso. La CE hizo allanar
las oficinas en Amsterdam y Copenague, en agosto, buscando pruebas más
frescas, sin encontrarlas.

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