Indemnizaciones: la de Cortina en realidad no es tanto
A primera vista, Repsol pagó cara la ida de Alfonso Cortina: US$ 24 millones. Pero eso empalidece ante otros despidos empresarios en Estados Unidos y España. El tema ya despierta severas críticas del público y los medios norteamericanos.
Naturalmente, en general los medios españoles y latinoamericanos no suelen animarse a censurar “los millones percibidos por alguien que ya era multimillonario”, como observa el “Financial Times”. Menos en Argentina, donde jerarcas de gobiernos entre 1989 y 2001 abandonaron el poder munidos de considerables fortunas.
Por supuesto, el periódico londinense reproducía una cifra obtenida por su pariente español, “Expansión”. El monto quintuplica los emolumentos recibidos por Cortina –como presidente de la multinacional petrolera- en 2003 y decuplica las indemnizaciones cobradas por otros ejecutivos comparables en el negocio de hidrocarburos.
El despido de Cortina supera la paga total de catorce directores en 2003. Por otra parte, la suma fue negociada –sostiene la publicación- directamente entre el ex presidente y su sucesor, el catalán Antoni Brufáu, hasta entonces CEO de La Caixa, que tiene 15% de Repsol. Justamente con esa banca negocia Cortina la presidencia de Inmobiliaria Colonial, del mismo grupo financiero.
En verdad, Banco Santander Central Hispano, hoy dedicado a comprar entidades por media Unión Europea, había ido más lejos. El mayor banco privado peninsular, en efecto, le pagó a un ex copresidente alrededor de US$ 120 millones por marcharse a su casa.
No obstante, los US$ 140 millones que Michael Eisner, mandamás de Walt Disney Co., le regaló a su amigo Michael Ovitz son algo mucho más escandaloso. Para empezar, Eisner sacó a Ovitz del limbo y lo nombro director ejecutivo en 2003. Para seguir, se peleó con él y lo echó hace algunas semanas. En el intervalo, Ovitz no hizo absolutamente, salvo jugar al golf en horas de oficina.
Naturalmente, los accionistas del gigante de espectáculos están que trinan. Por de pronto, le exigen a Eisner adelantar su jubilación para 2005. Pero, entretanto, varias consultoras de opinión pública van revelando encuestas donde la imagen de Disney se hace pedazos. En vez del ratón Mickey o el pato Donald, la gente comienza a identificar la marca con Eisner y, peor, Ovitz (que ha sido silbado inclusive en la sinagoga que frecuenta).
El peso de los pecados no cae sólo sobre Disney. Según las consultoras Harris Interactive y Reputation Institute, las que están a la cola en una muestra de sesenta son Enron (última), Mobile Communications International (ex WorldCom, puesto 59), Halliburton (por el favoritismo de Richard Cheney, puesto 58), las quebradas Kmart y Adelphia Communications (57, 56), Alticor (ex Amway, por presionar a sus vendedores, puesto 55), Martha Stewart Living (54) y Tyco International (53).
Por el contrario, las líderes son firmas caracterizadas por la austeridad de sus ejecutivos y el buen trato a los empleados. Las primeras ocho son Johnson & Johnson, 3M, Coca-Cola, Procter & Gamble, UPS, Microsoft –pese los dividendos por US$ 1.390 millones percibidos por Wlliam Gates-, Sony (bueno, son japoneses) y FedEx.
Naturalmente, en general los medios españoles y latinoamericanos no suelen animarse a censurar “los millones percibidos por alguien que ya era multimillonario”, como observa el “Financial Times”. Menos en Argentina, donde jerarcas de gobiernos entre 1989 y 2001 abandonaron el poder munidos de considerables fortunas.
Por supuesto, el periódico londinense reproducía una cifra obtenida por su pariente español, “Expansión”. El monto quintuplica los emolumentos recibidos por Cortina –como presidente de la multinacional petrolera- en 2003 y decuplica las indemnizaciones cobradas por otros ejecutivos comparables en el negocio de hidrocarburos.
El despido de Cortina supera la paga total de catorce directores en 2003. Por otra parte, la suma fue negociada –sostiene la publicación- directamente entre el ex presidente y su sucesor, el catalán Antoni Brufáu, hasta entonces CEO de La Caixa, que tiene 15% de Repsol. Justamente con esa banca negocia Cortina la presidencia de Inmobiliaria Colonial, del mismo grupo financiero.
En verdad, Banco Santander Central Hispano, hoy dedicado a comprar entidades por media Unión Europea, había ido más lejos. El mayor banco privado peninsular, en efecto, le pagó a un ex copresidente alrededor de US$ 120 millones por marcharse a su casa.
No obstante, los US$ 140 millones que Michael Eisner, mandamás de Walt Disney Co., le regaló a su amigo Michael Ovitz son algo mucho más escandaloso. Para empezar, Eisner sacó a Ovitz del limbo y lo nombro director ejecutivo en 2003. Para seguir, se peleó con él y lo echó hace algunas semanas. En el intervalo, Ovitz no hizo absolutamente, salvo jugar al golf en horas de oficina.
Naturalmente, los accionistas del gigante de espectáculos están que trinan. Por de pronto, le exigen a Eisner adelantar su jubilación para 2005. Pero, entretanto, varias consultoras de opinión pública van revelando encuestas donde la imagen de Disney se hace pedazos. En vez del ratón Mickey o el pato Donald, la gente comienza a identificar la marca con Eisner y, peor, Ovitz (que ha sido silbado inclusive en la sinagoga que frecuenta).
El peso de los pecados no cae sólo sobre Disney. Según las consultoras Harris Interactive y Reputation Institute, las que están a la cola en una muestra de sesenta son Enron (última), Mobile Communications International (ex WorldCom, puesto 59), Halliburton (por el favoritismo de Richard Cheney, puesto 58), las quebradas Kmart y Adelphia Communications (57, 56), Alticor (ex Amway, por presionar a sus vendedores, puesto 55), Martha Stewart Living (54) y Tyco International (53).
Por el contrario, las líderes son firmas caracterizadas por la austeridad de sus ejecutivos y el buen trato a los empleados. Las primeras ocho son Johnson & Johnson, 3M, Coca-Cola, Procter & Gamble, UPS, Microsoft –pese los dividendos por US$ 1.390 millones percibidos por Wlliam Gates-, Sony (bueno, son japoneses) y FedEx.
