Microsoft y Google ¿socios o competidores?

Por un lado, Google se acerca a Wall Street. Por el otro, el supermotor mundial de búsquedas ignora aún si Microsoft será aliado o competidor suyo. Y Silicon Valley quiere repetir la loca burbuja de los 90.

5 noviembre, 2003

Sin duda, la Bolsa de Nueva York busca seducir a Google. También lo intenta
Microsoft. Entretanto, Google acaba de reunirse con banqueros y otros expertos,
con vistas a convertirse en compañía “pública”.
Es decir, que cotiza acciones en el mercado.

La verdadera sorpresa surgió justamente en esos contactos: la firma
no descarta una alianza o, directamente, una fusión con Microsoft. Pero
la verdad es que la empresa de Bill Gates -ávida por ingresar en una
verdadera “máquina publicitaria”- se había acercado
ya a Google (en septiembre) con una propuesta de compra no hostil.

En ese momento, Google señaló que prefería una oferta
pública inicial (OPI) de acciones. Lo malo es que la OPI y la subsiguiente
entrada del superbuscador en bolsa puede “aspirar” fondos que hoy
necesitan tanto Microsoft como otras grandes de Silicon Valley. Este grupo pretende
repetir la loca burbuja de 1998-2000.

Un poco mesmerizadas por la serie de burbujas vivida en Wall Street desde junio,
las tecnológicas y cibernéticas se aprestan a aprovechar el regreso
de los inversores a segmentos representados por los paneles Nasdaq. Pero Google
-que planea estar en bolsa a mediados de 2004- podría interponerse y
absorber capitales eventualmente disponibles.

Hasta ahora, los ejecutivos de ambas empresas no abren la boca. Conducta difícil
de mantener para Google, por su propio origen: la fundaron (1998) dos graduados
en computación de Stanford. Ergo, su interna es informal, horizontal
y muy locuaz.

El frenesí en Silicon Valley recuerda el caso de Netscape, un emprendedor
cuya irrupción en Wall Street (1995) inició, dos años después,
la prodigiosa burbuja puntocom que acabó en el desastre de 2000/1. Por
entonces, el recienllegado era una amenaza a Microsoft y su Internet Explorer.

Gates reaccionó incorporando IE como anexo gratuito a los sistemas operativos
Windows. Eso le recortó las alas a Netscape. Pero Google es otro cantar,
pues su OPI podría movilizar de US$ 15.000 a 25.000 millones.

Además, la compañía contempla instrumentar esa OPI mediante
el sistema llamado “remate holandés”, que prescinde de intermediarios
y ofrece acciones directamente a inversores. Esta opción libraría
al lanzamiento de bancas, firmas de valores y sus analistas, salpicados por
recientes escándalos y conflictos de intereses. Al mismo tiempo, Google
contaría con una vasta masa de pequeños accionistas.

Este método seduce a los fundadores, Serge Brin y Lawrence Page. No
obstante, algunos medios especializados estiman que, finalmente, Google optará
por una salida mixta: OPI convencional y subasta por Internet.

Sea como fuere, hay interesados de peso. Entre ellos, Goldman Sachs, Morgan
Stanley, Crédit Suisse First Boston, Citigroup y JP Morgan Chase. Pero
Google ve con aprehensión los nexos entre GS, Microsoft y Yahoo!, su
rival más cercano. Aparte, mientras éste compraba Overture (proveedor
de avisos para buscadores), Amazon.com proyectaba meterse en el negocio.

El ingreso de Microsoft al mercado de buscadores podría reducir la capitalización
bursátil del futuro paquete Google. Especialmente si Gates incorpora
funciones de búsqueda a su inminente sistema operativo Longhorn. Aunque
ello pudiera reactivar la pelea con Netscape, que ya llevó a procesos
judiciales contra Microsoft por prácticas monopólicas.

