Finmatica: arrestos por el tercer escándalo en dos meses

Pierluigi Crudele y Fabio Bottari, presidente y administrador delegado de Finmatica –líder en cajeros automáticos- , fueron detenidos el sábado. Este tercer escándalo financiero en dos meses sigue a los de Cirio y Parmalat.

25 enero, 2004

El desbarajuste de Finmatica emula el ritmo de Parmalat. El 7 de enero, la empresa lanza un bono por € 55 millones, que de inmediato se viene abajo 20% en tres sesiones bursátiles. Le suspenden la cotización, pierde otro 10% y, más tarde, recobra 16%.

Según las investigaciones de la Commissione Nazionale de Società e Borse (Consob), las autoridades de la firma habían alterado la declaración patrimonial y la financiera, incluidas en el lanzamiento. Su propósito era dar una imagen irreal de solvencia.

El martes 13, se acentuaban las locas oscilaciones del título en el mercado abierto. Crudele gestiona el apoyo de Fitch, una calificadora de deuda privada no siempre transparente. La agencia se limita a dar por buenas aquellas dos declaraciones de la empresa.

Por fin, la compañía bresciana –sinónimo italiano de la “nueva economía”- retira el bono. Arguye “la finalidad prioritaria de tutelar el valor de la sociedad en el mercado, aunque esta emisión de obligaciones haya sido subscripta por entero”. El lunes 19, otro golpe de escena: a doce días de lanzado el papel y dos de suspendido, la Bolsa de Milán permite el reingreso de Finmatica a la rueda. La acción recobra casi 16%.

Al día siguiente, la fiscalía de Brescia remite siete exhortos y resuelve citar a Crudele, Bottari, los directores Giuseppe Pugliese y Daniele Giloli y tres síndicos (Amedeo Recussi, Francesco Siani, Mario Montella). El jueves 22, renuncian los dos ejecutivos superior, pero permanecen en la junta directiva. La justicia cita a ejecutivos de Fitch y la bolsa milanesa para que expliquen su comportamiento en el asunto. Desde el sábado 24, Crudele y Bottari están en arresto domiciliario.

El desbarajuste de Finmatica emula el ritmo de Parmalat. El 7 de enero, la empresa lanza un bono por € 55 millones, que de inmediato se viene abajo 20% en tres sesiones bursátiles. Le suspenden la cotización, pierde otro 10% y, más tarde, recobra 16%.

Según las investigaciones de la Commissione Nazionale de Società e Borse (Consob), las autoridades de la firma habían alterado la declaración patrimonial y la financiera, incluidas en el lanzamiento. Su propósito era dar una imagen irreal de solvencia.

El martes 13, se acentuaban las locas oscilaciones del título en el mercado abierto. Crudele gestiona el apoyo de Fitch, una calificadora de deuda privada no siempre transparente. La agencia se limita a dar por buenas aquellas dos declaraciones de la empresa.

Por fin, la compañía bresciana –sinónimo italiano de la “nueva economía”- retira el bono. Arguye “la finalidad prioritaria de tutelar el valor de la sociedad en el mercado, aunque esta emisión de obligaciones haya sido subscripta por entero”. El lunes 19, otro golpe de escena: a doce días de lanzado el papel y dos de suspendido, la Bolsa de Milán permite el reingreso de Finmatica a la rueda. La acción recobra casi 16%.

Al día siguiente, la fiscalía de Brescia remite siete exhortos y resuelve citar a Crudele, Bottari, los directores Giuseppe Pugliese y Daniele Giloli y tres síndicos (Amedeo Recussi, Francesco Siani, Mario Montella). El jueves 22, renuncian los dos ejecutivos superior, pero permanecen en la junta directiva. La justicia cita a ejecutivos de Fitch y la bolsa milanesa para que expliquen su comportamiento en el asunto. Desde el sábado 24, Crudele y Bottari están en arresto domiciliario.

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