EE.UU.: el año electoral arranca con despidos
Kraft Foods ha planeado unos 6.500 despidos. Como Kodak (12.000) o IBM (4.700), busca reestructurar o reducir costos eliminando empleos. Entretanto, George W. Bush no sabe cómo crearlos para no perder posibilidades de reelección.
La mayor empresa alimentaria de la América septentrional, segunda en el
mundo, bajará ampliamente las proyecciones de expansión, para fijarlas
en niveles realistas. Esto resulta de varios trimestres contablemente insatisfactorios.
Las reformas resultan de recientes cambios en la cúpula. Hace un mes,
Roger Deromedi quedaba como único director ejecutivo del grupo. Hasta
entonces, compartía el poder con Elizabeth Holden, cuyo fracaso la relegó
a la nueva división internacional de marketing y desarrollo de productos.
En realidad, el desplazamiento de Holden llevó a una reestructuración
que elimina la red de filiales. En su lugar, habrá una central (Estados
Unidos, Canadá) y una sola unidad para el resto, a su vez más
integrada que el antiguo sistema.
A criterio de analistas sectoriales, las modificaciones intentan no sólo
mejorar un pobre desempeño en materia de management. La propietaria de
marcas como Oreo (galletitas dulces) o quesos Philadelphia se prepara para separarse,
quizá ya en 2005, de Altria. Cuando aún se llamaba Philip Morris,
en 2001, esta firma había tomado 16% de Kraft.
Varios expertos comparan estos cambios con los operados por A. G. Lafley en
Procter & Gamble o James Kitts en Gillette. A propósito, Deromei
sigue en el directorio de la compañía canadiense. Por de pronto,
el modelo de cinco áreas de producto globales y dos unidades geográficas
es similar a los de esas dos empresas.
"Cuanto más modestas sean las proyecciones y más amplia
la eliminación de empleo, mejores serán las perspectivas a los
ojos de Wall Street". Así señala un informe de Crédit
Suisse First Boston. Por supuesto, Washington no lo ve así: sólo
en enero, el sector privado norteamericano ha anunciado 23.000 despidos, cosa
que enrarece el clima electoral (aunque el poderoso sindicalismo estadounidense
no mueva un dedo para defender el empleo).
La mayor empresa alimentaria de la América septentrional, segunda en el
mundo, bajará ampliamente las proyecciones de expansión, para fijarlas
en niveles realistas. Esto resulta de varios trimestres contablemente insatisfactorios.
Las reformas resultan de recientes cambios en la cúpula. Hace un mes,
Roger Deromedi quedaba como único director ejecutivo del grupo. Hasta
entonces, compartía el poder con Elizabeth Holden, cuyo fracaso la relegó
a la nueva división internacional de marketing y desarrollo de productos.
En realidad, el desplazamiento de Holden llevó a una reestructuración
que elimina la red de filiales. En su lugar, habrá una central (Estados
Unidos, Canadá) y una sola unidad para el resto, a su vez más
integrada que el antiguo sistema.
A criterio de analistas sectoriales, las modificaciones intentan no sólo
mejorar un pobre desempeño en materia de management. La propietaria de
marcas como Oreo (galletitas dulces) o quesos Philadelphia se prepara para separarse,
quizá ya en 2005, de Altria. Cuando aún se llamaba Philip Morris,
en 2001, esta firma había tomado 16% de Kraft.
Varios expertos comparan estos cambios con los operados por A. G. Lafley en
Procter & Gamble o James Kitts en Gillette. A propósito, Deromei
sigue en el directorio de la compañía canadiense. Por de pronto,
el modelo de cinco áreas de producto globales y dos unidades geográficas
es similar a los de esas dos empresas.
"Cuanto más modestas sean las proyecciones y más amplia
la eliminación de empleo, mejores serán las perspectivas a los
ojos de Wall Street". Así señala un informe de Crédit
Suisse First Boston. Por supuesto, Washington no lo ve así: sólo
en enero, el sector privado norteamericano ha anunciado 23.000 despidos, cosa
que enrarece el clima electoral (aunque el poderoso sindicalismo estadounidense
no mueva un dedo para defender el empleo).