Silicon Valley vive su propia polémica. Allegados a Sequoia Capital
y Kleiner Perkins Caufield & Byers -principales inversoras en Google- ven
con inquietud el cronograma de la OPI. ¿Por qué? Porque esos fondos
especulan con iniciar una burbuja como la de los 90.

Sin duda, la Bolsa de Nueva York busca seducir a Google. También lo intenta
Microsoft. Entretanto, Google acaba de reunirse con banqueros y otros expertos,
con vistas a convertirse en compañía “pública”.
Es decir, que cotiza acciones en el mercado.

La verdadera sorpresa surgió justamente en esos contactos: la firma
no descarta una alianza o, directamente, una fusión con Microsoft. Pero
la verdad es que la empresa de Bill Gates -ávida por ingresar en una
verdadera “máquina publicitaria”- se había acercado
ya a Google (en septiembre) con una propuesta de compra no hostil.

En ese momento, Google señaló que prefería una oferta
pública inicial (OPI) de acciones. Lo malo es que la OPI y la subsiguiente
entrada del superbuscador en bolsa puede “aspirar” fondos que hoy
necesitan tanto Microsoft como otras grandes de Silicon Valley. Este grupo pretende
repetir la loca burbuja de 1998-2000.

Un poco mesmerizadas por la serie de burbujas vivida en Wall Street desde junio,
las tecnológicas y cibernéticas se aprestan a aprovechar el regreso
de los inversores a segmentos representados por los paneles Nasdaq. Pero Google
-que planea estar en bolsa a mediados de 2004- podría interponerse y
absorber capitales eventualmente disponibles.

Hasta ahora, los ejecutivos de ambas empresas no abren la boca. Conducta difícil
de mantener para Google, por su propio origen: la fundaron (1998) dos graduados
en computación de Stanford. Ergo, su interna es informal, horizontal
y muy locuaz.

El frenesí en Silicon Valley recuerda el caso de Netscape, un emprendedor
cuya irrupción en Wall Street (1995) inició, dos años después,
la prodigiosa burbuja puntocom que acabó en el desastre de 2000/1. Por
entonces, el recienllegado era una amenaza a Microsoft y su Internet Explorer.

Gates reaccionó incorporando IE como anexo gratuito a los sistemas operativos
Windows. Eso le recortó las alas a Netscape. Pero Google es otro cantar,
pues su OPI podría movilizar de US$ 15.000 a 25.000 millones.

Además, la compañía contempla instrumentar esa OPI mediante
el sistema llamado “remate holandés”, que prescinde de intermediarios
y ofrece acciones directamente a inversores. Esta opción libraría
al lanzamiento de bancas, firmas de valores y sus analistas, salpicados por
recientes escándalos y conflictos de intereses. Al mismo tiempo, Google
contaría con una vasta masa de pequeños accionistas.

Este método seduce a los fundadores, Serge Brin y Lawrence Page. No
obstante, algunos medios especializados estiman que, finalmente, Google optará
por una salida mixta: OPI convencional y subasta por Internet.

Sea como fuere, hay interesados de peso. Entre ellos, Goldman Sachs, Morgan
Stanley, Crédit Suisse First Boston, Citigroup y JP Morgan Chase. Pero
Google ve con aprehensión los nexos entre GS, Microsoft y Yahoo!, su
rival más cercano. Aparte, mientras éste compraba Overture (proveedor
de avisos para buscadores), Amazon.com proyectaba meterse en el negocio.

El ingreso de Microsoft al mercado de buscadores podría reducir la capitalización
bursátil del futuro paquete Google. Especialmente si Gates incorpora
funciones de búsqueda a su inminente sistema operativo Longhorn. Aunque
ello pudiera reactivar la pelea con Netscape, que ya llevó a procesos
judiciales contra Microsoft por prácticas monopólicas.

Silicon Valley vive su propia polémica. Allegados a Sequoia Capital
y Kleiner Perkins Caufield & Byers -principales inversoras en Google- ven
con inquietud el cronograma de la OPI. ¿Por qué? Porque esos fondos
especulan con iniciar una burbuja como la de los 90.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades